Vicente Vera Esteve. Casi finalizada la temporada taurina de este año 2015 y, a pesar de este casi tropical estío, suenan de nuevo los clarines en nuestro ruedo ibérico. Se anuncia a bombo y platillo y muy sutilmente el arranque de la precampaña electoral. Me da la impresión de que España ha sido un alumno muy aventajado en las tareas relacionadas con la disciplina y obediencia fiscal ante la Comisión Europea y las santas instituciones cooperadoras en Bruselas para el seguimiento de los resultados académicos de todo el alumnado y en curso de recuperación de sendos rescates (Irlanda, Portugal). Suele ocurrir en las academias de bachilleres la aparición de algún alumno ciertamente díscolo, como es obvio nos referimos a Grecia. Les prometo que un poco más abajo verteré alguna opinión al respecto. Tendrá un verano muy agitado y angustioso, de momento digerir y regurgitar el acuerdo que finalmente se firme en los próximos días.
Retomamos el nuevo amanecer del gobierno del Partido Popular, su reciente cambio de look nos hace pensar que estamos asistiendo a un proceso de catarsis del centro derecha, fuera corbatas, colores veraniegos, juventud por doquier, etc. Ahora mismo se encuentran en boxes preparando la imagen definitiva de un partido renovado desde el exterior. Otra cosa son la cantinela de reformas económicas anunciadas de implantación inminente, como no podía ser de otra manera nos sorprenden con una reformita fiscal en el IRPF, lo que saben que nos gusta a los españoles, tener más dinerito en el bolsillo para consumir un poco más. Y comprobemos que Dios aprieta pero no ahoga. Otra medida muy popular es la rebaja de la factura eléctrica, pagaremos un 2,2% menos en los próximos recibos de la luz. Eso está muy bien, pero ya llegará el invierno. Al menos soportaremos un ferragosto algo más fresquito, con esa rebaja eléctrica podremos tirar de aire acondicionado. No terminan aquí las buenas noticias, tanto el FMI como la OCDE nos han regalado un comienzo de verano con dos buenas notas. Ya he dicho al principio que estamos haciendo lo deberes y es por ello que ambos organismos internacionales nos elogian de manera muy optimista anunciando unas previsiones de crecimiento económico para España del 3,3 %, siendo la economía que más va a crecer en 2015 y probablemente en 2016. La OCDE, en cambio, nos da una previsión de paro de un 21%. Y al hilo de todas estas buenas sensaciones económicas, nos viene al pelo aquella reflexión de Baudelaire en su Diarios íntimos, ¿cuándo partimos hacia la felicidad?
De modo que vayamos preparándonos para un 2016 pletórico de alegrías y parabienes, recuperamos la felicidad perdida, nuestro semblante será otro. Casi todo volverá a ser como antes. Estimados lectores, no se fíen. La política en democracia tiene eso, cada cuatro años se nos aparecen los magos hipnotizadores y los encantadores de serpientes.
En cuanto a nuestros socios los helenos, cuna de la democracia, país de grandes pensadores y filósofos, de la tragedia griega, de Pericles, de Sócrates y un largo etcétera de cosas buenas. Y paradójicamente inmersos en pleno corralito financiero, pretendía ser una medida para dos días y todavía persiste la incertidumbre. Los bancos permanecen cerrados agotándose los fondos y la paciencia de los hombres y mujeres que solo pueden disponer de 60 euros diarios. Y este es el gran enigma que nos ocupa ahora, ante la pérdida de confianza de los acreedores e inversores internacionales, presumo que será muy difícil restaurar el orden financiero que requiere la sociedad helena. ¿Quién, después de levantar el corralito, decidirá no retirar sus ahorros después de esta delicada situación? Difícil respuesta.
Una posibilidad será la consecución de un acuerdo razonable y coherente para el pueblo griego y los acreedores. Es sabido por todos que exigirá un compromiso muy serio y definitivo del líder de Syriza, Alexis Tsipras. Ha de ser capaz de ejecutar las acciones consensuadas en ese probable acuerdo. Creo que a la tercera va la vencida. Es muy urgente que llegue dinero a Grecia para capitalizar a los bancos y normalizar la situación de cobros y pagos. Si de verdad se cierra una financiación de 50.000 millones de euros se despejarán todas las incógnitas sobre el futuro de Grecia, recuperar la confianza y empezar a desarrollar el plan de reformas estructurales necesarias para hacer más competitiva a esta legendaria nación. Dice Petros Markaris, autor reconocido de novela negra, cuenta con una excepcional Trilogía de la crisis, “así que sólo nos queda una opción: aceptar una acuerdo, aunque sea peor que el que nos habían ofrecido, como seguro que será. Grecia es un país sin alternativas”.
En algún momento he imaginado el dolor de Grecia con el sentimiento de marginación y esclavitud de los negros americanos en el Nueva Orleans y en el estado de Mississippi, escuchando aquella poética que nos recitaba a la guitarra el bluesman Robert Johnson y teniendo que vender su alma al diablo como cuenta la leyenda. En el momento de entregar este artículo leo la noticia de fumata blanca en Bruselas, aunque tendremos tiempo para estudiar el alcance y profundidad del acuerdo, es suficiente motivo para celebrarlo todos, y digo todos los europeos.
Al final ha imperado la cordura y la solidaridad. Nada mejor para celebrarlo que brindando con unos caldos originarios de Santorini, un pequeño archipiélago formado por islas volcánicas, localizado en el sur del mar Egeo, fue muy visitada por los mercaderes venecianos medievales, de ahí su nombre isla Santa Irene de Tesalónica. De ahí procede la uva asírtico, fruto de un equilibrio milagroso entre su terreno y microclima. Bebamos estos caldos de Santorini, vinos blancos especialmente recomendados para maridar con la fruta di mare. Salud y enhorabuena al pueblo griego. Los dioses del Olimpo han actuado y han evitado el rapto de Europa.
Ahora que tenemos verano y vacaciones por delante, tendremos tiempo para conocer con exactitud los términos definitivos del trascendental acuerdo del Eurogrupo con el país heleno. Estoy seguro que, acompañando dicha lectura con la música y el lirismo del gran bluesman John Lee Hooker, podremos solidarizarnos mejor con el pueblo griego.