La mejora de las condiciones financieras motiva que la agencia Fitch eleve en un escalón el rating de España

Redacción. La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings ha elevado en un escalón el rating de España, desde ‘BBB’ a ‘BBB+’ con perspectiva ‘estable’, debido a la mejora de las condiciones financieras, a una perspectiva económica más positiva y a la evolución de las cuentas públicas.

«Los riesgos para la solvencia de España han descendido desde que el soberano fue rebajado a ‘BBB’ en junio de 2012. Las condiciones financieras han mejorado, la perspectiva económica es más cierta y los riesgos de que los bancos españoles representen una carga para el soberano han disminuido», explica.

En un comunicado, la agencia también subraya que el desempeño fiscal de España en los últimos dos años ha sido «fuerte», ya que el déficit, excluyendo las ayudas a la banca, ha descendido un 2,5% en 2012-2013 a pesar de la caída del PIB nominal del 2,2% registrada en el mismo periodo.

Otro de los aspectos que ha tenido en cuenta Fitch para mejorar la calificación de España es el ajuste de la balanza de pagos impulsado por un «robusto» comportamiento de las exportaciones, así como por la contracción de la demanda interna.

A este respecto, resalta que cerró 2013 con un superávit por cuenta corriente del 0,8% del PIB, el primero en casi tres décadas, lo que podría ayudar a reducir la elevada deuda neta exterior (92% del PIB) en el medio plazo.

Asimismo, también defiende que las reformas económicas estructurales llevadas a cabo por las autoridades españolas desde el inicio de la crisis en campos como el mercado laboral, el sistema de pensiones, el marco fiscal o el sector financiero han «mejorado las perspectivas a más largo plazo» del soberano.

Déficit y deuda. La agencia señala que el rating ‘BBB+’ de España refleja que el déficit de las cuentas públicas sigue siendo «elevado», aunque espera que cierre 2014 en el 5,7%, una décima por debajo del objetivo del 5,8% acordado con Bruselas.

Por su parte, el ratio de deuda respecto al PIB ha subido de media once puntos porcentuales al año desde 2008 y no prevé que alcance su nivel máximo hasta 2016, cuando equivalga al 104% del PIB, para después comenzar a reducirse de forma gradual.

Asimismo, explica que el rating de España se ve respaldado por una economía «diversificada y de alto valor añadido, que se está ajustando lentamente después de su burbuja crediticia». Así, también añade que la «fuerte» mejora de la productividad desde 2008 ha sido generalizada y se está produciendo un desapalancamiento del sector privado.

Fitch asume en su evaluación que los riesgos del sector financiero están limitados gracias a las últimas reformas y las posibles necesidades adicionales de inyección de capital no serán grandes. Aun así, no puede descartarse un nuevo apoyo del Estado a los bancos, especialmente si la economía se comporta peor de lo esperado.

Limitaciones al rating. Por otro lado, añade que el rating de España es inferior al de otras grandes economías avanzadas por los mayores riesgos para su solvencia que representan su ajuste económico y financiero dentro de la eurozona.

«Las perspectivas de crecimiento en el medio plazo son débiles, todos los sectores de la economía siguen altamente endeudados y el desempleo es excepcionalmente alto», agrega.

Asimismo, también considera que, aunque la deuda sigue siendo sensible a posibles ‘shocks’, el país mantiene un «modesto margen fiscal». Fitch subraya el «fuerte» compromiso de las autoridades para reducir la deuda pública, pero cree que llevará «varios años más» eliminar el déficit fiscal estructural.

Entre las aspectos que podrían llevar a una nueva subida de la calificación, la agencia apunta a un «sostenida recuperación económica» que provoque una mejora del mercado laboral y de las cuentas públicas, apoyada por la implementación de reformas que impulsen el crecimiento.

También serían positivos para la nota de España nuevos progresos en la reducción del déficit que reduzcan los riesgos para la deuda o una mejora de balanza exterior.

Por el contrario, podría rebajarla si se produce un empeoramiento de las dinámicas de deuda, se vuelve a registrar elevado déficit por cuenta corriente o si cambia la posición política económica y fiscal de España, por ejemplo con un menor compromiso con la consolidación fiscal.

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