Andrés Espuelas. En 1893 se celebró la Exposición Universal en Chicago, también llamada aquel año la World’s Columbian Exposition. Se conmemoraba el cuarto centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristobal Colón y fue la segunda exhibición de este tipo desde la célebre Exposición de París de 1889. Los chicaguenses pensaron qué mejor forma de representar a España que con una réplica de idénticas dimensiones del Monasterio de La Rábida de Huelva, lugar donde se alojo Colón previo a su salida del Puerto de Palos de la Frontera.
7.000 kilómetros separan Chicago del famoso puerto del que zarparon las tres carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María. Pero los que tuvieron la oportunidad de visitar el pabellón español en Chicago también disfrutaron de unas réplicas estas naves que se toparon con América un 12 de octubre de 1492. El lago de Jackson Park fue el sitio de amarre de las carabelas y en donde quedaron expuestas tal y como se ve en las fotografías.
El paso de los tiempos traería sonrisas y lágrimas al Monasterio de La Rábida americano y a las réplicas de los navíos. Se tiene constancia que la Nao Santa María quedaría mostrada hasta 1939, mientras que los otras dos serían desguazadas debida a su menor importancia. Las revueltas de 1894 pudieron ser las causas de estas desapariciones. Unas rebeliones que acusaron muchos edificios de la ciudad pero que, sin embargo, no afectaron al antiguo pabellón de España.
Tras el paso de estas revoluciones ciudadanas el inmueble no quedó abandonado sino todo lo contrario. Su uso no pudo tener un mejor fin: ser un sanatorio para niños con enfermedades crónicas. Hasta finales de 1917, durante el período de guerra, se daría este servicio pero el hospital tuvo que dar cerrar para que las enfermeras que allí se encontraban sirvieran al país mientras daba lugar la I Guerra Mundial.
Las lágrimas, sin embargo, llegarían en 1922, cuando el viejo edificio se vino abajo a causa de un incendio. Aún así, la lucha por combatir las enfermedades crónicas no podía quedar atrás. Un nuevo hospital, La Rabida Jackson Park Sanitarium fue inaugurado en 1932 en el mismo lugar y manteniendo el estilo que tuvo el extinguido pabellón universal. A lo largo de los años ha sufrido cambios y desde 2001, La Rabida Children’s Hospital, es una institución sin ánimo de lucro que atiende a niños discapacitados o con enfermedades crónicas que precisan de hospitalización prolongada. Además, su diseño interior está decorado y organizado al estilo de un barco con la intención de hacer más llevadera la estancia.
Contra viento y marea ha luchado este pabellón para que ningún niño de Chicago se quede sin ayuda para frenar sus distintas enfermedades crónicas. La labor realizada en La Rabida Children’s Hospital es un ejemplo para la sociedad.