

Ana Rodríguez. Los Premios Goya están a la vuelta de la esquina y la Academia de Cine ya ha dado a conocer las candidaturas en las distintas categorías de esta 29 edición de los ‘Oscar españoles’. Una de las cintas que ha logrado meterse en ocho de ellas es WildMed, el último bosque mediterráneo, una película candidata a mejor película, mejor dirección novel, mejor dirección de fotografía, mejor película documental, mejor guión original, mejor montaje, mejor sonido y mejor música original.
El gran artífice de este valioso documento audiovisual es su director, Arturo Menor, un biólogo metido a cineasta que ha querido retratar la fauna y la flora de Sierra Morena en su primer largometraje. WildMed se estrenó el pasado 3 de octubre en el Festival Internacional de Cine de Naturaleza de Vaasa (Finlandia), donde obtuvo el Premio a la mejor película de gran impacto; y más tarde también se llevó el Premio a la mejor película en el Wold of Knowledge International Film Festival de San Petersburgo (Rusia) y el Premio Prismas a la mejor película de divulgación científica que otorga la Casa de las Ciencias de A Coruña.


Estos tres reconocimientos y el hecho de que la cinta se esté empezando a distribuir en 180 países, hacen de WildMed el documental español producido en 2014 con mayor proyección internacional y una gran alegría para Arturo Menor, que sueña con llevarse el Goya a la mejor dirección novel, aunque reconoce que cree tener más posibilidades en la categoría de mejor película documental.
El 27 de diciembre se reunirán los académicos para votar y el 7 de enero se dará a conocer a los nominados. De cualquier modo, conserve o no WildMed todas sus candidaturas y acabe compitiendo por llevarse algún que otro Goya, su director ya se siente “muy contento porque esta repercusión nos permite hacer más películas, seguir con esto. La verdad es que nunca me lo imaginé”.


Pero ¿quién es Aturo Menor? ¿Ese hombre que de la noche a la mañana se ha colado en las pantallas de todo el mundo para mostrar un trocito de la naturaleza española? Pues para conocerlo un poco mejor, digamos que este biólogo nació en Talavera de la Reina (Toledo), aunque con tres meses sus padres se trasladaron a Las Vegas de San Antonio, un pequeño pueblo de 250 habitantes, donde vivió hasta los 14 años. Precisamente fue en este municipio toledano donde surgió el interés por la naturaleza del director de cine, ya que allí vivía en permanente contacto con los animales y el campo y le encantaba observar a los pájaros y trepar a los árboles.
Menor recuerda que con sólo dos años, antes de saber leer, ya le llamaban la atención los libros de animales: “me fascinaban las jirafas, los elefantes, los rinocerontes… y en la biblioteca del colegio siempre cogía los ejemplares de fauna”. Además, el toledano pone de relieve que su generación, la de los 70, estuvo marcada por Félix Rodríguez de la Fuente, una persona muy querida y “la más famosa del país” por aquel entonces. “Yo veía todos los días El hombre y la tierra y, como yo, muchos de los que ahora son biólogos o ingenieros de montes, y que seguro que escogieron su profesión gracias a Félix”, afirma el profesional.


Con 14 años, el cineasta ingresó en el Instituto de Talavera, donde coincidió con otros jóvenes que formaban parte de una asociación de ornitología y se reunían los fines de semana para salir al campo a observar aves.
Cuando tuvo edad, Menor estudió Biología en la Universidad de Córdoba, especializándose en Zoología y siendo alumno interno del Departamento de Biología Animal de la UCO. Más tarde, comenzó a trabajar en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, donde ejerció durante siete años como especialista en observación de especies amenazadas, potenciando las poblaciones de conejos y trabajando con murciélagos, nutrias, peces, etc.
Sin embargo, “llegó un momento en el que cada vez iba menos al campo y pasaba más tiempo haciendo informes y rellenando papeles. Me había convertido en un administrativo de la Junta de Andalucía especializado en Medio Ambiente”, reconoce el biólogo. Así que, como siempre le había gustado mucho otro tipo de artes como la pintura y la fotografía, decidió dejar su trabajo en la entidad pública y montar su propia productora: Acajú Comunicación Ambiental.


En su nueva ocupación fue despacio y empezó realizando cortometrajes, un total de 15 hasta el día de hoy, que han sido para él como una escuela de aprendizaje. De hecho, dos de estos documentales breves han sido premiados en festivales internacionales, se trata de Ecología de la muerte, ganador del premio a la mejor película científica del Festival de Cine de Ronda y de la mejor película de investigación del Festival de Zaragoza; y de Amigos del aire, que obtuvo el Premio Fundación Biodiversidad de Innovación, Liderazgo y Comunicación Ambiental, dotado con 6.000 euros, así como el Premio RTVA a la Mejor Producción Andaluza.
Pero en 2011, Menor pensó que era hora de echarle valor y hacer algo más grande, un largometraje. Así, después de tres años y medio de intenso trabajo (uno de preproducción y más de dos de rodaje), vio la luz WildMed, “una descripción de Sierra Morena, un retrato de sus hábitats, de sus distintos tipos de bosque: acebuche, dehesa de encina y alcornoques, y dentro de cada uno, una especie como protagonista: el lobo, el lince y el águila imperial. Además, también es una llamada de atención sobre la enfermedad de la seca”, explica el director de la cinta.


