Ana Amador. Aunque a simple vista el Sol parece un astro de brillo constante y sereno, la realidad es que en sus estructuras magnéticas se producen esporádicamente fenómenos explosivos y violentos que liberan grandes cantidades de energía (del orden de 1025 J, equivalentes a 40.000 millones de bombas atómicas de Hiroshima), partículas y campo magnético que afectan al entorno terrestre cuando se dirigen hacia nuestro planeta.
Las tormentas geomagnéticas severas ponen en evidencia la vulnerabilidad de nuestras tecnologías, ya que pueden alterar el funcionamiento de infraestructuras terrestres (redes eléctricas, gasoductos y oleoductos), sistemas de comunicaciones y navegación e incluso satélites. Para tratar de minimizar los efectos de estos fenómenos solares, en España se ha creado el Servicio Nacional de Meteorología Espacial (SeNMEs), un portal web dedicado a la observación, monitorización y predicción de este tipo de actividades solares.
Para conocer más sobre esta iniciativa, que constituye uno de los hitos del proyecto ‘Nuevos retos en la Ciencia de la interacción Sol-Tierra ante las necesidades tecnológicas de la sociedad actual’, contamos con Consuelo Cid, profesora del equipo de Meteorología Espacial del departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Alcalá (UAH) y miembro principal del equipo.
¿Por qué es tan importante la meteorología espacial?
Cada vez tenemos una tecnología mucho más puntera y sensible a cualquier tipo de alteración electromagnética. Lo que realmente hace el Sol cuando se produce este tipo de actividad en el entorno terrestre es alterar el campo electromagnético de la Tierra, así que cuanto más sensibles somos a esas perturbaciones más necesitamos conocerlas y tomar medidas. Lo que viene del Sol es un riesgo natural e inevitable, pero podemos tomar previsiones como apagar ciertos aparatos.
¿A qué zona de la Tierra afectan las tormentas solares?
Estos eventos afectan a la ionosfera, que no es la atmósfera neutra en la cual se encuentran las nubes sino una parte que está más arriba. Nosotros utilizamos esta capa todos los días para comunicarnos, ya que las ondas salen de un emisor, llegan a la ionosfera, rebotan y alcanzan al receptor. Pero la ionosfera puede cambiar su posición, subir o bajar. Así que si la ionosfera es como un espejo y la trasladamos más lejos o cerca, aunque el emisor haya enviado la onda para comunicarse el receptor no la va a recibir.
¿Cuál ha sido la tormenta solar más fuerte que se ha registrado?
El suceso más grave de actividad solar registrado fue el evento de Carrington, que tuvo lugar en 1859. Durante ese suceso el telégrafo empezó a comunicar solo, pero en aquel momento solo existía ese medio, Edison estaba inventando la bombilla y la gente se movía en coches de caballos. Hoy nuestra tecnología ha cambiado completamente, nos movemos en avión y necesitamos satélites incluso para poder hablar por móvil.
¿Recientemente se ha producido algún caso importante?
En 1989 se quemó un transformador en la central hidroeléctrica de Quebec, en 2003 se quedaron sin luz en Suecia y en Sudáfrica se fundieron varios transformadores y tuvieron problemas para reponerlos. Otra tormenta importante sucedió en enero de 2005 y afectó a las comunicaciones dejándolas fuera de órbita, es decir, el GPS desapareció y los sistemas de GNSS dejaron de funcionar. Todos estos son problemas derivados de la actividad solar que han sido reconocidos, pero nos consta de otros que no se pueden asociar directamente porque no hay suficientes medidas para asegurar que las tormentas solares han sido la única causa.
¿Cómo puede afectar una tormenta solar severa a la Tierra?
Con cortes de suministros eléctricos, en los sistemas de comunicaciones y nos puede dejar sin televisión durante un tiempo. De hecho, una compañera del grupo estuvo en Brasil este verano y nos mandó un mensaje en agosto diciendo que acababan de cortar la televisión debido a la actividad solar. Eso sucede, pero hay países que no saben por qué.
