‘Unida a la muerte’, una obra… ¿de Bécquer?

Libro sobre el poema 'Unida a la muerte'. / Foto: Moisés Núñez.
Libro sobre el poema 'Unida a la muerte'. / Foto: Moisés Núñez.
Libro sobre el poema ‘Unida a la muerte’. / Foto: Moisés Núñez.

Ana Rodríguez. Hace casi 143 años que desapareció el poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer. Nos legó su obra, el fruto de su ingenio, de una pluma virtuosa no exenta, a pesar del paso del tiempo, de incógnitas y misterios como los que encerraban sus Leyendas. Al halo que envuelve la figura del escritor sevillano, propio del tiempo literario que le tocó vivir, se añaden curiosidades que alimentan su historia. Una de ellas es la aparición, en 1998, de un texto titulado Unida a la muerte, publicado en 1930 y sobre el que, a día de hoy, aún existen dudas de si nació o no de la mano de Bécquer.

El primero en percatarse de la existencia de este relato fue el filólogo, periodista y escritor Félix Morales Prado. Éste se encontraba en 1998 ojeando los stands de la Feria del Libro de Sevilla cuando en el de la librería de viejo ‘El desván’ descubrió un ejemplar que llamó su atención. Se trataba de uno de los volúmenes de la colección ‘El cuento azul’, colección que recopilaba textos de autores de reconocido prestigio, y que en ese número en concreto, el seis, daba cabida a Unida a la muerte, de Gustavo Adolfo Bécquer.

El autor Félix Morales. / Foto: Moisés Núñez.
El autor Félix Morales. / Foto: Moisés Núñez.

“Aquel título no me sonaba, así que me llevé el libro a casa y empecé a buscar información y a preguntar a mis contactos, entre ellos, al becqueriano sevillano Fernando Ortiz”, explica el propio Morales. Tras dos días, su compañero tampoco supo darle respuesta –ningún relato parecido se hallaba entre los diversos intentos de recopilación de las obras completas de Bécquer- y fue entonces cuando Félix Morales, junto al escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, se pusieron a trabajar en un libro sobre este descubrimiento literario que vio la luz en mayo de 1999.

Esta edición de Unida a la muerte, publicada por la editorial Algaida en colaboración con la Diputación de Sevilla, incluía una introducción seguida del texto original. Como explica Félix Morales, su labor en estas palabras previas fue de “cotejo, pues veía en el relato muchas similitudes con su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas (1858): en su redacción, estilo y descubrí también numerosas coincidencias léxicas y semánticas”.

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer por su hermano, el pintor Valeriano Bécquer (1862).
Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer por su hermano, el pintor Valeriano Bécquer (1862).

Como anécdota, cuando el libro de Morales y Rodríguez Almodóvar se publicó, el por entonces director de la Biblioteca Nacional, Luis Alberto de Cuenca, se puso en contacto con los autores para comentarles que no encontraban ningún ejemplar de aquella obra de Bécquer en la BNE. “Debe estar, pero no catalogada, le dijimos, y al día siguiente nos volvió a llamar diciendo que la habían localizado”, recuerda Félix Morales.

Sin embargo, no tardaron en salir a la palestra voces que afirmaban que el autor del poema en prosa Unida a la muerte no era el poeta romántico sevillano. Una de las personas que más enérgicamente negó la autoría becqueriana fue Rafael Montesinos –entre otros, escribió el libro Bécquer. Biografía e imagen-, quien aseguraba que era su amigo Fernando Iglesias Figueroa el que estaba detrás de esta obra.

Entre 1923 y 1924, Iglesias Figueroa se propuso compilar los textos de Bécquer, incluyendo, además de los poemas y demás creaciones que el poeta legó a sus amigos y primeros editores Augusto Ferrán, Rodríguez Correa y Narciso Campillo en el manuscrito Libro de los gorriones, otras redacciones del sevillano que habían sido publicadas en revistas, periódicos, etc de la época. En dicha recopilación, que acabó ocupando tres tomos, Iglesias incluyó obras de su propia cosecha que hizo pasar por escritos de Bécquer, entre ellas varias rimas, dos leyendas, una de las Cartas desde mi celda, cartas de Bécquer y de Rodríguez Correa y el famoso ‘Para Elisa’, un poema que Fernando dedicó a Elisa Pérez Luque, su esposa, cuando eran novios. Rafael Montesinos descubrió el engaño de Iglesias Figueroa, pero no fue hasta después de su muerte que contó la verdad.

Nota preliminar de 'Unida a la muerte'.
Nota preliminar de ‘Unida a la muerte’.

Ante esta situación, Morales y Rodríguez aseguran que la prueba de que Unida a la muerte es de Bécquer se encuentra en la nota preliminar del original, que reza así: “Una copia del manuscrito original la guardaba entre sus papeles el gran amigo de Bécquer, Juan de la Puerta Vizcaíno, de cuyas manos pasó a las de Julio Nombela, compañero inseparable del poeta también. La dedicatoria “A la señorita M.L.A.” coincide con la de la última Carta desde mi celda”.

“Según Iglesias Figueroa, y así lo incluye en sus Páginas desconocidas, existían 10 Cartas desde mi celda, ya que fue él mismo quien añadió una a las nueve que escribió Bécquer. La citada dedicatoria aparece en la carta número nueve, no en la 10, por lo que si hubiera sido Iglesias Figueroa el autor de Unida a la muerte, en la nota preliminar apuntaría a la penúltima carta, no a la última”, explica Félix Morales.

