Ana Amador. Recientemente el Alcázar de Sevilla ha sido uno de los enclaves seleccionados para recrear el Reino de Dorne de la afamada serie norteamericana Juego de Tronos. Sin embargo, no es la primera vez que la capital andaluza se ha convertido en el plató de grandes producciones internacionales. Te invitamos a conocer algunos de los numerosos puntos de la geografía española que han formado parte destacada de la historia del celuloide.
Los bellos castillos de España han sido escenario de destacadas producciones. Concretamente, el Castillo de Molina de Aragón (Guadalajara) albergó las investigaciones de Guillermo de Baskerville (Sean Connery) y el novicio Adso de Melk (Christian Slater) en El nombre de la rosa, adaptación del gran éxito del escritor italiano Umberto Eco.
Estas históricas edificaciones también han servido para inmortalizar grandes hazañas épicas como la historia de El Cid, protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren. La España medieval se recreó en lugares como el Castillo de Belmonte (Cuenca), el de Manzanares el Real (Madrid) y las hermosas playas de Peñíscola (Castellón), entre otros puntos del país.
El Castillo de Loarre (Huesca) fue el escenario elegido por Ridley Scott para rodar algunas escenas del largometraje sobre los templarios y las cruzadas El reino de los cielos. Sin embargo, esta no fue la primera vez que el afamado director de Gladiator se trasladó a España para ambientar sus películas. En 1992, las calles de Salamanca, la Casa de los Bejaranos en Trujillo (Cáceres), los Reales Alcázares o la Casa de Pilatos en Sevilla, entre otras ubicaciones, fueron los seleccionadas para dar vida a las andanzas de Isabel I (Sigourney Weaver) y Cristóbal Colón (Gérard Depardieu). Además, el director norteamericano optó también por Almería y Fuerteventura para su nueva película, Exodus.
La magia del cine también ha logrado recrear en nuestra geografía lugares del mundo tan diferentes como la Rusia siberiana del Doctor Zhivago en Soria, Salamanca y Segovia; la grandeza china de 55 días en Pekín en Las Matas (Madrid); las tierras de Galilea que recorrió Jesucristo en Rey de reyes en Madrid y el colosal foro romano de la superproducción La caída del Imperio romano en Segovia.
Además de estas obras históricas, el cine fantástico también ha tenido gran protagonismo en nuestro país. Un claro ejemplo es la Ciudad Encantada de Cuenca, cuya localización evocó el mundo cruento del guerrero Conan el bárbaro, que interpretó un fornido y casi desconocido Arnold Schwarzenegger.
Más al sur de la Península, la Plaza de España (Sevilla) ha sido el plató de destacados rodajes. Por este rincón hispalense pasearon su romance Anakin Skywalker y Padmé Amidala en Star Wars II: El ataque de los clones. Aunque este hermoso lugar también presenció las aventuras del héroe británico Lawrance de Arabia, encarnado por el gran intérprete Peter O’Toole. En el caso de esta última película, los productores optaron también por trasladar el set de rodaje de Jordania al Parque Natural del Cabo de Gata (Almería) para recrear el desierto del Sahara.
En Almería se encuentra otro punto de gran relevancia en la historia del cine, el desierto de Tabernas (Almería). Este enclave se convirtió en el centro de la producción del llamado espagueti western y entre las más de 200 películas que se grabaron en estos estudios destacan Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. En la actualidad aún se conservan algunos de los decorados y pueblos del Viejo Oeste, que pueden visitarse en el Parque Oasys.
Además de los enfrentamientos entre pistoleros, peligrosos forajidos e intrépidos sheriffs, en este enclave almeriense se han realizado escenas de clásicos de diferentes géneros, desde las míticas aventuras de Indiana Jones y la última cruzada a éxitos de la ciencia ficción como Mad Max 3: Más allá de la cúpula de trueno y 2001: Una odisea en el espacio.
A los encantos de Andalucía también sucumbieron Tom Cruise y Cameron en Noche y Día, película que fue rodada entre Sevilla y Cádiz. Además. hasta esta ciudad de la costa andaluza viajaron Pierce Brosnan y Halle Berry para interpretar las míticas escenas de 007: Muere otro día. Así que el Campo del Sur, el Castillo de Santa Catalina, la plaza de Abastos o la playa de la Caleta se convirtieron en el Malecón, una fábrica de tabaco y otros puntos emblemáticos de La Habana (Cuba).
Las grandes urbes españolas también han tenido un papel destacado en el cine internacional. Por ejemplo, las calles del Barrio Gótico, la Plaza Real, el Pueblo Español y el parque del Laberinto de Horta en Barcelona ambientaron la adaptación cinematográfica de la novela de Patrick Süskind El perfume.
La ciudad condal ha generado grandes pasiones y uno de sus enamorados es el polifacético director neoyorquino Wolly Allen, quien decidió rendirle homenaje en Vicky, Cristina, Barcelona. Gracias a esta película Penélope Cruz destacó por su notable actuación y obtuvo el Oscar a la mejor actriz de reparto en 2008.
Otro de los puntos estrella para rodar es Madrid, así que lugares tan emblemáticos como la Gran Vía, la Plaza Mayor o el Paseo del Prado han ambientado escenas de largometrajes como The tourist (Ewan McGregor y Hugh Jackman) o El ultimátum de Bourne (Matt Damon).
La Villa también ha sido protagonista de famosas panorámicas en éxitos dirigidos por directores españoles, como Alejandro Amenábar o Alex de la Iglesia. Cómo olvidar la inquietante escena de Eduardo Noriega paseando por una solitaria Gran Vía en Abre los ojos o el simbolismo de las Torres Kio en El día de la bestia.
Una ciudad con gran sex-appeal donde se han rodado grandes éxitos del celuloide ha sido Bilbao. Por sus calles elegantes y edificios vanguardistas, como en Museo Guggenheim, han pasado personajes tan destacados de la ficción como James Bond en El mundo nunca es suficiente.
Otro punto clave para las superproducciones son las Islas Canarias. En sus mágicos parajes volcánicos se han grabado historias mitológicas como Furia de titanes, las aventuras marinas de Moby Dick dirigida por John Huston, trepidantes carreras de Fast & Furious 6 y romances tan convulsos como el de 50 sombras de grey.
Por tanto, debido a su diversidad paisajística y riqueza cultural, España se ha convertido en una constante fuente inspiración para los creadores del séptimo arte.
