

Ana Amador. Cuenta la tradición que hasta las tierras del extremo noreste de Hispania, llamadas por los romanos Finis Terrae, viajó el apóstol Santiago para predicar las enseñanzas del Evangelio. Al regresar a Palestina, en el año 44, fue torturado y decapitado por orden de Herodes Agripa. Aunque el gobernante prohibió que fuese enterrado, en secreto sus discípulos trasladaron su cuerpo durante la noche hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada y sin tripulación. En ella depositaron un sepulcro de mármol con el cuerpo del Apóstol y emprendieron un viaje que les llevó hasta Iria Flavia, la capital de la Galicia romana, donde enterraron su cuerpo en un cementerio cerca del bosque de Liberum Donum y construyeron un altar sobre el arca de mármol.
Hacia la segunda o tercera década del siglo IX, su tumba fue descubierta por un ermitaño, quien trasladó la historia a Teodomiro, obispo de Iria, y posteriormente el clérigo informó del hallazgo al rey astur Alfonso II el Casto. El monarca peregrinó desde Oviedo hasta la tumba y proclamó al apóstol Santiago patrono del reino, edificando en el lugar un santuario que más tarde se convertiría en la Catedral de Santiago de Compostela.


A partir de ese momento surgieron números milagros y apariciones legendarias, como la historia del jinete sobre un caballo blanco que ayudó a Ramiro I a vencer a las tropas de Abderramán II en la batalla de Clavijo. Según cuentan, el misterioso guerrero resultó ser el apóstol Santiago y ese relato le convirtió en el patrón de la reconquista. Todas estas historias estaban destinadas a infundir valor a los guerreros que luchaban contra el avance del islam, pero también ayudaron a que poco a poco se trazaran numerosas rutas de peregrinación.
Siglos después, concretamente en el año 1998, el Camino de Santiago fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, un reconocimiento que ha demostrado internacionalmente su gran importancia religiosa, cultural y turística. Entre las rutas más destacadas se encuentra el Camino Francés o el Camino del Norte, sin embargo también surgieron otros itinerarios como la Vía de la Plata y los Caminos Mozárabes, que jugaron un papel destacado en las peregrinaciones desde el sur de la Península.


Los Caminos Mozárabes malagueños. Según algunos historiadores, estos trayectos fueron las primeras rutas que utilizaron los cristianos que vivían en los reinos árabes para peregrinar hacia Santiago entre los siglos IX y X. Así lo atestiguan hitos arqueológicos como la iglesia de Bobastro en Ardales y bellos ejemplos de iglesias rupestres, como las de Coín, Ronda, Archidona o Villanueva de Algaidas. Curiosamente, esta última se encuentra junto a uno de los senderos.
La recuperación de los Caminos Mozárabes de Santiago es una iniciativa en la que han trabajado intensamente las asociaciones jacobeas andaluzas, en este caso concreto la Asociación Jacobea de Málaga desde 1999. Según Juan Guerrero Gil, presidente de la Asociación Jacobea de Málaga, “buscamos los caminos, realizamos el trazado y la señalización, abrimos albergues municipales y los mantuvimos”. Además, matiza que “la responsabilidad de la Asociación Jacobea de Málaga va desde Málaga capital a Córdoba capital. Son 209 kilómetros que abarcan 15 pueblos, incluyendo Málaga. En todos hay albergues y los caminos están perfectamente señalizados”. A esta iniciativa se unieron después la Diputación de Málaga, que ayudó a poner postes identificativos y los ayuntamientos de las localidades por las que pasan los caminos.


Desde 2009 hasta diciembre de 2013, este trabajo fue impulsado gracias a la ayuda económica de un proyecto de cooperación interterritorial formado por 14 Grupos de Desarrollo (GDR), 12 andaluces y 2 extremeños. Entre los andaluces participaron los GDR del Valle del Guadalhorce, GDR Comarca de Antequera y GDR NORORMA.
En la actualidad, este recorrido que un día unió las provincias andaluzas con la capital gallega volverá a ser transitado gracias a la I ‘Ruta Pueblos de Málaga en el Camino Mozárabe’. En esta ocasión la actividad, que se desarrollará desde el 29 de noviembre hasta el 9 de mayo de 2015, ha sido promovida por la Asociación Jacobea de Málaga y los Ayuntamientos de Almogía, Cuevas Bajas, Villanueva de Algaidas y Villanueva de la Concepción, en colaboración con la Diputación de Málaga.


