Redacción. Ana Sofia Reboleira, investigadora de las universidades de Aveiro (Portugal) y La Laguna (Tenerife), y Vicente M. Ortuño, de la Universidad de Alcalá (Madrid), han publicado en la revista Zootaxa un artículo que da cuenta del hallazgo de una nueva especie de escarabajo en la sima más profunda conocida por el hombre, de 2.140 metros. Se trata de la cueva de Kruber, situada en el macizo de Arábica (Abjasia), en el Cáucaso Occidental.
Los escarabajos de las cuevas son una de las especies más icónicas de los hábitats subterráneos. Históricamente, fueron los primeros seres vivos descritos por la ciencia que están adaptados a las condiciones de vida hipogea o subterránea.
“La nueva especie de escarabajo cavernícola se llama Duvalius abyssimus. Tan solo disponemos de dos ejemplares, un macho y una hembra. Aunque fueron capturados en la sima más profunda del mundo, no se localizaron en los metros finales”, declara a Sinc Ortuño, que ha dedicado sus últimos diez años al estudio de la fauna subterránea.
El género Duvalius es un colonizador exitoso de las profundidades terrestres. La mayoría de las especies tienen un estilo de vida hipogeo y viven en cuevas o en el medio subterráneo superficial. “Las características de la nueva especie indican que está en un grado medio de adaptación a la vida subterránea. Prueba de ello es que aún conserva ojos, que están ausentes en las especies cavernícolas muy especializadas”, añade el experto.
La región del macizo de Arábica en Abjasia, donde se halla esta cueva, es un área muy interesante desde el punto de vista biogeográfico. Con altitudes que oscilan entre los 1.900 y 2.500 metros, se compone de piedra caliza del Jurásico Cretácico inferior y superior.
Su gran extensión ha proporcionado un sinfín de refugios subterráneos a la fauna. De hecho, en el Cáucaso occidental viven varios géneros de escarabajos cavernícolas endémicos. “Su ubicación es estratégica, ya que en la zona se reúnen faunas de origen europeo, asiático y también endémico”, subraya el científico.
La entrada a la sima está a 2.240 metros sobre el nivel del mar y a 15 kilómetros del Mar Negro. Bajo numerosos tramos de desarrollo vertical, alcanza una profundidad de 1.400 metros. A partir de esta cota, se bifurca en ramales y es necesario superar varios sifones con técnicas de buceo para llegar a la máxima profundidad conocida.
“El descubrimiento del nuevo escarabajo aporta importantes datos sobre las especies que coexisten en estos ecosistemas tan desconocidos, más aún cuando se hallan en un área geográfica de muy difícil acceso, como es el caso de esta cueva”, concluye Ortuño.