Carlos Fernández / @karlos686. Los pecados de los padres. Estos son para los hijos y el vientre del que vienen es la cuna del mal y la perversión del alma: Hollywood. Y es que Maps to the stars, película que me dispongo a reseñar, no tiene nada de religiosa o moral pero si espiritual.
David Cronemberg, conocido director de películas polémicas o incómodas, que para el caso es lo mismo, como La mosca, Crash, Promesas del este o Un método peligroso dirige con la cara más tétrica de su cámara esta satírica película donde se retrata el Hollywood contemporáneo como un reino de depresión, dependencia, crueldad, superficialidad y sobre todo traumas. La fuente de la que emana la temática de esta película parece infinita. No hay límites ni censura de ningún tipo en este retorcido, y magnífico, guión que parece esforzarse por crear la historia más compleja del género “cine dentro de cine” (Cosa que ya se hizo en películas como El juego de Hollywood o la sombría Mullholland Drive, de la que esta película bebe especialmente).
Los fantasmas del pasado, acosados por el incesto, el odio y los narcóticos, giran alrededor de una serie de vidas cruzadas y casualidades en la ciudad de L.A. Estas casualidades dan pie a una sucesión de escenas, a cada cual menos predecible y espeluznante que la anterior, donde Cronemberg cuenta la historia de unos seres humanos traumatizados cuya dependencia es propiedad exclusiva de ser chupa cámaras, jóvenes (joven en la película es cómicamente 13 años y viejo es 20) y drogadicto. La búsqueda del amor más puro en un mar de crueldades, vicio y destrucción personal será el primordial objetivo de estas “estrellas” que solo quieren obtener paz. Un mapa de las entrañas más perturbadoras del alma humana bien contada, sin miedo y con valentía, y sinceramente, una de las mejores películas que he visto.
Esta película, ganadora del premio a la mejor actriz para Julianne Moore, en el pasado festival de Cannes (Sí, llega con casi un año de retraso a las pantallas españolas) es probablemente la mejor película de su tan querido como odiado director, quien no deja de sorprender.