Carlos Fernández / @karlos686. La intención obvia y sistemática de Disney de dirigir a sus personajes hacía la felicidad, tan impuesta en los cuentos de hadas como en su cine, se da la vuelta para abrazar otras emociones como la rabia, el miedo, el asco y particularmente la tristeza. Ante esta premisa, la última película del director de la ganadora de dos Oscars Up, nos lleva al interior del cerebro de una joven niña en crisis que se enfrenta a la aparición de emociones complementarias ante situaciones nuevas en su vida.
Es la historia de Riley, una niña preadolescente que empieza a descubrir que la vida no es solo la alegría marcada por la infancia, sino también tristeza. Tocando el dificilísimo tema que aborda esta película, sin resbalar en ningún momento, Del revés se adentra en las nebulosas islas centrales y vertederos de las emociones humanas traducidas en el cerebro de la niña, abrazando así una nueva religión para el cine de niños que puede impactar bastante más a los adultos: sin tristeza no hay alegría y viceversa. La felicidad impuesta en la vida como represión de la tristeza no conduce a la alegría sino a un posible desorden mental.
Más allá de la profundidad animada que reside en esta originalísima historia, digna del mejor estudio de psicoanálisis, los personajes desprenden un sentido del humor que hará reír y llorar a partes iguales. Obviamente no estamos ante una corriente película de animación, sin duda estamos ante la última obra maestra de Disney Pixar y una de las mejores e inamovibles películas del año. La valentía, la comedia y el drama de su propuesta la envía directa a la gran lista de aciertos Disney. Divertida para los niños pero, como es corriente en Pixar, esta suele olvidar que hay muchos en la sala… una escena de la película, una de las más bellas, puede resultar desconcertantemente triste para los niños y absolutamente emocionante para los mayores.
Otro de los alicientes de la película es ver el corto que aparece al principio de la película, también de los estudios Pixar: Lava, un bellísimo corto animado que te removerá en siete minutos de duración y que, en cierto modo, prepara al espectador para el volcán de emociones que sentirá dentro de la sala con Del revés. Un regalo para los ojos y el corazón, así como una de las mejores películas que he tenido el privilegio de ver.