Carlos Fernández / @karlos686. “Esta es mi crítica hoy y en este momento de mi vida”. Paco León ya demostró, en contra de todo pronóstico, ser un realizador con autenticidad, sello propio y originalidad en las dos ‘Carminas’ (El ¿falso documental? Carmina y revienta y Carmina y amén) y ahora ese sello va cogiendo una forma tan reconocible como el cine de este tío tan raro que es Paco León.
Kiki, el amor se hace es una comedia coral, con influencias muy almodovarianas, donde cinco historias se cruzan entre sí en el Madrid contemporáneo donde muchos personajes tendrán que enfrentarse al sexo y a sus filias sexuales para conseguir que sus relaciones sentimentales adquieran el éxtasis romántico que tanto demandan los personajes, incluso sin saberlo. La temática de las filias sexuales es tratada desde una perspectiva tan negra como cómica; Paco León es un tío muy listo y sabe qué quiere contar y qué no y lo más importante: sabe cómo hacerlo.
La película tiene unas interpretaciones que son un absoluto regalo del cielo, destacando especialmente a Belén Cuesta (la nueva Yolanda Ramos de Paco León) y Natalia de Molina que, como siempre, sobresaliente.
A Kiki, el amor se hace se la catalogará, por desgracia, como obra menor de este cineasta pero, aunque ciertamente lo es, resulta una obra muy entretenida, divertida y como ¿siempre? en Paco León, cuanto menos curiosa. Advertencia a los cerrados de mente o a los moralistas: no es vuestra película.