Europa Press. Un grupo de estudiantes de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo ha implantado un servicio de deshabituación tabáquica, dirigido a adolescentes, con el que ha conseguido que el 44 por ciento de los pacientes intervenidos haya dejado de fumar después de tres meses de seguimiento activo.
La edad de inicio de consumo de tabaco se sitúa en España en torno a los 13 años, debido a que esta edad los jóvenes todavía no tienen la percepción de riesgo que conlleva este hábito y, además, suelen aceptar como verdaderos determinados mitos creados a su favor.
Por este motivo, los estudiantes de la Universidad CEU San Pablo, coordinados por la profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública Isabel Martín Antoniano, con la colaboración de la profesora de Toxicología Carmen González y del catedrático de Farmacología, Luis Fernando Alguacil, han creado este programa.
Para conseguir que los adolescentes abandonen el tabaco, la iniciativa consta de una fase formativa y otra de seguimiento. Durante las mismas, los expertos recogen datos sobre el peso, la tensión arterial, enfermedades y medicación de base, historial tabáquico y tipo de tabaco y dosis consumida.
De esta forma, los investigadores comprobaron que los que más le cuesta a los jóvenes es afrontar el fin de semana sin tabaco y superar el estrés y la frustración en recaer en su consumo. Y es que, en la mayoría de ellos, no se trata de una adicción física, si no más bien a un hábito psicológico y social.
Apoyo psicológico. Por ello, la estrategia utilizada es el apoyo psicológico, estableciendo con el paciente una relación de proximidad, empatía y confianza, que adapte los mensajes motivacionales a su personalidad. En concreto, se trabajan aspectos de conocimientos y creencias arraigadas en el paciente acerca de su hábito de fumar y el tabaco.
Además, se focalizan los esfuerzos en la búsqueda de las razones por las que quiere abandonar el hábito y se refuerzan con estrategias encaminadas a solucionar las razones que lo llevaron a plantearse el abandono del tabaco. También, se buscan los impedimentos y miedos, reales o no, que han evitado hasta el momento al paciente llevarlo a cabo con éxito y se trabaja sobre ellos, buscando soluciones conjuntas y haciéndole partícipe y protagonista del cambio en todo momento.
A continuación se trabaja con el paciente en técnicas de relajación a base de audios ‘EMDR’ e imágenes relajantes que le ayudarán a superar sus miedos más arraigados y situaciones estresantes. El apoyo personal, a través de un contacto directo o indirecto durante las dos primeras semanas, se contempla como parte de la estrategia a seguir funcionando a modo de diarios, donde los adolescentes expresan abiertamente sus emociones y conflictos internos.
A continuación, se crean grupos de trabajo con otros pacientes que están dejando el hábito, o incluso con exfumadores. Después, se mantiene una entrevista personal con el paciente para valorar el trabajo de la separación del hábito de fumar con otros hábitos ya establecidos o lugares y situaciones.
En caso de existir, se plantea una estrategia de sustitución compensatoria. Por un lado, una compensación personal inmediata donde se le pide al paciente que ahorre el dinero que deja de gastarse por el tabaco y al cabo de unos meses se haga un regalo, mientras que por otro lado, se trabaja el hábito sustitutorio, donde se le pide al paciente que detecte el tipo de enganche por el que sustituirá el anterior. Asimismo, se le hace consciente, y se le orienta para que haga una sustitución sana.
En última instancia, se le hace consciente al paciente de los beneficios obtenidos en cada una de las fases del proceso de deshabituación tabáquica, a la vez que se trabajan los problemas de síndrome de abstinencia que pudiesen ir apareciendo, compensando así los pros y contras de la cesación tabáquica