Miguel Ángel León Brázquez. Por fin, después de algunas trabas, estoy en Tel Aviv (Israel) para presenciar la 64 edición del Festival de la Canción de Eurovisión. Un país difícil de leer (todo está en hebreo y árabe), pero maravilloso para conocer.
He ido directamente del aeropuerto al evento sin poder disfrutar aún de la ciudad, tan sólo del pabellón que cobija a miles de periodistas y eurofans. A pesar de ser un año recatado no falta la luz propia de un país mediterráneo. El tiempo acompaña para ver todo de otro color. Días de sol que hacen más alegre la vista del festival. Letreros y banderas ondean al compás de la brisa marina y dan luz a las calles en dirección al recinto.
A mi llegada al «press centre» unas hamacas me reciben para darme la bienvenida con el nombre de la ciudad TEL AVIV.
En el escenario veremos un edificio y una marioneta de tres metros de altura que te invitarán a vivir y a disfrutar de esta actuación.
Antes de terminar el encuentro con la prensa se hizo el sorteo para ver la posición que ocuparía España en la final. El joven cantante cogió de la pecera un pequeño «rulo» de papel donde se decidía en cuál de las dos partes del espectáculo actuaría el próximo sábado 18 de mayo, con tan buena suerte que le ha tocado actuar en la segunda mitad del show. Ahora sólo queda esperar saber el puesto en el que cantará. ¡Mucha suerte Miki!