Investigadores españoles cuantifican por primera vez el desperdicio de alimentos

Investigadores españoles cuantifican por primera vez el desperdicio de alimentos

Redacción. Un grupo de investigadores españoles, entre ellos el Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Lluís Serra Majem, acaba de publicar en la revista internacional Nutrients (Volumen 12, Issue 1) una investigación en la que cuantifican por primera vez el desperdicio de alimentos en el hogar y el consumo fuera de él en España, como parte de los resultados del estudio ANIBES.

El artículo se titula “Plate Waste Generated by Spanish Households and Out-of-Home Consumption: Results from the ANIBES Study” (Desperdicio de alimentos en los hogares españoles y consumo fuera del hogar: resultados del estudio ANIBES) y está suscrito por los investigadores Teresa Partearroyo, Mª Lourdes Samaniego-Vaesken, Emma Ruiz, Javier Aranceta-Bartrina, Ángel Gil, Marcela González-Gross, Rosa M. Ortega, Lluís Serra Majem y Gregorio Varela-Moreiras.

La investigación recoge los resultados del estudio científico ANIBES sobre encuestas de alimentación y nutrición desarrollado por la Fundación Española de Nutrición con la colaboración de un comité científico de expertos, del que también forma parte el Catedrático Serra.

Fuentes de desperdicio alimenticio

El estudio se basó en un registro dietético durante tres días sobre 2009 individuos de 9 a 75 años participantes, en el que se tomaron fotografías de todos los alimentos y bebidas antes y después de ser consumidos, tanto en el hogar como en el exterior. A través del análisis de las fotografías y datos, se determinaron las fuentes de desperdicio alimenticio (PW).

Resultados

Los investigadores señalan que los alimentos más desperdiciados son los vegetales, seguidos de comidas listas para comer, cereales y granos, aceites, grasas y legumbres.

Los resultados reflejan que la media de desperdicio alimenticio en la población total fue de 7.3 (0.0–37.3) g/día, siendo significativamente mayor en mujeres que en hombres (p <0.05), así como en niños frente a adolescentes, adultos y ancianos (p <0.01).

Respecto a las comidas, en todos los grupos de edad el desperdicio fue mayor en el almuerzo (40%) que en la cena (27%) y el desayuno (11%). Además, las cantidades sobrantes son mayores cuando se come en casa que cuando se come fuera del hogar.

El desperdicio alimenticio mayor se observó en el pan (25%), seguido de platos principales (16%), primer y segundo platos (15%), verduras y frutas (12%), comidas listas para comer (10%), cereales y granos ( 10%), aceites y grasas (10%), legumbres (10%), productos cárnicos (8%), salsas y condimentos (8%) y entrantes (8%).

Conciencia de la salud y sostenibilidad

Los investigadores creen que estos resultados pueden contribuir a una mejor comprensión y conciencia de la salud pública e importancia de la sostenibilidad. También señalan la necesidad de establecer nuevas estrategias para la reducción de los desperdicios desde un punto de vista sostenible, nutricional y económico.

La revista internacional especializada Nutrients, con un factor de impacto de 4.171, está editada por la plataforma académica de acceso abierto MDPI.

La importancia de la sostenibilidad alimentaria

El desperdicio de alimentos es un problema ambiental importante que debe abordarse para lograr una cadena de suministro de alimentos sostenibles.

El consumo de productos de ‘kilómetro cero’ y la recuperación de la gastronomía local y de temporada son algunos de los mejores aliados de la sostenibilidad alimentaria.

Consciente de la importancia de ello, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria puso en marcha en 2019 la Cátedra de Nutrición y Gastronomía ‘La Isla en tu Plato’, dependiente del Grupo de Investigación en Nutrición del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (IUIBS) de la ULPGC bajo la dirección del Catedrático Lluís Serra Majem. Sus principales objetivos son revalorizar la cocina elaborada con productos de cercanía y establecer una mayor conexión entre la salud y la protección del territorio.

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