Vicente Vera Esteve. Tenemos un nuevo rey, Felipe VI. También tenemos un nuevo secretario general del PSOE, principal partido de la oposición, Pedro Sánchez. Ambos jóvenes y muy bien preparados. Por otro lado tenemos a un jefe de Gabinete, Mariano Rajoy, este no tan joven pero sí bien preparado. Además desde que ha cogido el toro por los cuernos la economía española, según él, es otra absolutamente diferente a la que recibió como herencia.
Es obvio que las cosas de la economía parece que están mejorando notablemente, los ojos del FMI y de la Comisión Europea nos siguen observando, pero ahora es una mirada más tranquilizadora, menos dramática. Los mercados confían en los resultados que presentan los bancos, todos se encuentran en posición de beneficios, incluso alguno continuando con su política de expansión internacional. De otro lado las empresas no cesan en su empeño de ser lideres en exportación de bienes y servicios, el crédito no circula del todo bien, pero aparentemente los bancos vienen tratando las propuestas de mayor disponibilidad de riesgo comercial con más “cariño” y garantías. Al menos no se produce esa sensación de negativa absoluta, de cierre a cal y canto de la ventanilla del crédito empresarial. Y dicho esto, sería muy saludable y muy necesario que disponiendo este país de una cúpula de jóvenes talentos, desplegaran toda su sabiduría y comprensión para, de una vez por todas, iniciar una política de consenso que permita a medio plazo, evitar y corregir las situaciones más flagrantes de injusticia y desigualdad social. Es decir, que a medida que la salud de la economía va mejorando convendría ir ganando terreno al maltrecho Estado del Bienestar.
Soy consciente que se acercan elecciones pronto y la política económica será un poco más favorable para los ciudadanos con las rentas más bajas. Desde luego lo que sí habría que subsanar de manera inmediata es el problema sanitario y el déficit alimenticio de los niños cuyas familias han perdido su trabajo y no tienen expectativas de volver a trabajar, siendo ya las ayudas sociales y monetarias escasas. En este lado de la economía es donde, de verdad, habría que coger el toro por los cuernos. Si el sector financiero se ha estabilizado y las empresas incrementan las exportaciones, ahora es el momento de exprimir todas aquellas medidas que saquen del pozo de la miseria a tantos españoles que fueron atrapados de lleno por la crisis. Este drama se debería solventar no con políticas de mendicidad sino fundamentalmente estimulando aun más la economía real para incrementar las contrataciones en las empresas. Facilitar la apertura de pequeños negocios, aquí la banca es fundamental, el ICO puede jugar un papel importante en el desarrollo de las políticas activas de empleo.
Es el momento de ir todas las instituciones a por los mismos objetivos económicos y sociales, tendría un efecto muy impactante en los mercados internacionales y la troika no tendría ningún reparo en pensar que en España se están haciendo finalmente las cosas bien; no hay riesgo de insolvencia, de agitaciones sociales, en definitiva de inestabilidad social y política. Ya hemos visto el gesto de Montoro, una medida populista ante la evidencia de encontrarnos en pleno ciclo político y también económico, esto ha permitido que entren 9.000 millones de euros en los bolsillos de los españoles a partir de 2015. Confiamos que no sea esta toda la reforma fiscal que esperamos de Montoro, de tal suerte que después de celebradas las elecciones generales volvamos a darle otra vuelta de tuerca a los recortes y ajustes del déficit publico y la deuda soberana.
Estas dos variables si que me preocupan ciertamente. Ambas están creciendo, ahí sí que estamos siendo vigilados y vamos a estar más observados. Los ingresos que se van a producir por la entrada de turistas y la mejoría detectada en la economía en general, probablemente contribuyan a disminuir o a estabilizar los datos más negativas del cuadro macroeconómico que presentó el Gobierno a la Comisión Europea. De hecho el recién nombrado presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha declarado que uno de sus objetivos inmediatos será implementar políticas expansivas, de manera que Europa salga más pronto que tarde del estado de letargo competitivo en el que se encuentra actualmente y recuperar posiciones de cabeza en el ranking de competitividad internacional teniendo como una importante hoja de ruta el Programa Horizonte 2020, fundamentado en una serie de herramientas e instrumentos financieros en torno a la potenciación de la I+D+i, una de las sendas fundamentales para el crecimiento económico y del empleo en toda la Unión Europea. Y nosotros que lo veamos.