Ana Amador. “La Noche de Difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria”. Así comienza uno de los relatos más famosos de Gustavo Adolfo Bécquer, que rememora los dramáticos acontecimientos que cubrieron de sangre el Monte de las Ánimas y cuya leyenda evoca el eterno deseo de venganza de quienes perecieron espada en mano siglos atrás.
Este es solo uno de los muchos ejemplos en torno a una festividad que garantiza la memoria de los antepasados y cuyos orígenes se remontan a los primeros cristianos, quienes acostumbraban a celebrar el aniversario de la muerte de los mártires. Sin embargo, durante la persecución de Diocleciano fue tan elevado el número de víctimas que se vieron obligados a fijar una fecha común para rendir homenaje a los caídos.
La primera fecha escogida fue el 21 de febrero, luego se trasladó al 13 de mayo en el año 610 por orden del papa Bonifacio IV y finalmente en el siglo VIII Gregorio III la fijó el 1 de noviembre. Este último cambio se llevó a cabo como respuesta a la celebración de la fiesta de Samain, que celebraba durante tres días el nuevo año celta y comenzaban el 31 de octubre con la noche Halloween (All hallow’s eve) en la que el mundo de los vivos y el de los muertos quedaba comunicado.
Durante siglos en España, el Día de Todos los Santos o Día de los Difuntos es jornada de lágrimas en la que los cementerios se plagan de ramos de flores, pero también es una festividad llena de vida. Las familias se reúnen, se celebran numerosos actos curiosos en numerosas localidades y se puede degustar rica gastronomía tradicional como los huesos de santo en Madrid, los buñuelos de cidra y crema de boniato en Cádiz o los puches en la Alcarria. Por ello te invitamos a conocer las diversas costumbres que puedes disfrutar nuestro país durante esta fiesta mágica en la que abunda la superstición:
El Magosto. Esta fiesta, que se realiza en diversos puntos de la geografía española como Galicia, León, Cantabria, Zamora o Asturias, es una antigua tradición cuyo origen proviene de un rito prehistórico de acción de gracias a la divinidad por la primera cosecha otoñal.
La noche de difuntos se introducen sobre las brasas de una hoguera castañas dentro de un cilindro metálico con agujeros en su base, llamado tambor o, en algunas zonas, tixolo. Según la tradición, por cada castaña que se ingiera se liberará un alma del purgatorio o quién sabe si del infierno.
En las brasas también se asan chorizos y se suele beber el vino nuevo hecho en casa. Durante este festejo también es costumbre tiznarse la cara con los restos de la hoguera, saltar el fuego como en la noche de San Juan para atraer a la suerte, contar cuentos y cantar canciones populares.
La Chaquetía (Extramadura). También denominada chiquitía o calvochá, en esta merienda que se celebra en el campo se consumen frutos del tiempo, como higos pasos, nueces, bellotas, granadas, castañas y preparados como el dulce de membrillo. También se comen tortas típicas o chaquetías, que se realizan con dulce de membrillo, nueces y castañas asadas.
En muchos pueblos es costumbre que los muchachos salgan a pedir dichos productos de casa en casa y se cante la cancioncilla popular: «Tía, tía, dame la chiquitía, que si no no eres mi tía«.
La fiesta de Tosantos (Cádiz). En las vísperas de esta fiesta nacional en esta localidad andaluza se celebra la tradicional Fiesta de los Mercados, donde se ven decorados con los productos típicos de esta época del año como castañas, nueces, almendras, membrillo e higos secos. Pero lo realmente peculiar es que el resto de productos que se venden durante el año son expuestos a modo de sátira de la realidad política y social española, representando diferentes escenas de la vida cotidiana. En ella, podemos encontrar cerdos, merluzas o conejos disfrazados de conocidos personajes del país, siempre bajo el punto de vista cómico y el salero que caracteriza a los gaditanos.
La fira de tots sants de Cocentaina (Alicante). Este año se cumple la 668ª edición de una de las ferias de productos más antiguas e importantes de España. Su origen se remonta a 1346, cuando el monarca Pedro IV de Aragón concedió a Roger de Lauria, conde de Cocentaina, una licencia para celebrar una feria anual agrícola y ganadera bajo la protección real.
Esta cita, considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional desde el año 2012, atrae cada año a una media de 600.000 visitantes. Además, se ha transformado en un importante escaparate de actividades tradicionales del campo como maquinaria agrícola y medios de automoción. En este encuentro también se realizan múltiples propuestas culturales, como el mercado medieval, el porrat, la judería y el zoco árabe.
Los Finaos (Gran Canaria). El nombre de esta festividad viene de la palabra finados, que significa «persona muerta» o «difunto». Es una antigua tradición canaria por la que familiares, amigos y vecinos se reúnen la víspera del Día de Todos los Santos. El punto culminante era el “baile de los difuntos” o “baile de los finaos”, donde se degustaban castañas y piñas asadas, almendras, roscos de anís, chochos y no podía faltar una copita de anís o de ron miel.
El festejo se ameniza por los ranchos de ánimas, grupo de gente tocando por las calles que después hacen un baile con guitarras y timples. Ese ambiente familiar traspasa las puertas de las viviendas y en las calles continúa la alegría con estos grupos al son de malagueñas. Son conocidos los ranchos de ánimas de los Arbejales, Teror o Valsequillo.
El Día de la Mochila (Ceuta). Algunos textos antiguos vinculan esta popular celebración ceutí con la costumbre de los antepasados de acudir a llevar flores al cementerio ataviados con una mochila en la que llevaban la comida necesaria para pasar allí toda la jornada, ya que podían quedar aislados debido a las mareas.
Esta tradición ha perdurado durante siglos pasando de generación en generación y en la actualidad las familias se siguen reuniendo en el monte para comer ‘la mochila’, una bolsa de frutos que son compartidos entre todos los presentes.
Representaciones de Don Juan Tenorio. El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina, Don Giovanni de Mozart o Don Juan de Molière son solo algunos de los grandes artistas que recrearon las andanzas del famoso seductor sevillano. Sin embargo, la víspera de Difuntos es el momento perfecto para disfrutar sobre los escenarios de Don Juan Tenorio de Zorrilla, una obra que algunos autores afirman que fue escrita por el autor romántico un 1 de noviembre.
El misterio de las ánimas errantes, el ambiente tétrico del cementerio o la desesperación por un amor imposible convergen a la perfección para dar vida a la historia famoso libertino capaz de enfrentarse a todo, incluso a la muerte.