Redacción. El Grupo de Incliva de enfermedades raras ha demostrado, por primera vez en seres humanos, que en los pacientes con déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT, los niveles de determinados biomarcadores asociados al estrés oxidativo, tales como el agua oxigenada, están aumentados significativamente.
El estudio, liderado por el investigador del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva, Francisco Dasí, y la pediatra en el Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de Valencia, Amparo Escribano, se ha publicado recientemente en la revista ‘Thorax’.
El déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT es una enfermedad rara, genética y hereditaria, consecuencia de una mutación en el gen Serpina1, el cual produce la alfa-1 antitripsina (AAT), una proteína que se sintetiza en el hígado, y que protege el tejido pulmonar de la inflamación ocasionada por las infecciones y los irritantes inhalados, según ha explicado el Incliva en un comunicado.
Dependiendo de diversos factores genéticos y ambientales, el déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT confiere predisposición a desarrollar enfisema pulmonar o cirrosis en adultos y distintas hepatopatías.
El defecto genético responsable afecta a una de entre 3.000-5.000 personas y es, junto con la fibrosis quística y el síndrome de Down, una de las tres enfermedades genéticas letales más frecuentes. Se estima que en España pueden existir alrededor de más de un millón de portadores de la enfermedad, si bien únicamente están diagnosticados un 5 por ciento de todos los casos que se calcula que puede haber en España.
Según ha explicado el doctor Dasí, «esta condición genética se transmite por «herencia mendeliana simple», esto es mediante dos alelos, uno de cada progenitor, que los hijos reciben al 50 por ciento». «Cuando uno de ellos transmite la condición existe un déficit parcial y, cuando son los dos progenitores quienes lo trasmiten, el déficit es más severo. Sólo en el caso de la alteración de los dos alelos se producen los casos más graves», ha subrayado.
Por este motivo, considera «muy importante» para los pacientes con déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT que «se les realice un estudio genético familiar, ya que al ser una enfermedad genética y hereditaria esta puede ser transmitida de padres a hijos». Así los afectados se clasifican según su perfil de riesgo, bajo, medio y alto, lo que determinará los síntomas que padecerán a lo largo de la vida.
Por su parte, la doctora Amparo Escribano ha aclarado que «la dificultad está en el alto grado de variabilidad que presenta la enfermedad en lo que se refiere a su sintomatología y evolución». En esta línea, ha señalado que, hasta ahora, los niveles sanguíneos de alfa-1 antitripsina-DAAT y el fenotipo «no son suficientes para identificar a aquellos pacientes que desarrollarán daño pulmonar o hepático grave».
Según el doctor Dasí, «la investigación tuvo como objetivo analizar el papel del estrés oxidativo en niños con déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT, con el fin de determinar, por un lado si los marcadores de estrés oxidativo se encuentran aumentados en los pacientes con DAAT, y por otro si la expresión de estos marcadores se correlaciona con el pronóstico de la enfermedad».
Para ello, los autores determinaron el perfil de estrés oxidativo en 99 niños, 51 de ellos con déficit de alfa-1 antitripsina-DAAT diagnosticado y 38 sujetos de control.
Los resultados del estudio concluyen que en aquellos pacientes con mayor riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar o hepática los niveles de agua oxigenada en sangre se triplican con respecto a los pacientes con mejor pronóstico y a la población general.