
Redacción. La misión espacial Gaia, en la que participa un equipo de científicos e ingenieros de la Universidad de Barcelona, que son miembros del Instituto de Ciencias del Cosmos de la UB (ICCUB) y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), ha descubierto su primera supernova a partir de las observaciones efectuadas sobre un cuerpo celeste el pasado 30 de agosto.
Las observaciones espectrofotométricas del satélite Gaia, lanzado con éxito el 19 de diciembre de 2013, y el seguimiento que se ha hecho desde observatorios terrestres han confirmado que se trata de la explosión de una supernova del tipo Ia a 500 millones de años luz de distancia.
La observación de un aumento repentino de la luminosidad de este cuerpo celeste -en un factor seis- respecto a la observación hecha un mes antes activó el sistema de alertas. Para confirmar la naturaleza de la supernova, los astrónomos complementaron los datos del satélite Gaia con otras observaciones basadas en los telescopios Isaac Newton (INT) y Liverpool del Observatorio del Roque de los Muchachos, en Las Palmas de Gran Canaria. Según Nadejda Blagorodnova, del Instituto de Astronomía de Cambridge, «en el espectro de esta fuente pudimos identificar la presencia de hierro y otros elementos que se encuentran en las supernovas».
«Ésta es la primera supernova de lo que esperamos que sea una serie de grandes descubrimientos de la misión Gaia», destaca Timo Prusti, investigador de este proyecto emblemático que ha situado Europa al frente de la investigación en Astrometría.
Cabe recordar que Gaia es un satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) que durante cinco años recogerá datos de mil millones de estrellas para construir el mapa en 3D de la Vía Láctea más preciso que se haya hecho hasta ahora, así pues la misión que lleva su nombre contribuirá a arrojar conocimiento sobre la historia de la Vía Láctea, desde los orígenes hasta el estado actual, mediante la medida de las posiciones, distancias y movimientos de mil millones de estrellas y el estudio de sus propiedades físicas, como la edad y la composición química.
Asimismo, expertos de la Universidad de Barcelona han desarrollado una aplicación desde la que se puede seguir el proceso de la misión.