Pero las controversias no acaban aquí. Un par de años más tarde, el especialista en Bécquer y catedrático de literatura Joan Estruch aseguraba haber dado con la tecla al poner de relieve que Unida a la muerte es una traducción del poema narrativo La novia de Abydos (1813) de Lord Byron, y que no salió de la pluma del sevillano, entre otros motivos, porque éste no sabía inglés. En aquel entonces, Rodríguez y Morales comprobaron que, efectivamente, “era una versión, no una traducción”, de aquel original del barón inglés, pero señalan que Gustavo Adolfo “estuvo en la Escuela de Navegantes de Sevilla, y allí enseñaban inglés básico. Además, podía tener amigos que hablaran el idioma y se lo tradujeran. No olvidemos que Bécquer era un forofo de Byron”.

Félix Morales insiste además en que el escritor sevillano “tiene una versión de Hamlet y nadie se la discute, y la segunda estrofa de la rima número 13 es una copia literal de los cuatro primeros versos de otro poema de Byron. ¿Por qué no pudo hacer lo mismo con Unida a la muerte?”.

Félix Morales está convencido de que Bécquer versionó la obra de Byron. / Foto: Moisés Muñoz.
Félix Morales está convencido de que Bécquer versionó la obra de Byron. / Foto: Moisés Muñoz.

Otro de los argumentos en contra que aportaba Estruch, esta vez basándose en el Diccionario Etimológico de Joan Corominas, es que algunas de las palabras que aparecen en la leyenda –concretamente tres: diván, firmán y otomana– se introdujeron en la lengua española tras el fallecimiento de Bécquer. Sin embargo, el profesor de la Universidad de Sevilla Miguel Ángel Pineda comprobó que estos términos habían sido empleados por escritores que vivieron en la misma época que el autor de Rimas y leyendas y, además, que aparecen en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española hasta 1864 (seis años antes de que falleciera el poeta).

Asimismo, en 2003 Pineda creó una base de datos lingüística que permite conocer el uso de una palabra, su frecuencia y los contextos en los que aparece en unos textos concretos, probando su sistema con 20 leyendas de Bécquer, entre ellas Unida a la muerte, y ratificando, según los resultados, la autoría del poeta sevillano.

Han pasado los años y la brecha sigue abierta. A pesar de los argumentos a favor y en contra, este poema en prosa sigue siendo uno de los misterios en torno a la figura del autor romántico. Un motivo más para releer su obra y volver a preguntarnos, mecidos por una rima, ¿Qué es poesía?

2 comentarios en «‘Unida a la muerte’, una obra… ¿de Bécquer?»

  1. Sorprende tanta insistencia cuando las pruebas son tan contundentes en la negación de todo esto.
    ¿Será suficiente para acabar con ello indicar que el traductor de este relato de Byron fue el gallego R. Caula y que lo publicó en El Museo Universal?
    Pues así fue y la novelita era conocida mucho antes de la cacareada edición de Algaida.

    1. Dices, Jesus Rubio, en http://gicesxix.uab.es/showCuentoT.php?idCuento=739,en el informe de cuento «La desposada de Abydos», que «Más tarde, el mismo cuento se reedita en una colección de cuentos publicada en 1930, «El cuento azul», con el título “Unida a la muerte” y bajo anonimato». Falso de toda falsedad. Se publicó firmado por Gustavo Adolfo Bécquer. Revisalo bien. Que «Unida a la muerte» es una versión, no traducción, de «La novia de Abydos» está claro. Como está claro que pasaron años hasta que los excelsos «becqueristas» se dieron cuenta de ello, aunque su obligación era conocer al dedillo la obra de Byron, a quien Gustavo Adolfo admiraba e imitaba (o intertextualizaba, que se diría hoy). Al respecto, ver cómo la rima XIII es una copia de un poema de Byron de las «Hebrew Weeps», que comienza «I saw thee weep», hasta tal punto que la primera vez que se publicó, en 1859 en la revista «El Nene» apareció con el título de «Imitación de Byron». Pues los «becqueristas» ni repararon en Byron, porque no conocían su obra, como tampoco la de Heine, supongo. Insistieron hasta el vómito en que el texto era una impostura de Iglesias Figueroa, influidos por el gran pope y dueño de Bécquer Rafael Montesinos. Ahora, todo tu argumento es que un tal Caula lo publicó con su nombre en «El Museo Universal». ¿Y luego con el de Bécquer en «El cuento azul»? ¿Por qué? Eso no suena creíble. Las explicaciones pueden ser otras muchas. De las pruebas filológicas pasáis. Siempre dijisteis: «Bécquer no sabía inglés». No lo sé. Pero, aunque así fuera, ¿qué? ¿No hizo una versión de Hamlet? Está claro que todo vuestro interés es llevaros el gato al agua y proteger vuestro coto de extraños. No os interesa esclarecer la verdad. ¿Mucha gente conocía la novelita? Os puedo asegurar que bastantes filólogos y especialistas en literatura mejores que tú no la conocían. Y cuando empezó la trifulca, uno de ellos me dijo «Félix, ¿para qué te metes en estos líos? ¿No ves que esta gente come y vive de esto y te has metido en lo que consideran suyo? No van a parar hasta destrozarte». En lo que a mí respecta, estoy hasta la coronilla de este asunto y si me presté a esta entrevista fue porque me lo solicitaron y no quise ser descortés. Pero nevermore. Supongo que si te digo, Jesús, que conocí en México a descendientes de Bécquer que me aseguraron que «Unida a la muerte» era una versión que su antepasado había hecho del texto inglés y que me mostraron pruebas no vas a creerme, ¿verdad? Mejor así. Dejemos las cosas como están y que te aproveche tu becquerismo. O, mejor, que se te indigeste.

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