Un empresario abre en Madrid un restaurante para potenciar la producción ecológica de su pueblo conquense, Campillo de Altobuey

Todo en este establecimiento es ecológico.
El empresario Juan Vila.
El empresario Juan Vila.

A.R.E. Hay momentos en la vida en los que surge la necesidad de explotar los talentos innatos a fin de crear «cosas que sirvan para algo». Así piensa Juan Vila, quien acaba de abrir en Madrid la cafetería-restaurante Nest, un espacio en el que ha volcado sus dotes empresariales con el doble objetivo de extender su visión de llevar una alimentación natural y su afán por revitalizar la economía de su tierra, Campillo de Altobuey (Cuenca).

Juan Vila es licenciado en Psicología Industrial y lleva toda la vida dedicado al ámbito de los recursos humanos, la gestión de personal y la formación. Hace años creó junto a un socio una empresa, en la que se encargaba del área de RRHH y en la que “llegamos a tener a 1.200 trabajadores y a salir a Bolsa”. Posteriormente tuvo otros negocios, entre ellos una bodega, pero su verdadera pasión, lo que más le gusta del mundo, siempre ha sido la tierra, el campo.

El Club Ecológico se encuentra en Cuenca.
El Club Ecológico se encuentra en Cuenca.

Por ello, hace unos años abandonó la ciudad junto a su esposa Mari Carmen y se instalaron en la localidad de Campillo de Altobuey, en Cuenca, donde pusieron en marcha un hotel rural con capacidad para 10-12 personas. Se trata de un complejo al que bautizaron como ‘Cuesta de Patas. Club Ecológico‘, debiendo su nombre a que en él todo lo que se sirve es producido por sus dueños, que tienen granja y huerta propias dentro de las instalaciones del hotel, así que dan de comer a los huéspedes con lo que da la finca.

Todo lo que sirven está libre de químicos.
Todo lo que sirven está libre de químicos.

La familia de Juan Vila y la de su esposa Mari Carmen eran naturales de este pueblo conquense y, aunque ellos llevan toda la vida viviendo en Madrid, siempre habían soñado con volver a Campillo. Por ello, antes de abrir el hotel ya se habían instalado allí y plantado su propia huerta, empezando entonces a concienciarse de lo necesario que era llevar a cabo una agricultura libre de productos químicos. “Perdí 15 kilos cuando empecé a comer ecológico”, explica Vila, “hasta que mi cuerpo alcanzó su equilibrio y se estabilizó”.

Entonces pusieron en marcha el hotel, para compartir con los demás esa salud que ellos habían descubierto en los alimentos libres de químicos y se dieron cuenta de quienes pasaban por su establecimiento “se encontraban mejor”, con más vitalidad.

La huerta de Villa en Campillo de Altobuey.
La huerta de Villa en Campillo de Altobuey.

Como explica Vila, los productos ecológicos son “los que consumían nuestros abuelos, alimentos de todo tipo: frutas, verduras, carnes, huevos, pescados… sólo que certificando que en su producción no se han empleado químicos ni hormonas, antibióticos, etc

La idea de poner en marcha el restaurante surgió cuando muchos de sus clientes del hotel les interrogaban con la duda: ‘¿Cuándo me vuelva a Madrid, dónde puedo comer como aquí?’ La insistencia de sus huéspedes hizo mella en el empresario y su esposa, que finalmente acabaron abriendo las puertas de Nest en la capital española.

Fachada de Nest, en el corazón financiero de Madrid.
Fachada de Nest, en el corazón financiero de Madrid.

Pero hay otro motivo también que subyace tras esta iniciativa, que no es otro que el deseo de aportar su granito de arena a la reactivación de las zonas rurales, especialmente de Campillo de Altobuey. Como Vila explica, los municipios agrícolas están cada vez más deprimidos, “desde 1960 se han ido despoblando”, considerando este empresario que la recuperación de los mismos pasa por la agricultura ecológica “porque este tiempo de producciones son de más calidad y están teniendo ahora mucha demanda, en Europa están haciendo una gran apuesta por ella”.

