San Bartolomé de Pinares disfruta un año más de sus tradicionales Luminarias

Los jinetes pasan sobre las hogueras. / Foto: www.turismoavila.com
Los jinetes pasan sobre las hogueras. / Foto: www.turismoavila.com
Los jinetes pasan sobre las hogueras. / Foto: www.lasluminarias.com

EBN. Como cada año desde hace más de 200 años, la noche anterior al día de San Antón -el 17 de enero-, el municipio avilés de San Bartolomé de Pinares (Ávila) celebró la fiesta de las Luminarias, en la que más de 20 hogueras se encendieron en las calles de la localidad castellano-leonesa para ser saltadas por caballos y jinetes.

Esta tradición, nacida supuestamente a raíz de una epidemia que mató a todos los caballos del pueblo hace dos siglos, es la fiestas más importantes de la localidad abulense de San Bartolomé de Pinares y se celebra, como marca la tradición, los días 16 y 17 de enero.

Así, este pasado viernes 16, las campanas repicaron para que todos los jinetes con sus caballos se concentran en la puerta del Ayuntamiento, al lado de la casa parroquial. Es en este momento cuando las hogueras se encendieron por las calles del pueblo y los mayordomos empezaron a recorrerlas con todo el séquito de jinetes. De este modo, se purifica a los animales con el humo de las hogueras y los jinetes atraviesan las Luminarias.

Aunque no se dispone de escritos, se dice que esta tradición lleva desde el siglo XVIII, y sus orígenes se basan en la necesidad de tener sus animales con salud para su subsistencia, y posiblemente de años malos de epidemias en los que morían abundantemente estos animales. También se comenta que antiguamente no sólo eran caballos y burros los que participaban en el acto de purificación, sino también otros tipos de ganado.

La noche del 16 de enero el fuego purifica a jinetes y caballos. / Foto: www.turismoavila.com
La noche del 16 de enero el fuego purifica a jinetes y caballos. / Foto: www.turismoavila.com

Día de San Antón. Tras las Luminarias de la noche del 16, en la jornada del 17 de enero se vuelven a encender las hogueras, y a llenar el pueblo de humo, desde muy temprano.

Los mayordomos vuelven a salir por la mañana con los caballos adornados con flores de papel y con unos ropones con mucho colorido. Los lugareños besan sus varas y a la misma vez se le da un donativo a los mayordomos para ayudar a pagar los gastos que supone la fiesta.

Acompañados de la gaita y el tambor, vuelven a recorrer todo el pueblo, en el que los vecinos continúan la fiesta , sin perderse el tradicional desayuno de cada hoguera, abundando el chocolate, la bollería, y sin que falte la botella de orujo.

Sobre el mediodía comienza la misa en honor a San Antón, y después de ella, se saca la estatua del santo en procesión para que también se ahúme.

Una vez terminada la misa, el mayordomo invita a los asistentes a pastas y limonada en la puerta del salón parroquial, donde la gaita y el tambor amenizará el convite a los asistentes para que bailen unas jotas.

La gente regresa a sus respectivas hogueras para comer allí y a las 17.00 horas vuelven a salir las caballerías. Se reúnen todos en la plaza, donde va a comenzar la carrera de cintas.

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