Ana Amador. Granada es una ciudad llena de encanto, cuya magia embrujó incluso los corazones de grandes artistas de fama mundial como Alejandro Dumas o Ernest Hemingway. Debido a su pasión por estas tierras andaluzas, el premio Nobel de Literatura y autor de ‘Por quién doblan las campanas’ o ‘El viejo y el mar’ dijo una vez: “Si tuviéramos que visitar una sola ciudad de España esa debería ser Granada”.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, este enclave andaluz situado a los pies de Sierra Nevada deslumbra no sólo por la gran belleza de La Alhambra, su figura más emblemática, sino también por otras construcciones de gran relevancia, como La Casa del Chapiz.
Esta hermosa edificación del periodo nazarí ha sido fuente de inspiración de destacados artistas, pintores y fotógrafos como el británico Georges Apperley, el francés Girault de Prangey o el granadino más universal, Federico García Lorca.
Una de las obras más famosas que se conservan de La Casa del Chapiz es ‘La Ventana’, un grabado de John Frederick Lewis (1804 a 1875), que actualmente forma parte de la colección permanente que se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. El artista británico, que visitó nuestro país entre 1932 y 1934, destacó sobre todo por haber logrado retratar a José María Hinojosa ‘El Tempranillo’, un famoso bandolero que puso en jaque al monarca Fernando VII.
La Casa del Chapiz se encuentra ubicada en pleno Barrio del Albaicín, cuyas murallas fueron construidas durante el mandato de Yusuf I en el siglo XIV. Además, se sitúa al comienzo del Camino del Sacromonte, una de las más destacadas cunas del flamenco.
Aunque no se sabe con exactitud su fecha de construcción, algunos autores apuntan que sus orígenes corresponden a un antigua almunia nazarí que estaba situada desde su actual emplazamiento hasta el río Darro. Sin embargo, otros autores consideran que las dos casas, que constituyen el destacado conjunto arquitectónico, se edificaron sobre otra más antigua, posiblemente del siglo XI, a la que se atribuye el nombre de ‘al-Dar al-Bayda’. Eso explicaría que la Cuesta del Chapiz fuera denominada durante algún tiempo ‘Arrabal de Abaida’.
Esta teoría se valida gracias a la conservación en el Museo Arqueológico de Granada de una pila que procedía del antiguo palacio nazarí Medina Azahara, que perteneció al patio de la casa. Así apuntó Alonso del Castillo, amigo de uno de los primeros dueños de esta edificación.
A pesar de estas especulaciones, lo que sí se conoce con exactitud es que a partir del siglo XVI, concretamente en 1525, este inmueble fue propiedad dos moriscos granadinos y cuñados que, cuando la ciudad fue conquistada, se convirtieron al cristianismo: Hernán López el Ferí y el Lorenzo Chapiz.
Sin embargo, en 1571, debido al levantamiento de los moriscos y en virtud de la Carta de Incorporación de Felipe II, las casas pasaron a la corona castellana. Tras el expolio, el monarca las cedió a Juan Vázquez de Salazar, uno de sus secretarios, quien las incorporó al Patronato de Salazar junto con otros bienes familiares.
Asimismo, durante estos años los edificios se fueron deteriorando, favorecido por el descuido de los inquilinos que los moraban y, posteriormente, a mediados del siglo XIX las viviendas fueron adquiridas por Mariano Fernández Contreras y sus herederos.
Debido al paso de los años y a la falta de cuidado, las casas prácticamente quedaron reducidas a ruinas, sin embargo continuaron conservando el espléndido pórtico de cinco arcos en el edificio principal, lo que hizo posible que la Comisión de Monumentos se interesase por su restauración en los primeros años del siglo XX. Una figura clave de esta gestión fue el arquitecto director de la Alhambra por aquellos años, Leopoldo Torres-Balbás.
En 1919 el edificio fue declarado por Real Orden Monumento arquitectónico-artístico y en 1929, cuando el conde de la Infantas ocupó la Dirección de General de Bellas Artes, el Estado autorizó su compra.
Durante la II República, el Gobierno decidió albergar en el inmueble la Escuela de Estudios Árabes, que comenzó a funcionar en 1932, y actualmente esta Institución es un organismo dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Recientemente, la Universidad de Granada (UGR) ha editado ‘La Casa del Chapiz’, una obra que rinde homenaje a este significativo recinto de gran importancia histórica y artística. El volumen contiene noticias contrastadas desde 1525, que han sido recopiladas por el director de la Escuela de Estudios Árabes Antonio Orihuela Uzal y Camilo Álvarez de Morales, investigador de la misma institución y recientemente jubilado.
Esta obra es de gran valor documental porque abarca los seis siglos de este lugar emblemático desde su perspectiva artística y también contempla la historia de su actividad docente e investigadora. Un destacado papel en el que la Universidad de Granada, una de las más antiguas del mundo, tuvo un papel decisivo.