Ana Rodríguez. En la pasada edición de Fitur, Extremadura presentó una curiosa colección de cromos para escolares titulada ‘Mérida, mitos y leyendas ilustradas’. Este álbum, compuesto por 41 cromos adhesivos, habla sobre las historias más míticas de la capital extremeña, recogiendo leyendas como las nieblas de la mártir, los tesoros del Rey Salomón, Medusa o las VII Sillas. La iniciativa no habría sido posible sin el trabajo que desde hace tres años realiza la periodista Israel J. Espino, una mujer que ha convertido su pasión por este tipo de relatos en su manera de ganarse la vida.
Espino es natural de Mérida, pero a los 18 años marchó a estudiar Comunicación a Madrid, donde estuvo varios años, primero como universitaria y luego, cuando se licenció, trabajando en los medios. Pero llegó un momento en el que la añoranza de su tierra fue más fuerte y, cuando abrió la televisión extremeña no se lo pensó dos veces y retornó a su hogar. “Por entonces, si hacíamos reportajes en los pueblos, al terminar siempre le preguntaba al maestro o al cura de la localidad por las leyendas que tenían, para luego escribirlas porque me gustaba”, recuerda Israel.
Ya desde pequeña había tenido esa inquietud por este tipo de historias. Entonces le cogía prestado a su padre de la biblioteca de casa el libro de Rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, de cuya lectura, a pesar de darle cierto pavor, disfrutaba mucho.
Después de un tiempo ejerciendo en prensa, radio, televisión, gabinetes de instituciones públicas y un largo etcétera, Espino se quedó en paro hace ya unos tres años. “No fue como otras veces, en las que sabes que pronto volvería a salir algo. En ese momento estaban echando gente de todos sitios, incluso de esos en los que nunca despedían”, explica la periodista. Fue entonces cuando una amiga que trabajaba en el diario Hoy le propuso colaborar con el mismo creando un blog sobre leyendas. A Israel le gustó la idea porque le daba la oportunidad de escribir de lo que verdaderamente le apetecía.
Así nació Extremadura Secreta, un espacio que lleva ya tres años en funcionamiento y cuyo arrollador éxito pilló completamente por sorpresa a su autora. “Fue un pelotazo, empecé a abrir perfiles en redes sociales y luego empezaron a llamarme para dar conferencias. Al poco tiempo me contrataron en Cadena Cope, abriendo una sección de leyendas, y más tarde en Canal Extremadura, donde aún sigo. También tuve un espacio en RNE, una colaboración semanal a nivel nacional”, destaca la emeritense.
Uno de los momentos más emocionantes en este periodo de la vida de Israel fue cuando comenzó a trabajar con Iker Jiménez en ‘Milenio 3’ y ‘Cuarto Milenio’. “Dos reporteros del programa habían visto algunos de mis artículos y se los enseñaron a Iker y fueron a esos lugares a hacer reportajes», comenta. Más tarde le propusieron colaborar en algunos programas, cosa que sigue haciendo y que le encanta. “La primera vez que hablé por teléfono con Iker no me lo creía. Ahí estaba, ¡era la voz que escuchaba todas las noches para dormirme!”, comenta emocionada la periodista.
Pero en el camino de la extremeña se cruzó también otra persona que Israel admira profundamente, Jesús Callejo, director del programa de Radio 4 ‘La escóbula de la brújula’. Como recuerda Espino, se conocieron en un congreso en el que ambos impartían charlas y a raíz de ahí nació la colaboración con el espacio radiofónico del investigador. “Es un lujo poder trabajar con dos de las personas que más admiro”, pone de relieve la profesional.
Para la extremeña es un sueño poder dedicarse a investigar leyendas, ese término que ella define como relatos que “siempre tienen un pie en la realidad. Alguna de las personas que salen en ellas existieron, se encontraron tesoros… no son verdad al completo, pero sí en parte. Es muy bonito seguirlas, porque nos permiten creer en la magia, y es que en el fondo todos necesitamos creer que hay algo más”.