La ruta consta de diez etapas, con un itinerario de un total de 209 kilómetros a través de diversas comarcas del interior malagueño. El trayecto parte de la Iglesia de Santiago en Málaga capital y toma dirección norte hacia Almogía, para después atravesar Villanueva de la Concepción. Tras cruzar las estribaciones de El Torcal, el camino avanza hacia Antequera, recala en Villanueva de Algaidas y alcanza Cuevas Bajas, antes de cruzar el río Genil y entrar en la provincia de Córdoba. Por esta última provincia, los viajeros recorren las localidades de Encinas Reales, Lucena, Doña Mencía, Castro del Río, Santa Cruz y finalmente llegan a Córdoba, antigua capital de Al Andalus.
Desde ahí los peregrinos se dirigen por el Valle de los Pedroches a la Serena, situada en la provincia de Badajoz, donde enlaza en Mérida con la Vía de la Plata hasta llegar a Santiago de Compostela. Según matiza José Cabrera, alcalde de Villanueva de Algaidas, la distancia desde los Caminos Mozárabes hasta Santiago “ es de 1.152 kilómetros, en torno a mes y medio o dos meses andando”.
La riqueza cultural del Camino Mozárabe por la provincia de Málaga. Gracias a esta experiencia, los peregrinos podrán disfrutar no solo de los bellos paisajes, sino también de la riqueza turística, cultural o gastronómica de las localidades que conforman estos trayectos.


El Camino parte desde la Iglesia de Santiago en Málaga capital hasta Almogía y durante este recorrido se pueden contemplar destacados tesoros patrimoniales como la Catedral, el teatro romano y la alcazaba árabe en Málaga capital. Esta etapa ofrece la posibilidad de visitar la Torre de la Vela, que son los restos del antiguo castillo árabe que sirvió de fortaleza desde 1410 hasta 1487.
Las siguientes etapas transcurren por el municipio de Villanueva de la Concepción, donde se encuentran hermosas infraestructuras históricas como el Puente del Horcajo, el Puente del Paraíso o el Puente del Garrayo (siglo XVIII) y recorre el término municipal de Antequera.
La cuarta etapa atraviesa la localidad de Villanueva de Algaidas, donde se encuentran unas ermitas rupestres de la época mozárabe fechadas en el siglo IX. Este conjunto construido en la roca sirvió como punto de referencia para los cristianos que vivieron en territorio árabe durante la Edad Media. De hecho, el número elevado de mozárabes en la región fue un factor considerado clave para que Omar Ibn Haffsun convirtiera este territorio en uno de sus puntos de referencia durante la revuelta contra los Omeya.


En esta localidad también están ubicadas las ruinas del convento franciscano del siglo XVI y los visitantes pueden disfrutar de las obras del escultor contemporáneo Miguel Berrocal, su exponente artístico más significativo.
Finalmente, los Caminos Mozárabes alcanzan en la provincia de Málaga Cuevas Bajas. Por este municipio pasa el río Genil, un punto de referencia en Andalucía para los amantes de deportes como piragüismo y rafting. En este pueblo también se conservan la antigua noria de la Agusadera y otros enclaves patrimoniales, como la iglesia San Juan y las aldeas de la Moheda y el Cedrón.


La importancia del turismo activo. El Camino Mozárabe también coincide en 10,1 kilómetros (de Villanueva de Algaidas a Cuevas Bajas) con la etapa número 15 de Gran Senda, una ruta de senderismo que recorre 656 kilómetros.
Según Marina Bravo, diputada de Medio Ambiente de Málaga, “lo bueno que tiene el Camino Mozárabe, en general, es su variedad paisajística de gran riqueza visual. Son etapas muy bonitas y sencillas, aunque hay alguna de subida de monte que resulta fácil de hacer porque está muy trabajada”. Asimismo, considera que este proyecto es para los municipios malagueños en los que se desarrolla “una oportunidad para incentivar el turismo, desarrollar el tejido empresarial y generar empleo. Sería una gran oportunidad para los jóvenes de trabajar en el sector de la hostelería, servicios o deportes de aventura, cuyas actividades actualmente están generando una gran demanda”.