Alejandro Díaz. Es realmente fascinante poder llegar a ser conscientes del número de aviones que sobrevuelan nuestro territorio nacional. AENA, entidad pública empresarial encargada de la navegación civil aérea y de los aeropuertos civiles en España, nos facilita el dato, y ésta asegura que alrededor 2.500 aviones se encuentran justo en este preciso instante sobrevolando las «autopistas virtuales» o aerovías, que dibujan el territorio español. 2.500 aviones significa, con una media de 250 personas por cada avión, una cifra de 625.000 vidas surcando los cielos, diariamente.
Por fortuna, España tiene una media de un accidente aéreo cada 25 años. Lógicamente, cuando escuchamos alguna catástrofe de dichas magnitudes, su relevancia suele ser mundial ya que en el instante que este ocurre, pueden perderse, por la media anteriormente mencionada, 250 vidas. Pero se nos olvida pensar que más de 250 vidas se pierden a lo largo de un día en todo el mundo a causa de los accidentes de tráfico, por poner un ejemplo. En relación con la aviación, pueden pasar 5 ó 6 meses, con cada uno de sus días, y no producirse un accidente aéreo en todo el mundo. Imagínese 5 ó 6 meses sin escuchar un accidente de tránsito en cualquier medio de comunicación, quizá se le esboce una breve sonrisa por la utopía que presentan estas palabras, pero en la aviación ha llegado transcurrir incluso un año entero.
La universidad de Ciencias Aplicadas de Zurich (ZHAW) ha realizado un estudio que muestra la actividad mundial de tráfico aéreo en un día completo. Su investigación nos enseña unos resultados de 93.000 vuelos diarios desde 9.000 aeropuertos de todo el mundo, con una cantidad mínima de 13.000 aviones en el aire cruzando las fronteras de los estados en cualquier momento del día. La tasa de accidentes aéreos tocó el mínimo histórico durante 2011 y se situó en 0,37 la probabilidad de sufrir el mismo. Representando estas cifras a niveles mas entendibles, el equivalente es de un accidente por cada 2,7 millones de vuelos.
Las 230 compañías aéreas miembros de IATA (La Asociación Internacional de Transporte Aéreo), que representan el 93% del tráfico aéreo mundial, superaron la media del sector con una tasa de 0,25%, el equivalente a un accidente por cada cuatro millones de vuelos. Si volvemos a representar estas cifras a algún ejemplo cotidiano de nuestros días, el simple hecho de salir de la ducha con cuidado para no tener un resbalón con una mala caída debe de preocuparnos más que el gesto de abrocharse el cinturón de seguridad en cualquier aparato obra de la ingeniería aeronáutica, los datos lo amparan.
En cualquier compañía española, puede existir más de un piloto que pueda llevar a sus espaldas cerca de 10.000 horas de vuelo y haber recorrido como 9 millones de kilómetros, es decir, han podido dar 250 vueltas alrededor de la tierra y en todo este tiempo nombrado, tener una o ni siquiera ninguna emergencia declarada. Recalcar que todas las emergencias declaradas se hacen públicas oficialmente desde Aena para cubrir los derechos de los pasajeros y que estén completamente informados sobre las compañías que desean operar.
La seguridad nacional y mundial de los aeropuertos se ha visto reforzada desde hace 12 años. Es fácil escuchar comentarios sobre el no entender de los pasajeros cuando al querer entrar en la zona de embarque, les ponga tantas limitaciones. AENA, OACI, IATA y el ejercito aéreo español velan por nuestra seguridad aérea sin descanso con más de centenares de ojos puestos en sus monitores para coordinar que todo fluya con total normalidad. Para que un avión civil pueda despegar ha pasado por un riguroso control de seguridad que AENA impone a todas las compañías que operan territorio nacional. Hemos sufrido recientemente una «semana negra» en el mundo de la aviación, pero la seguridad aérea queda fielmente garantizada.