Redacción. Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización de origen rumano que se dedicaba a falsificar documentos por encargo. Han sido detenidos ocho de sus principales miembros y se ha logrado desmantelar el laboratorio donde realizaban las falsificaciones, ubicado en los locales de un antiguo club de alterne. La organización adoptaba todo tipo de medidas de seguridad para evitar que sus miembros fueran detectados por la Policía, utilizando numerosos intermediarios entre los clientes y los falsificadores impidiendo el contacto entre ellos.
El pasado mes de febrero, una mujer de origen rumano solicitó en el Consulado de Rumania en España un Poder Consular con el fin de obtener el certificado de divorcio en su país de origen, presentando para ello una Carta de Identidad rumana falsificada. Al ser detectada la falsificación por los funcionarios de dicha oficina consular, éstos se pusieron en contacto con la Policía que procedió a la detención de la mujer y comenzó a investigar la procedencia de dicho documento.
Tras meses de investigaciones, la Policía logró averiguar que el documento se lo había proporcionado una organización compuesta por ciudadanos rumanos perfectamente estructurada y organizada, cuyos miembros se encargaban de todo el proceso, desde la captación de “clientes” hasta la entrega de los documentos falsificados a los mismos, disponiendo de un laboratorio propio en el que realizaban falsificaciones de gran calidad.
El primer paso era la captación de clientes. Los “captadores” se encargaban de localizar personas necesitadas de obtener todo tipo de documentos, principalmente los que se requieren para la obtención del NIE, con el que poder residir y trabajar en territorio español.
Los “captadores” ponían a los clientes en contacto con diversos “intermediarios” que, a su vez, contactaban con el “intermediario principal”, que era el único que conocía al “falsificador” y a sus colaboradores. De esta manera, la organización se aseguraba de que ni los clientes ni los intermediarios mantuvieran ningún contacto con los falsificadores.
Una vez realizado el encargo por un cliente a los intermediarios, éstos lo trasladaban al intermediario principal que, tras adoptar multitud de medias de seguridad para evitar ser detectado por los agentes, se reunía con el falsificador en el domicilio de éste, ubicado en El Casar de Escalona (Toledo).
Desde allí, se trasladaban al laboratorio que la organización había instalado en la oficina de un antiguo club de alterne de una localidad próxima, que actualmente se encuentra cerrado al público, y que tenían alquilada. Allí se confeccionaban los documentos solicitados, principalmente documentos de identidad y permisos de conducir rumanos y húngaros.
Cabe destacar que los documentos falsificados eran de gran calidad y que la organización disponía de lo necesario para falsificar el visado uniforme Schengen expedido por Rumania.
Una vez confeccionado el documento encargado, era el intermediario principal el único que, previo pago anticipado del precio acordado, tenía contacto con los intermediarios menores o, incluso, con los propios clientes, manteniendo así, en todo momento, al falsificador fuera del alcance del resto, con el fin de evitar que la Policía pudiera relacionarle con los demás en caso de detención de los mismos.
El precio de los documentos podía oscilar entre los 300 y los 6.000 euros, dependiendo fundamentalmente de la necesidad de los mismos que tuviera la víctima. Una vez reunidos los indicios necesarios, la Autoridad Judicial autorizó a la Policía la entrada y registro en los domicilios de los principales sospechosos, dos de ellos en Madrid y otro en El Casar de Escalona, así como en el club de alterne en el que la organización había instalado su laboratorio.
La operación se ha saldado con la desarticulación de la organización y la detención de sus ocho principales integrantes, así como el desmantelamiento del laboratorio que los mismos empleaban para la falsificación de documentos, actividad que llevaban realizando al menos desde el año 2010.
Durante los registros se ha intervenido, además de dinero en efectivo, todo tipo de sofisticado material empleado en la falsificación de documentos: escáneres de última generación, una plastificadora, ordenadores portátiles, material plástico con escudos oficiales de Rumania e Italia para la confección de tarjetas con hologramas, papel con fibrillas integradas prácticamente idéntico al original para la elaboración de pasaportes y visados, fotografías y todo tipo de efectos para la elaboración y manipulación de documentos, una impresora láser multifunción, sellos originales de distintos organismos, documentos falsos, documentos originales que servían como modelo y anotaciones con la contabilidad de la organización.
La operación ha sido llevada a cabo por la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, el Grupo VI de la UCRIF de Madrid y la Brigada Local de Extranjería y Fronteras de Talavera de la Reina (Toledo), con la colaboración de la Agregaduría de Interior de Rumania en España.