España es el segundo país del mundo con más deuda con el exterior, según el FMI

Europa Press. La deuda de España con el exterior alcanzó en 2013 los 1,4 billones de dólares (1,1 millones de euros), lo que le convierte en el segundo país del mundo más endeudado con el exterior tras Estados Unidos, según recoge el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el capítulo cuarto de la nueva edición de su informe ‘Perspectivas Económicas Globales’.

El saldo negativo de 1,4 billones de dólares (1,1 millones de euros) de activos externos netos de España sólo es superado por los 5,7 billones de dólares (4,5 millones de euros) de Estados Unidos y se encuentra bastante por encima del tercer país endeudado, Brasil con 750.000 millones de dólares (593.900 millones de euros).

Sin embargo, si se compara con la proporción que estos activos representa del PIB en el caso de España el porcentaje alcanzar el 103,1%, mientras que en Estados Unidos equivalente al 34% y en Brasil al 33,4%.

Según las estadística del Fondo, la deuda de España con el exterior es muy superior a la que se registraba en 2006, cuando era de 862.000 millones de dólares (682.600 millones de euros), lo que equivalía entonces al 69,7% del PIB.

Por el contrario, los mayores acreedores del mundo en 2013 eran Japón y China con un saldo positivo de activos externos netos de 3,06 y 1,69 billones de dólares (2,42 y 1,34 millones de euros), respectivamente.

Pese a este endeudamiento, el saldo en cuenta corriente de España ha disminuido considerablemente en los últimos años, ya que cerró 2013 con superávit en contraste con el déficit de 111.000 millones de dólares (87.900 millones de euros) de 2006, el segundo mayor del mundo.

Menos desequilibrios. Por otro lado, el FMI considera que, pese a los avances logrados en la reducción de los desequilibrios por cuenta corriente, sigue existiendo margen para reducir los déficits y superávits por cuenta corriente «excesivos» en varias economías avanzadas y emergentes.

La institución dirigida por Christine Lagarde subraya que los desequilibrios mundiales se redujeron más de un tercio entre 2006 y 2013, lo que ha llevado a una disminución de la concentración de desequilibrios y de los riesgos sistémicos asociados.

Esto ha coincidido con una reducción de los mayores déficits (Estados Unidos y las economías de la zona euro sometidas a tensiones) y superávits (China y Japón). Sin embargo, advierte de que los superávits en los países del núcleo de Europa han seguido siendo importantes, y los saldos en cuenta corriente se han deteriorado en algunos mercados emergentes.

El fondo remarca que, en gran medida, el ajuste de los desequilibrios de flujos se ha visto impulsado por la débil demanda en las economías deficitarias, que ha estado acompañada de un aumento del desempleo en estos países.

También han ayudado a este ajuste las diferencias en el crecimiento debido a una recuperación más rápida de los mercados emergentes y los exportadores de materias primas. Sin embargo, se ha recurrido mucho menos a la reorientación del gasto.

El FMI espera que la reducción de los desequilibrios sea duradera, debido a que gran parte de las pérdidas en la producción son estructurales, incluso cuando a medio plazo las economías con déficit reduzcan sus brechas de producción. No obstante, advierte de que existe el riesgo de que los desequilibrios vuelvan a ampliarse en cuanto las economías se recuperen por completo.

Riesgos para la economía. En este contexto, el Fondo señala que, aunque la situación actual apunta a una disminución de las vulnerabilidades externas en los próximos años, algunas economías permanecen en situación de riesgo.

En 2006, los saldos en cuenta corriente y los saldos en activos externos netos de una serie de economías se acercaban o superaban umbrales asociados a crisis anteriores. Desde entonces, muchas de estas economías se han vuelto menos vulnerables, y las proyecciones más recientes indican que las vulnerabilidades externas seguirán reduciéndose en los próximos años.

«No obstante, aunque los riesgos sistémicos planteados por los desequilibrios mundiales han disminuido, sigue existiendo margen para reducir los déficits y superávits en cuenta corriente excesivos en varias economías avanzadas y emergentes», advierte.

En este contexto, defiende que los esfuerzos en materia de política en busca de un reequilibrio mundial siguen siendo «una prioridad» y cree que una reducción de los pasivos externos netos en las economías deudoras exige mejoras en los saldos en cuenta corriente y un crecimiento más sólido.

«Una demanda externa más sólida y una mayor reorientación del gasto contribuirían a ambos cometidos. Resultaría útil adoptar medidas encaminadas a alcanzar un crecimiento más sólido y más equilibrado en las principales economías, incluidas aquellas con superávit que disponen de margen de maniobra para responder mediante políticas», agrega el fondo.

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