Con esta idea en el horizonte, a primeros de diciembre de 2014 abría sus puertas en la avenida General Perón de Madrid, frente a Torre Picasso, Nest, que significa nido en inglés, una palabra escogida con toda la intención, puesto que la idea de Vila es que los clientes se encuentren como en casa, cuidados y protegidos. En este restaurante, asegura su dueño, todo es ecológico, desde la comida a la pintura de las paredes, pasando por el detergente.

Todo en este establecimiento es ecológico.
Todo en este establecimiento es ecológico.

“Traemos todo lo que podemos que se produce en nuestro pueblo, en nuestra zona, como legumbres, aceites, etc. y lo que no encontramos allí, los buscamos en la comarca o en otras áreas”, explica Vila. La finalidad es crear un concepto de comida sana y rica que permita a la empresa expandirse dentro y fuera de Madrid y, a través de su crecimiento, seguir beneficiando a sus proveedores, contribuyendo a fomentar las producciones ecológicas y mejorar la salud de sus comensales.

Según comenta Vila, la expresión que más se escucha entre la gente que ha probado Nest es “¡Por fin!”, mostrando con ella la satisfacción de encontrar en la amplia oferta hostelera madrileña un espacio diferente, con un plus en su compromiso con la salubridad de su carta e instalaciones. Y es que todo lo que se sirve ha sido previamente supervisado por los responsables de Nest, que se desplazan a las granjas para ver con sus propios ojos la procedencia y estado de los animales.

Vila considera que el futuro de los pueblos pasa por la agricultura ecológica.
Vila considera que el futuro de los pueblos pasa por la agricultura ecológica.

En la carta puede encontrarse comida muy casera y tradicional, así como una amplia variedad de zumos, cuyo consumo el establecimiento pretende potenciar. Sobre los precios, Vila asegura que son muy “normalitos”, disponiendo además de menús al precio de 13,5 euros. De hecho es la propia esposa de Juan, Mari Carmen, la que se encarga de los menús, aunque ella es una todoterreno que compagina la cocina del restaurante con su huerto, su faceta de ganadera y la gestión del hotel rural.

Aunque no llevan ni dos meses abiertos, Nest ha doblado en este tiempo su clientela inicial, atendiendo ya cada día a más de 120 personas, un dato que pone de relieve la gran acogida que está teniendo el restaurante ecológico.

Y es que, aunque lógicamente un negocio tiene que ser rentable, Nest es más que eso para si dueño, es “un proyecto de vida. Pienso que el tercer tercio de la vida, en el que yo a mis 59 años me encuentro, es en el que uno se dedica a trabajar por la sociedad. La etapa en la que el dinero en sí es una motivación ya la pasé. Así que cuando me muera quiero pensar que habré hecho algo útil, habré puesto mi granito de arena para dejar la tierra más limpia y personas más sanas. Eso da mucho trabajo, pero también mucha satisfacción y me llena”.

3 comentarios en «Un empresario abre en Madrid un restaurante para potenciar la producción ecológica de su pueblo conquense, Campillo de Altobuey»

  1. Puedo confirmar que todo lo expuesto en este artículo es rigurosamente cierto. Hemos disfrutado de la comida del restaurante Nest y realmente es distinta y es un placer gastronómico. Me consta que los productos empleados son ecológicos y los sabores son diferentes.
    El entusiasmo y el empuje de Juan y Mari Carmen es sorprendente y envidiable. ¡Adelante! El éxito lo tenéis asegurado.

  2. Carmen y Juan son unas personas excepcionales, con un carisma especial y amor por las cosas que hacen. En Cuesta de Patas pudimos degustar unos fantásticos platos y estamos deseando ir a visitaros en vuestro nuevo proyecto.

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