¿Cuándo surgió la idea de crear el Instituto Nacional de Meteorología Espacial?
Nuestras investigaciones llevan ocultas a los ciudadanos más de diez años, pero ahora han salido a la luz de una forma sencilla, como un portal web. De este modo, cualquiera puede consultar la información con un código de colores y sin necesidad de saber física terrestre o solar. Pero también queremos que la gente sepa que, aunque parezca fácil, detrás hay ciencia muy seria.
¿Quiénes integran el equipo?
Somos un equipo formado por investigadores del departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Alcalá y de la Universidad Complutense, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad bajo el área de Astronomía y Astrofísica. Concretamente, en la Universidad de Alcalá miramos el Sol, el medio interplanetario y el campo magnético de la Tierra, mientras que en la Universidad Complutense estudian la ionosfera.
¿Qué servicios ofrecen?
Una parte del Servicio Nacional de Meteorología Espacial está dedicada a la predicción, en ella se informa sobre qué esperamos en los próximos días, según la situación del Sol, o qué sucederá en las próximas horas, según el medio interplanetario. También tenemos un servicio de alertas geomagnéticas muy intensas que llega a través de un email mediante una suscripción, a la cual se puede acceder a través de la página web. En este caso solamente avisaríamos si se trata de sucesos muy extremos. Por otra parte, contamos con una línea de observación para comunicar qué está pasando ahora mismo. Esta no es una predicción, sino una información en tiempo real que también resulta útil en algunas ocasiones.
¿Con cuánto tiempo de antelación se puede avisar de una tormenta solar?
Si va a suceder un evento muy extremo, con seguridad se puede avisar con media hora. Cuando se produce un fenómeno severo en el Sol, la luz llega en ocho minutos a la Tierra pero la masa que ha salido tarda aproximadamente un día. Es verdad que podemos estar prevenidos de antemano porque veremos un día antes que se ha producido el evento en el Sol, pero eso no significa que vaya a alterar la Tierra. Al ser una estrella muy grande en comparación con nuestro planeta, las probabilidades de que nos alcance son muy pequeñas.
Si las tormentas solares son inevitables, ¿en qué medida ayudan sus predicciones?
Sobre todo es un servicio muy útil para las empresas afectadas por la actividad solar. Imagínese que va a volar a Canadá y su compañía aérea decide hacer una órbita que pasa por los polos y se produce una tormenta solar importante en esa zona, la compañía debería desviar el vuelo si no quiere que sus pasajeros reciban una radiación superior a varias radiografías.
¿Qué indicadores utilizan para realizar las predicciones?
Primero nos basamos en observar el Sol, tanto el disco como la corona solar, que es la parte externa de su atmósfera. Después miramos la intensidad de los rayos X que está enviando a la Tierra, el flujo de partículas energéticas o la velocidad, densidad y el campo magnético del viento solar. Toda esa información nos la proporcionan satélites de la NASA y NOAA. También utilizamos datos sobre el campo magnético del suelo procedentes de centros de monitorización, como el Observatorio de San Pablo –Toledo del Instituto Geográfico Nacional, e información de las estaciones de GNSS sobre el estado de la ionosfera para saber cómo va a afectar a los GPS o las ondas radio.
Uno de los objetivos del Instituto Nacional de Meteorología Espacial es sumarse a la red internacional de tiempo espacial.
Sí, queremos convertirnos en uno de los observatorios regionales de referencia de meteorología espacial. Ahora mismo en Europa, al menos reconocidos como centros regionales, solamente hay uno en Bruselas. Nosotros queremos ser uno de esos centros, así que probablemente a la vuelta de Navidades solicitaremos la inclusión de nuestro servicio dentro del International Space Environment Service (ISES).
¿Qué significaría para España la incorporación en el ISES?
El prestigio de convertirnos en uno de los países de referencia. Nuestras previsiones y monitorización están creadas especialmente para España, pero también pueden servir a países que estén próximos a nosotros, como Francia o Italia. Así que proporcionamos una cobertura regional que no se limita a nuestras fronteras.