Pero, ¿por qué Sierra Morena? La repuesta de Menor es clara: “porque aún no está suficientemente reconocido su valor medioambiental, no le pasa como a Doñana, Cazorla, Sierra Nevada, etc. Y además porque Sierra Morena en su conjunto es una gran mancha de bosque de un millón de hectáreas y el único espacio del mundo donde convive la fauna del bosque mediterráneo: el lince, el lobo, el águila y otras especies como la cigüeña. Eso no lo hay ni en Monfragüe ni en Caballeros, Sierra Morena es única. Sólo los Montes de Toledo, si logran recuperar los lobos y el lince, estarían casi a la par”.
La grabación de WildMed, como la de cualquier producción en la que los ‘actores’ son ‘incontrolables’, no ha sido nada sencilla. De hecho, se plantearon inicialmente unas 50 secuencias distintas y, tras evaluar el nivel de dificultad, muchas de las más complejas y que no implicaban a especies emblemáticas se acabaron descartando. Pero el resultado no ha dejado a nadie indiferente, como indica el director, “la gente cuando ve la cinta se sorprende porque no se espera tanto animal visto desde tan cerca y con tanta nitidez. Cuando miro a los espectadores mientras visionan la película, me fijo en cómo reaccionan y si se ríen, se asustan, etc. significa que he conseguido que se metan en la historia y transmitir sensaciones con imágenes y música”.


Para este documental, su director ha sabido rodearse de grandes profesionales, concretamente de los mejores conservadores, biólogos y naturalistas de toda España, que le han ayudado a localizar y captar las imágenes de las especies recogidas. “El operador de cámara José Antonio Vallejo ha estado conmigo desde el principio, y también han colaborado Jesús Olmedo, Carlos de Hita y Javier Arnanz, entre muchos otros”.
Una pequeña parte de la financiación de la película, cuyo costo total ha ascendido a 756.00 euros, ha sido subsanada gracias a una acción de crowdfunding, con la que consiguieron recaudar 9.600 euros. Con estas cifras, puede decirse con total certeza que WildMed es una gran producción en lo que a temas de naturaleza se refiere.
De cara al futuro, Menor está terminando una serie para el proyecto Life Iberlince, aunque ahora lo que no le faltan son propuestas, opciones laborales que van desde películas a series internacionales (Nueva Zelanda, Costa Rica, Sudáfrica…), aunque el biólogo asegura que primero necesita que pase este éxito de WildMed para pensar con tranquilidad qué quiere hacer.
Por otro lado, en lo que a conservación en general se refiere, el cineasta considera que se está haciendo buen trabajo para preservar las especies, aunque sería necesario dar mayor importancia a la educación ambiental, “y una buena herramienta para ello es hacer cine de naturaleza. Sirva de ejemplo El hombre y la tierra, que cambió la forma de pensar de un país. El lobo dejó de ser una alimaña a la que había que dar caza, se formaron vocaciones y se difundió la idea de la conservación. Gracias a Félix Rodríguez de la Fuente hoy tenemos linces y lobos en los campos”, pone de relieve el biólogo.


En este sentido, el director de WildMed destaca que la Administración Pública no tiene recursos suficientes para proteger el medio, siendo la conservación de la naturaleza posible porque los ciudadanos se implican en ella. Esta afirmación la lleva Arturo Menor a rajatabla, siendo él mismo colaborador desde los años 90 de Esparvel, una agrupación naturalista con la que lleva a cabo acciones de conservación. Asimismo, el toledano ayuda a la protección del lince ibérico a través del programa europeo Life Iberlince, para el que además de trabajar activamente destina una partida económica.
No bastante con todas estas actividades, el director de cine tiene otra faceta, la de investigador científico de la Universidad de Huelva. Desde hace más de diez años, el biólogo pertenece al grupo de investigación de Zoología, con el que está haciendo su tesis doctoral sobre la historia de la naturaleza de Andalucía.
En suma, Arturo Menor es un apasionado de la naturaleza y WildMed el resultado de ese amor, de un trabajo que le hace feliz y que está por encima del dinero o la seguridad laboral. Siendo las cosas así, es normal que este documental sobre Sierra Morena no haya pasado inadvertido y que sus contenidos universales se extiendan por todo el mundo. Quizás llevarse algún Goya sea un reconocimiento añadido al ya de por sí gratificante objetivo de educar en valores ambientales al público. Un plus para el que habrá que esperar al próximo 7 de febrero.