Los jóvenes españoles se implican más en lo social, según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud

El programa se desarrollará durante dos años a partir de mediados de 2016.
Los jóvenes actuales adoptan valores más conservadores.
Los jóvenes actuales adoptan valores más conservadores.

Redacción. Los jóvenes españoles de 14 a 25 años son cada vez más conservadores –reivindican valores y virtudes tradicionales como el esfuerzo, el ahorro, la honestidad o la prudencia, por ejemplo- y cada vez se muestran más implicados o dispuestos a implicarse en lo colectivo. Tanto desde el cuestionamiento radical del estado de las cosas –reclamando un cambio de modelo social, político y económico- como desde parámetros más ortodoxos, sin llegar a cuestionar el orden establecido, aunque sí reclamando su perfeccionamiento.

En definitiva, en los últimos años, quizá a causa de la crisis, los jóvenes españoles se han hecho más ortodoxos, más formalmente correctos, más proactivos frente a lo comunitario, más implicados en lo común, y mucho más preocupados por el orden y la seguridad.

Por el contrario, los valores asociados al presentismo o el hedonismo –apurar el momento, primar el ocio, etc.- y usados como seña de identidad del estereotipo del joven pasota, del joven ni-ni, parecen haber perdido importancia para los jóvenes españoles.

Éstas son algunas de las principales conclusiones de la investigación “Jóvenes y valores sociales”, realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado e independiente creado por la FAD gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica, que ha sido presentado en Madrid por Ignacio Calderón y Eusebio Megías, director general y director técnico respectivamente del citado Centro y por el catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, codirector del estudio.

La investigación analiza, a través de las 1.000 entrevistas a jóvenes de entre 15 y 24 años, cuáles son las prioridades vitales de éstos, sus posturas morales, cómo se perciben, qué les preocupa de sí mismos y de la realidad social o cuáles son sus principios éticos o sus propuestas de convivencia. El estudio también presenta una tipología de los jóvenes españoles, según sus valores y actitudes.

Según los resultados, se ha incrementado la reprobación de conductas que hace seis años tenían más respaldo, como romper mobiliario urbano (inadmisible para el 93,3%), conducir bajo la influencia del alcohol (92,2%). El ‘pirateo’ también pierde grado de admisibilidad (0,48 puntos menos) pero sigue siendo aceptable para más del 75% de los jóvenes.

Destaca que si bien el 85,8% no ve admisible contratar en peores condiciones a un extranjero por serlo, el grado de aceptación de esta conducta ha subido 0,10 puntos. También ha subido la admisibilidad de enfrentarse violentamente a agentes de la policía (0,24 puntos más) y participar en acciones violentas de protesta ciudadana es admisible para el 25,2 por ciento de los encuestados.

Sobre la moral privada, el 81,3% ve admisible la «libertad total» para abortar y el 82,6% considera admisible la adopción de hijos por parte de los homosexuales. La eutanasia retrocede 0,14 puntos pero sigue bien vista para el 77,7%. El suicidio, por el contrario, es poco o nada admisible para el 66,5% y cada vez se ve peor (0,47 puntos menos).

Pena de muerte. Por otro lado, en las encuestas se propuso a los jóvenes puntuar de uno a 10 el grado de admisibilidad de determinadas conductas sociales. El 43,9% situó la pena de muerte como poco o nada admisible (entre 1 y 4 puntos), mientras que un 17,4% la calificó de medianamente aceptable (valores de 5 y 6), y hasta un 38,7 por ciento la puntuó como completamente asumible (de 7 a 10 puntos).

Respecto de 2006, cuando se realizó un estudio similar, la media de admisibilidad de la pena de muerte entre los jóvenes ha crecido 0,87 puntos, hasta un 5,05, lo que según los expertos, llama a la reflexión. El 86% está de acuerdo en que «es importante vivir en entornos completamente seguros» y le conceden una relevancia de 8,26 puntos sobre 10, mientras el 70% defiende «tener gobiernos fuertes que garanticen el orden y la autoridad» y el 44% considera que «en casos excepcionales está justificado que se cree un gobierno de expertos aunque no haya sido votado por los ciudadanos».

Aunque el 70% ve importante la igualdad de trato para todos los ciudadanos, el 62% considera que hay que contribuir al bienestar común aunque suponga esfuerzos económicos para uno mismo y el 47% opina que la presencia de inmigrantes enriquece social y culturalmente un país, existe un 27% de los jóvenes para quienes «los inmigrantes hacen del país un lugar peor y más inseguro».

Aunque interesarse por temas políticos (32,3%) o por cuestiones religiosas (23,9%) ocupan los dos últimos puestos de importancia en una lista de 18 prioridades, la consideración de ambos ha subido 0,56 y 0,5 puntos desde 2006, respectivamente. También aumenta 0,71 la importancia media de hacer cosas para mejorar el barrio y la comunidad y 0,4 la de preocuparse por lo que ocurre en otros lugares del mundo.

El estudio se interesa además en la percepción de los recortes que tienen los jóvenes. Para la mayoría, hay cuatro partidas presupuestarias que no es admisible recortar: la educación, la sanidad, la promoción y creación de empleo y la «ayuda a los pobres».

En cuanto a las instituciones, las que cosechan mayor grado de desconfianza son los partidos políticos (72%), el sistema financiero/bancario (67,9%), las instituciones religiosas (58,2%) y el sistema parlamentario (56,8%). En una escala de 0 a 10, sólo pasan del aprobado en confianza el sistema educativo (6,22), las ONG (6,17), la información online (6,05), las fuerzas armadas (5,64), la policía (5,55), los medios de comunicación (5,54) y la Unión Europea (5,24).

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