
@JesusRivilla / Prof. Universidad y Prep. Físico Selección Española Balonmano. Todos sabemos lo que caracteriza a la “comida basura o comida chatarra”: es llamativa, resulta muy agradable a los sentidos, su ingesta nos produce gran placer y esta mezcla hace que nos sintamos profundamente atraídos por ella. Denomino a este fenómeno el “efecto L.A.P.A.” (el término va como anillo al dedo): Llamativa, Agradable, Placentera y gran poder de Atracción.


La comida basura también tiene, usted ya lo sabe, otras particularidades:
→ Está hueca, vacía: llenan pero no nutren, sacian a corto plazo pero no aportan valor nutricional.
→ Su ingesta periódica dificulta una nutrición adecuada.
→ ¡Distorsiona el criterio de elección de alimentos! ¿Por qué crees que a los niños la buena comida les parece de 2ª? Comer “basura” frecuentemente hace que los alimentos buenos te parezcan menos sabrosos, apetecibles y atractivos.
→ Afecta negativamente en el funcionamiento de nuestro organismo y su adicción produce enfermedad y malestar.
Ahora mira la sociedad en la que vives, el mundo que te rodea. El concepto “chatarra” inunda cada vez más ámbitos de nuestra vida: música, conversaciones, televisión, redes sociales,… son “chatarra”.


El entrenamiento no escapa a este fenómeno. En la actualidad proliferan los programas repletos de ejercicios Llamativos, muy Agradables a la vista, que aportan sensaciones Placenteras y poseen un gran poder de Atracción (L.A.P.A.) ¿Lo ves? Son los mismos atributos que la comida chatarra, y los mismos problemas: llenan pero no aportan verdadero valor y al hacerlos impiden la realización de ejercicios adecuados. Peor aún, deforman el criterio de la persona que lo hace, que termina pensando que los ejercicios tradicionales son mucho peores que estos novedosos, llamativos e innovadores ejercicios.


Deseo insistir en esta idea por su gravedad. Cuando la industria del fitness y el entrenamiento inunda el mercado con este tipo de ejercicios “fashion”, atribuyéndoles cualidades excelentes, está adiestrando nuestras mentes para que nos guste este tipo de “ejercicios-productos”. Está modificando nuestra percepción para que nos encanten esos – y no otros – ejercicios. Incluso muchos profesionales son adoctrinados y difunden vehementemente estos programas.


La industria de la música es muy similar. Consumimos “música chatarra” a raudales: artistas, canciones y videoclips llamativos hasta lo inadmisible, tan placenteros, tan atractivos, pero… ¡¡¡Música hueca!!! Canciones vacías como las calorías de un BigMag. Es música que – de tanto escucharla – adoctrina nuestro cerebro hasta que nuestros gustos ¡que casualidad! coinciden con lo que desea la industria. En palabras de Jon Illescas: “la industria no solo produce un videoclip para el joven sino también un joven para el videoclip”.


A estas alturas quizá ya estés pensando en muchos otros ejemplos: la mayoría de horas de televisión son pura chatarra; muchas películas, series y montones de videos de YouTube están completamente huecos; noticias, conversaciones y días enteros apenas aportan valor a nuestras vidas. La consecuencia directa de una “sociedad chatarra” son vidas vacías sin significado y sin sentido, pese a que puedan parecer llamativas.
En medio de este panorama desolador cabe preguntarse si es posible escapar ¡Por supuesto! Existen antídotos contra el mundo chatarra, protectores que evitan que el “tiempo basura” cope tu día a día, estrategias que te alejan de la vida vacía.
ESTRATEGIA 1: El antídoto más eficaz – y rápido – es hacerte una simple pregunta: ¿me aporta algo esto que estoy haciendo? Es una cuestión que desvela si ese tiempo/acción es útil, vacía o nociva.
ESTRATEGIA 2: Toma conciencia de que algo llamativo no es necesariamente bueno. Puede que sí, puede que no. “Llamar la atención” es sólo una cualidad a la que no deberíamos atribuir beneficios por definición. Si lo consigues, presta atención al mundo que hay detrás de lo “famoso”. Descubrirás que ese tiempo siempre te aporta valor y aprendizajes.
ESTRATEGIA 3: Asume que lo novedoso no es, por norma, mejor que lo tradicional. Y que tradicional no significa aburrido. De hecho, desconfía de las novedades hasta que compruebes que realmente mejoran tu vida.
ESTRATEGIA 4: Edúcate para que “sentirte atraído” por algo no suponga que tengas que hacerlo. Para eso tienes cerebro, para reflexionar y discernir entre lo que es bueno para ti y lo que no lo es. Utilízalo.
Ya imaginas que no es fácil llevar a cabo estas prácticas porque el ser humano está diseñado para lanzarse a por el placer inmediato como un caimán a su presa pero ¿Acaso alguien te dijo que la “buena vida” era fácil?