Entre las leyendas preferidas de la periodista se encuentran la de la serrana de la Vera y la torre de Floripes. De la primera, según explica la emeritense, ya escribió Lope de Vega. La versión oficial afirma que la serrana era una guapa mujer que fue engañada por su amor. Ella, apenada, se echó al monte donde vivía vistiendo pieles de los animales que cazaba y abusaba y mataba a los pastores de su zona, hasta que uno se escapó y la denunció, acabando con la vida de la mujer cuando lograron alcanzarla.
Si se investiga un poco en esta historia, se ve que hay algo más salvaje, y es que uno de los romances más antiguos de la zona habla de un ser, una bestia, mitad mujer mitad caballo, algo así como una centuara, hija de un pastor y de una yegua, que se apareaba con los hombres. Existe pues, como pone de relieve Israel, una vinculación entre ambas historias y además esta última entronca con las leyendas de seres mitológicos del norte de Cáceres y con las que se cuentan sobre la diosa madre en el norte de Extremadura.
Por otro lado está la magia que rodea a la torre de Floripes, una construcción del siglo XV que se encuentra cerca de Garrovillas de Alconétar, en el perímetro del embalse de José María de Oriol-Alcántara II y que el agua cubre la mayor parte del año. Dice la leyenda que la princesa Floripes era hermana del gigante de Fierabrás, el mismo que en El Quijote de Cervantes tenía toneles con un bálsamo que era capaz de curar todas las enfermedades. Los caballeros franceses vencieron a Floripes y los toneles de Fierabrás acabaron en el agua. La leyenda cuando que la madrugada del 24 de junio, día de San Juan, los toneles emergen y pueden verse desde la orilla.
Otra leyenda, explica Israel, asegura que los templarios guardaban en la torre de Floripes un mantel mágico traído de Tierra Santa que, al extenderlo cuando tenían invitados, se llenaba de comida. Hay quienes aseguran que ese mantel es el que se guarda en la catedral de Coria como el de la Última Cena y, por ello, los mismos científicos que analizaron la Sábana Santa de Turín están haciendo lo propio con este mantel.
A vista de tales relatos, como quien no quiere la cosa, unas historias acaban entrelazándose con otras, un hecho curioso que fascina a la periodista extremeña y le hace interesarse aún más por el que ha acabado convirtiéndose en su oficio.
En este sentido, hace algo más de un año, Israel pensó que si escribía y contaba por radio y televisión estas leyendas, ¿por qué no hacerlo cara a cara? Así que la emeritense se lanzó a montar su propia empresa, denominada también Extremadura Secreta, en la que realiza rutas nocturnas contando estas historias, de distintas épocas y temáticas, por la ciudad de Mérida.
En la actualidad, además de promocionar el álbum de cromos, del que pronto saldrá una segunda edición porque la primera ya ha “volado”, Israel está escribiendo un libro, 50 lugares mágicos de Extremadura, para el cual está actualmente documentándose, es decir, desplazándose a distintos pueblos para hacer indagaciones, hablar con las gentes, tomar fotografías, etc.
Si hace un par de años alguien le hubiera dicho a Espino que acabaría dedicándose a investigar leyendas, jamás se lo habría creído: “estoy encantada porque hago el periodismo que me gusta. Jamás pensé que podría vivir de esto, pero cuando haces lo que te apasiona, la gente lo nota y lo valora”, comenta divertida.
En resumidas cuentas, para la periodista en la sociedad actual “hemos cambiado la hoguera de nuestros antepasados o el brasero de nuestros abuelos por Internet. En todos ellos se narran historias, leyendas, se charla… porque a todos nos gusta pensar que hay algo más allá de la realidad, sobre todo cuando ésta es tan dura. A través de estas historias podemos conocer lo que pensaban nuestros antepasados, en qué creían”, explica la emeritense.
El éxito de Israel, según reconoce ella misma, reside en que “a todos nos gusta que nos cuenten cuentos con ese pie en la realidad, como cuando éramos pequeños, porque las leyendas son eso, cuentos que se cuentan a los mayores«. Así pues, sean buenos niños adultos y no pierdan la oportunidad de entusiasmarse con estas narraciones mágicas que, en el fondo, sí que esconden algo de verdad.