Ana Amador. A finales del siglo XIII tomó posesión de la Villa de Granada (ahora Granadilla) la hermosa Doña Margarita de Narbona, viuda del señor de Ledesma Don Pedro de Castilla, de quien estaba enamorado el valeroso caballero Don Alvar Núñez de Castro.
Debido a los constantes asedios por sus enemigos, la dama encomendó al guerrero la defensa de la fortaleza. Sin embargo, Alvar, que no estaba seguro de poder evitar la invasión, trazó un plan secreto para rescatar a su dama y al hijo de ésta a través de un pasadizo subterráneo hasta la orilla del río dónde le esperaría su caballo preparado para huir a Portugal.
Una noche, durante el asedio, Alvar abandonó su puesto de guardia en busca de Doña Margarita dispuesto a declararle su amor y llevar a cabo el plan, pero ella no acepto su afecto ni la propuesta de huida. Pero Alvar, que no estaba dispuesto a abandonar a su amada, decidió llevársela a la fuerza para salvarla, lo que provocó que ella se desmayara.
Cuando se disponía a salir con Doña Margarita en sus brazos, se interpuso en su camino Men Rodríguez, el alcalde de la villa. Ambos hombres lucharon encarnizadamente con sus espadas hasta que Alvar venció. Sin embargo, cuando la dama volvió en sí se lanzó contra el caballero y lo apuñaló con una daga para poder huir.
A pesar de la herida, Alvar logró cruzar el subterráneo y llegar hasta su caballo, pero unas semanas después murió en una ermita en la que se refugió. Cuenta la leyenda que cada noche su fantasma regresa a Granadilla a lomos de su caballo para pedir perdón y que solo las mujeres son capaces de verlo.
El escenario de esta triste historia de amor tuvo lugar en una localidad medieval de Cáceres que actualmente se encuentra abandonada y rodeada por las aguas de un embalse, pero a la que sus antiguos habitantes siguen recordando con gran afecto.
La historia de Granadilla
En el siglo IX, los almohades fundaron Granada, un baluarte estratégico sobre una colina ubicada en un paso obligado de la Vía de la Plata y la comarca de las Hurdes. Sin embargo, la influencia árabe llegó a su fin en 1160, cuando el rey Fernando II de León conquistó esta aldea, la repobló y diseñó un nuevo trazado alrededor de una gran muralla. En 1170 el monarca le otorgó el título de Villa e incentivó su desarrollo con la intención de convertirla en una fortaleza que contuviese los avances musulmanes que dominaban la zona meridional de las Transierras leonesa y castellana.
En la Edad Media, Granada era el principal núcleo de población de la zona y, durante siglos, fue la capital de un señorío de 17 municipios, cuya titularidad pasó por innumerables manos hasta que en 1446 la corona lo cedió a la familia Álvarez de Toledo (duques de Alba), quienes conservaron la posesión hasta 1830.
Tras la conquista en 1492 del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos, se cambió el nombre de la localidad cacereña por el de Granadilla para evitar confusiones. Sin embargo, oficialemente esta nueva denominación no fue utilizada en los documentos del Concejo hasta el siglo XIX.
Uno de los puntos más emblemáticos de este tesoro extremeño es su castillo, construido entre 1473 y 1478 por orden García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, primer duque de Alba. Los creadores de este proyecto fueron Juan Carrera y Tomás Bretón, quienes diseñaron un cuerpo central en forma de prisma y otros cuatro semicilíndricos adosados a cada costado. Además, gracias a la conservación casi intacta de la mayor parte de la muralla que rodea la ciudad, Granadilla está considerada el tercer mejor conjunto amurallado español, por detrás de Ávila y Lugo.
En el interior de esta fortaleza medieval se construyeron 250 viviendas en torno al punto más elevado y su antiguo centro neurálgico, la Plaza Mayor. Asimismo, los años 50 fueron una época dorada en la que el pueblo llegó a contar con 1125 vecinos, cuya principal ocupación fue la agricultura y ganadería.
A pesar de la gran belleza de sus construcciones e influencia histórica, el 24 de junio de 1955 el Consejo de Ministros franquista decretó la expropiación de gran parte de estas tierras para construir el embalse de Gabriel y Galán, nombre dedicado al poeta salmantino del siglo XIX fallecido en esta región. Así que, el 15 de junio de 1960, se informó a los vecinos que las fincas pertenecían a la Administración del Estado y que sobre ellas no se podía reclamar ningún derecho.
La subida de las aguas del pantano afectaron a las tierras de cultivo, lo que provocó que el pueblo sufriera un éxodo masivo que continuó hasta 1964, año en el que se marcharon los últimos moradores. Finalmente, en 1965 se acordó la disolución del municipio.
A pesar de la inundación por el embalse, el núcleo urbano permaneció aislado sobre una península a la que solo se podía acceder a través de una vía en la zona norte, ya que bajo el agua descansan los puentes que cruzaban el río Alagón y el arroyo de Aldovara.
Sin embargo, en 1980 el Gobierno de Adolfo Suárez declaró la villa Conjunto histórico-artístico e inició su rehabilitación, dedicando especialmente atención al castillo y la muralla. Antonio Espejel fue el gran impulsor de este proyecto que se puso en marcha tras el acuerdo adoptado por los ministerios de Obras Públicas y Urbanismo, Educación y Ciencia, y el de Agricultura, Pesca y Alimentación a través del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA).
Además, en 1984 Granadilla fue incluida, junto a Búdal (Huesca) y Umbralejo (Guadalajara), en el Programa Interministerial de Pueblos Abandonados. La Confederación Hidrográfica del Tajo cedió a dichos ministerios esta localidad para que realizaran en él obras de restauración y conservación de los edificios con fines asistenciales, culturales o sociales.
Este programa incluía un Plan Experimental de Reconstrucción y Restauración de Granadilla, que comenzó a funcionar en 1990 y preveía el levantamiento de muros, la limpieza de calles y la construcción de jardines. Desde entonces, muchos estudiantes acuden cada año a ayudar a rehabilitar este pueblo, de hecho la mayoría de edificios que se mantienen en pie están destinados a desarrollar distintos programas educativos.
A pesar de haber tenido de dejar sus casas, muchos de los antiguos habitantes y sus descendientes continúan reuniéndose en el pueblo dos veces al año para celebrar la romería de su patrona el 15 de agosto, la Virgen de Agosto, y el día de los Difuntos, el 1 de noviembre. Así que las aguas del pantano no lograron borrar el recuerdo de Granadilla, que aún continúa vivo y muy presente.
2 comentarios en «Granadilla, un tesoro medieval»
Soy de un pueblo pequeño de Albacete y en el año 1976 fui a trabajar al pantano de Gabriel y Galán .Entonces tenia 23 años y soltero.Estuve de pensión en zarza de Granadilla conocí a una chica me case y nació mi hija .En 1981 volví a mi tierra Almansa y tengo dos hijos mas .Cuando tengo unos días de vacaciones cojo a mi familia y nos vamos a Zarza de Granadilla .Cojo mi bici de montaña y hago una visita a Granadilla cada año me gusta mas estoy enamorado Extremadura sus habitantes y sus pueblos.
Soy andaluz afincado en Cataluña y casado con una extremeña de Caceres y de Granadilla y puedo decir que me gusta mucho el pueblo de mi mujer porque lo tiene todo paz y tranquilidad.he estado muchas veces y cada vez que boy me gusta mas haora hace un tiempo que no boy pero ire en cuanto pueda