Francisco J. Martínez-López. Esta semana, he visto el documental Hit so hard (2011), sobre la vida de Patty Schemel. Por el nombre no le sonará a la mayoría. Fue una de las baterías, quizá la más célebre, que tocó en el grupo Hole. Si este dato no aporta mucho al lector, añado que fue un grupo de rock alternativo, incluido habitualmente dentro de la categoría del grunge estadounidense, que despuntó en los noventa, liderado por Courtney Love, quien estuvo casada un par de años, hasta que se suicidó pegándose un tiro, mientras Love estaba en un centro de desintoxicación, con Kurt Cobain, cantante del grupo Nirvana. Schemel estuvo a punto de ser la batería de Nirvana, dicho sea de paso; fue una de las personas que Cobain tuvo en mente, aunque se decidió finalmente por Dave Grohl, actualmente líder de Foo Fighters; cuando Cobain eligió a Grohl, Love la enroló en su banda. Si, tras estos datos, estos nombres le siguen resultando ajenos, creo que esta columna de hoy le va a interesar poco. Será mejor que lo olvide y deje de leer aquí.
El documental se estrenó en 2011 en el MoMA de Nueva York. El evento reunió, después de muchos años, a la formación de cuatro que tocó durante los años de mayor trascendencia mediática de Hole: Schemel, Love, el guitarrista Eric Erlandson, y la bajista canadiense Melissa Auf der Maur. Melissa reemplazó a Kristen Pfaff, bajista anterior y que murió por una sobredosis de heroína en Seattle en 1993; llegó a Hole por la recomendación de Billie Corgan, líder de Smashing Pumpkins, y se integró en la banda en el periodo previo a Celebrity Skin (1998), posiblemente su álbum más popular; Corgan, por cierto, participó en la composición de la mayoría de sus canciones. Este disco es uno de los pocos que, cuando lo escucho, me suele trasportar a mi época de estudiante, a experiencias y conversaciones musicales con un colega con quien había compartido piso; ahora vive en Texas.
Es curioso, pero Patty, aunque aparece en la portada de Celebrity Skin, no grabó el disco. Su historia entonces estaba unida a las drogas, como la de Love; Melissa comenta en el documental que, cuando le propusieron entrar en la banda, se lo pensó porque sabía que sería unirse a un grupo de gente que estaba jugando con la muerte. Tuvo adicción a la heroína, entre otras, según ella una droga nefasta para el batería de un grupo, que debe mantener tempo e intensidad en las canciones. Pero antes del disco había seguido un programa de rehabilitación, y estaba limpia y en forma. Sin embargo, Hole contó con un productor para ese disco que, posteriormente comentaron, tenía fama de cargarse a los baterías de los grupos si no les interesaba. A Patty la enfiló desde el principio. Había trabajado en la percusión de todas las canciones y las tenía listas. Pero cuando empezaron la grabación en el estudio, el productor le hizo una guerra psicológica sin cuartel. Decía al resto de la banda que se fuera, y se quedaba con Patty a solas; ella en la cabina de grabación, y él, al otro lado del cristal, indolente en la sala de control, pasando las horas, muchas veces sin prestar atención, leyendo el periódico o haciendo otra cosa, ignorando a Schemel, mientras le pedía que repitiera canciones, o partes de canciones. Así, durante horas, y días. Patty no comprendía nada, pero intentó aguantar. El productor quería aburrirla para sustituirla por un batería de estudio que tenía en la reserva. Ése era su plan, y le funcionó; acabó exasperada. Tras un tiempo con esta treta, el productor habló con Love y le hizo ver que Schemel no era la mejor opción para el disco. Love cedió finalmente a su deseo de reemplazarla por el batería de estudio.
En retrospectiva, con el paso de los años, Schemel seguía sin entender aquella decisión; en su tiempo esperó en vano algo de lealtad, de defensa de la nueva bajista, Melissa, las dos pelirrojas del grupo, con la que se llevaba especialmente bien. Pero Melissa se mantuvo al margen; simplemente acató la decisión de Love. Aquello fue una mala jugada de Love; no sé qué le pasaría por la cabeza entonces, tampoco es que pareciera estar muy centrada. Quizá no contempló la traición que supone, para la grabación de un disco, quitar de en medio al batería del grupo, con quien has grabado discos y has estado de gira. Si Schemel hubiera tenido un mal rendimiento, por ejemplo por el efecto de las drogas, podría haberse entendido, pero justo entonces estaba limpia.
Ese feo llevó a Patty a dejar la banda. La convencieron para que saliera en la portada del disco, puede que dando por hecho su vuelta, antes o después, pero no lo hizo. Desapareció y se adentró en las profundidades de la miseria; ni su familia sabía dónde estaba. Se refugió en las drogas, heroína, pero también crack, y estuvo viviendo en la indigencia muchos meses, tirada en la calle. Pasó de ser una estrella de la música, con adicciones fluctuantes, sí, pero al menos con recursos y una vida, a ser una sin techo todavía con más adicciones, porque sumó el crack a los coqueteos que había tenido ya con la heroína.
Un día, sin dinero ni forma de conseguirlo, al borde del hundimiento, recurrió a Courtney Love. La llamó a cobro revertido y le pidió que le girara unos dólares. Ella accedió a ayudarla, pero sólo si iniciaba un programa de desintoxicación. Patty aceptó, y probablemente aquello fue lo que la salvó de una muerte inminente. Desde entonces, su vida han sido años de recuperación, en el buen camino. Se apartó de la música y empezó a trabajar de cuidadora de animales; estuvo mucho tiempo paseando a perros. Más tarde acabó creando su propia empresa, de lo mismo, y empezó a dar clases de batería a niños y adolescentes, y a colaborar también con centros locales de su comunidad de Los Ángeles, donde vive desde hace unos años. Se acabó casando con una mujer; he olvidado decir que es lesbiana y defendió con beligerancia a la mujer y al lesbianismo en su época de esplendor, cuando lo hizo público en la revista Rolling Stone; dijo que para que muchas desconocidas lesbianas, que lo llevaran en silencio por miedo a la incomprensión social, pudieran beneficiarse de la salida del armario de una famosa. Tiene una hija pequeña, fruto de la inseminación de su esposa con el esperma donado por su hermano. También toca en una banda.
Ésta es una historia de una superviviente del grunge. Me alegré por ella al ver el final feliz del documental. Le deseo un futuro con la misma clarividencia que ha tenido en los últimos años, limpia y disfrutando de la vida.