Gemma Ruiz / ZBN. Ex árbitro asistente de fútbol de la Primera División de España, Carlos Sanz tuvo que abandonar su profesión cuando le detectaron hepatitis y fue sometido a un trasplante de hígado.
Posteriormente, tomó el mando de la Federación Nacional de Enfermos y trasplantados Hepáticos. En 2008 creó la fundación que lleva su nombre con el objetivo principal de difundir y sensibilizar a la sociedad sobre la donación de órganos para salvar vidas.
Tras su primer libro, Ganar la Vida, acaba de lanzar El Triunfo de la Voluntad, su segunda incursión en el mundo de la literatura. Una historia de amor a la vida, de superación, esfuerzo, sacrificio y lucha para conseguir sus sueños.
– 17 cimas coronadas con cuatro trasplantes de hígado, dos prótesis de cadera y en espera de las prótesis de rodilla… Vemos que no se te pone nada por delante…
– Bueno la vida es para vivirla, disfrutarla y sacarle el mayor partido posible. Todo que se pone por delante de uno, es para afrontarlo. Uno decide cómo hacerlo y mi forma de hacerlo es siendo optimista por naturaleza y no renunciando a nada. La vida es para los que arriesgan.
– ¿Cómo afrontabas cada día que tenías que ascender a una de estas cimas?
– Con una gran ilusión. Sabiendo que estaba haciendo algo que siempre iba a recordar. El dolor lo dejaba aparcado hasta que regresaba de cada cima. Si hubiera dudado y le hubiera abierto la puerta a la duda en una ocasión, lo habría hecho muchas veces más y no habría podido acabar el proyecto.
– ¿Cuál fue la peor? ¿Y con cual te quedas?
– Me quedo con el Aneto y las cimas de los picos de Europa. Fueron las más difíciles, pero las más bonitas. Siempre se disfruta con lo que más cuesta. Las peores…? Quizá la Pica en Catalunya y Peña Trevinca en Galicia. Esas dos fechas estuve con fiebre y no estaba en mis mejores días, pero al final lo que cuenta es que las hice aunque no fuese en las mejores condiciones.
– En este libro cuentas muchas anécdotas y experiencias, algunas de ellas no tan buenas… ¿pensaste alguna vez en abandonar?
– Nunca. Los retos son para cumplirlos sin llegar a la obsesión. Supe que sufriría, pero la felicidad de cada cima no se paga con nada. Nunca tuve dudas. Si malos momentos pero quedaron en eso, en malos momentos.
– Tu hijo ha sido tu compañero de viaje… ¿Con cuál de todos los momentos vividos con él durante esta experiencia te quedas?
– Con muchos. Cuando pasábamos las noches fuera. Bien en refugios, en tienda de campaña o durmiendo al aire libre. Viendo como con tan solo 16 años, se enfrentaba a una pared de roca colgado de una cuerda. Cuando se acercaba a mí y me decía, papá déjame te lleve la mochila que no puedes más. Pero sobre todo, con el abrazo final que nos dimos en la última cima en Madrid. Nunca olvidaré que este reto lo hice porque él me hizo posible hacerlo.
– Supongo que también tendréis muchas anécdotas juntos…
– Un padre y un hijo unidos, es un torrente de situaciones. En las últimas cimas, algunas de ellas duras, yo tiraba de geles energéticos para poder seguir y enmascarar el dolor y la realidad. Él no me dejaba tomarlos y tenía que hacerlo a escondidas. Es un lujo poder disfrutar de un hijo en buenos y malos momentos. Compartirlos con él ha sido maravilloso.
– Nadie os dijo que era imposible… Y lo hicisteis!!! ¿Y si os lo hubieran dicho?
– No le habríamos creído. En la vida me ha tocado superar mil adversidades y lo he hecho porque siempre he pensado que podía hacerlo. Todo en la vida se puede superar y se trata de proponérselo. Si tienes voluntad por conseguir algo, lo logras. Costará más o menos, pero seguro que lo conseguirás.
Casi nada es imposible para las personas. Y cada uno de nosotros somos nuestros mejores valedores. Si no confías en ti y no te haces fuerte, será imposible lograr nada.
– Todo este reto tiene una finalidad, que es lanzar la donación de órganos… ¿tienes ya pensado un próximo reto?
– Sí lo tengo pensado, jajajajaja. El 28 de junio operarme en la clínica centro de Madrid. Tienen que implantarme la primera prótesis de rodilla y cuando me recupere, llegará la segunda. Pasado esto, si me gustaría poder ascender la cima del Kilimanjaro y del Aconcagua. Es un reto que seguro puede ser un broche final a mi trayectoria deportiva. Pero lo más importante es que de conseguirlo, podría ayudar a muchas personas que están carentes de voluntad y que necesitan un impulso para poder seguir en la vida.
– Con esto sabes que lanzas también un mensaje de optimismo, de esfuerzo, de superación… Todo por conseguir un sueño… ¿qué sueños te quedan pendientes?
– Muchos. Cada noche sueño. Cada día sueño. Despierto y me doy cuenta que sueño mucho y que podría hacer muchísimas cosas. Se trata en la vida de darse cuenta de lo que tenemos. NO quejarnos de lo que no tenemos. No caer en la enfermedad del siglo XXI que es la ESQUEZOFRENIA. Es que no tengo esto. Es que me falta……..Es que no puedo ……….. Es que, es que, es que. La sociedad hoy necesita optimismo y acción. Hay que cambiar el es que, por el “hay que hacer” “tengo que hacer” y seguro nos va mucho mejor. En la vida hay que luchar y pensar que un proyecto sin fecha, son solo palabras. Hay que hacer realidad nuestros sueños.
– Para finalizar, hay muchas personas con enfermedades o que han pasado por muchas operaciones y que abandonan sus sueños, sus objetivos… ¿qué mensaje les lanzarías?
– Que se queden con esta frase: “lo hicieron porque nadie les dijo que era imposible”.
En la vida si uno no persigue objetivos, para que está? Nunca debemos abandonar aún en las peores circunstancias. Para que queremos la vida entonces?
Solo vivimos una vez y la felicidad de la vida depende de nosotros. No se trata de tener éxito solamente. Se trata de tener éxito pero a la vez ser felices.
Y conseguir que el tiempo pase tan rápido, que nos haga creer que el tiempo vuela. Desaprovecharlo es algo que nunca me perdonaría.
La Fundación Carlos Sanz es una organización sin ánimo de lucro, creada en febrero del año 2008, con el objetivo principal de difundir y sensibilizar a la sociedad sobre la donación de órganos para salvar vidas.
Es un ambicioso e innovador proyecto llevado a cabo por Carlos Sanz Hernández. Él, es el alma máter de la Fundación.
Decide canalizar su experiencia a través de ésta, su Fundación, cuyo objetivo primordial es la difusión de la donación de órganos a través del deporte para salvar vidas. Un ejemplo de vida y superación. Una lección solidaria.