26 abril 2024

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Se inicia una segunda metamorfosis europea

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José Mora Galiana. Jamás en la historia de Europa, la responsabilidad del pensamiento y de la cultura (y de la acción política, diría yo) fue tan extraordinaria. Así concluye el libro de Edgar Morin y Mauro Ceruti que lleva por título Nuestra Europa y que vislumbra una segunda metamorfosis.

Tuvieron que ocurrir grandes catástrofes y desastres, como la Segunda Guerra Mundial, para que pudiera emprenderse una primera metamorfosis en Europa. Ahora, desde el sistema nervioso periférico, y tras las catástrofes del Mediterráneo, se están como iniciando unos primeros cambios orgánicos, que no afectan todavía al sistema central, el cerebro de Europa, que aún no se ha constituido. La metamorfosis que se inicia será incompleta y habrá que hacer no pocos esfuerzos para que nuestra oruga, encerrada en la crisálida, y sus fronteras, pueda transformarse en mariposa y volar airosa en libertad.

Pero no nos engañemos. Hace falta que nos agrupemos todos y que, desde dentro, empujemos en el mismo sentido hacia una transformación final. La celebración del 1 de mayo, día internacional del trabajo, es una buena noticia.

Hay que acometer el tema de las migraciones con amplitud de miras. No es impidiendo que entren los inmigrantes sino facilitando que vivan dignamente en sus lugares de origen, conforme al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo balance y objetivos deben analizarse en este 2015.

Como dice Mayor Zaragoza: “La cooperación internacional se convirtió en explotación y las ayudas en préstamos concedidos en condiciones draconianas. Más adelante, el neoliberalismo sustituyó a las Naciones Unidas por grupos de los países más prósperos de la Tierra (G-6, G-7, G-8… G-20) y fueron los «mercados» y no los Estados-Nación los que tomaron, en mala hora, las riendas del destino común”.

Además de los alarmantes índices de paro y desempleo o de empleo precario, y de desigualdades crecientes entre riqueza y pobreza, un par de catástrofes humanas y “naturales”, nos obligan a la metamorfosis: las continuas y numerosas muertes en el Mediterráneo, y lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Nepal, nos está sacudiendo internamente a toda la Comunidad Humana.

Vamos hacia una nueva era. Pero hay que restablecer los principios éticos, refundar Naciones Unidas y lograr un multilateralismo con capacidad de actuación eficiente, firme y eficaz. Sustituir la responsabilidad internacional por el voluntarismo no es suficiente para la construcción de la Comunidad Humana, máxime cuando por todas partes nos topamos con la corrupción sistémica.

Hay que hacer valer y mejorar las garantías del Derecho Internacional Público. No puede tolerarse la impunidad con la que actúan traficantes de toda índole; no puede ser que menos de un centenar de personas posean una riqueza superior a la de la mitad de la humanidad; no puede ser que sean grandes consorcios económicos los que decidan en lugar de gobernantes democráticos…

En estos temas, Mayor Zaragoza sigue insistiendo, convencido también en el necesario proceso de metamorfosis: “No, no puede ser que en Nepal deba improvisarse la asistencia internacional con personas admirables y heroicas que muestran su solidaridad en grados de heroísmo extraordinario cuando, como ya se ha propuesto reiteradamente, debería existir en unas Naciones Unidas refundadas, un centro mundial de coordinación de las instituciones locales y regionales preparadas específicamente para actuar en las distintas catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, etc.) o provocadas, de tal modo que se alcanzara el grado de socorro y atención que hoy permite la moderna tecnología».

No, no puede ser que cuando tantos seres humanos (el 80% de la humanidad, en un gradiente progresivo de precariedades) viven en las mínimas condiciones para una vida digna, se sigan invirtiendo cantidades ingentes en armas y gastos militares.

Impulsemos el proceso de metamorfosis, desde dentro, desde los distintos Estados Europeos: reflexionemos y cambiemos nuestro ser gusanos en crisálida por la posibilidad de ver con mente nueva y volar por un amplio horizonte. Es el tiempo de la cultura de transformación.

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