Ana Rodríguez. Inteligente, amable y simpática. Una mujer culta y adelantada a su tiempo que encontró en el mundo del audiovisual su manera de expresarse y de hacer, lo que ella llama, “un servicio público”. Así es Assumpta Serna, gran actriz española cuya fama mundial se ha ganado a pulso, a base de muchos años de duro trabajo, de bordar papeles, de no dejar nunca de querer aprender.
Sus cualidades casan a la perfección con la filosofía de este nuevo medio de comunicación, España Buenas Noticias, un diario digital comprometido con muchos de los valores que Serna encarna, y a la que agradecemos su confianza y el habernos concedido esta entrevista.
María Asunción Rodés Serna es natural de Barcelona, donde estudió Derecho y luego se formó en el Institut del Teatre, obteniendo su primer papel en la película La orgía, de Francesc Bellmunt. A ésta le seguirían otras tantas cintas, entre las que destacan El crimen de Cuenca (1980), de Pilar Miró; Dulces horas (1982), de Carlos Saura; Lulú de noche (1985), de Emilio Martínez Lázaro; Matador (1986), de Pedro Almodóvar; Lola (1986), de Bigas Luna; Orquídea salvaje (1989), de Zalman King; Yo, la peor de todas (1990), de María Luisa Bemberg; El maestro de esgrima (1992), de Pedro Olea; Nostradamus (1994), de Roger Christian; Jóvenes y brujas (1996), de Andrew Fleming; Kiss & tell (1996), de Jordan Alan; Como un relámpago (1996), de Miguel Hermoso; o Trash (2009), de Carles Torras, entre muchas otras.
Sus conocimientos de castellano, catalán, inglés, italiano, francés y portugués también fueron una baza valiosa a la hora de abrirse puertas fuera de las fronteras españolas. Así, ha trabajado también en numerosas series de televisión europeas y estadounidenses, tales como la mítica Falcon Crest (1989) -siendo la única española que participó en ella- Valentina (1989), Brigada Central (1989-90), Sharpe (1993), la serie Henry VIII de la BBC; Aquí no hay quien viva (2005-2006) o 90-60-90, diario secreto de una adolescente (2009).
Hace poco, Serna ha finalizado el rodaje de Borgia, la serie europea con mayor presupuesto en pantalla y estrenada con gran éxito en 45 territorios bajo la producción de Tom Fontana y Barry Levinson. En ella interpreta a Vannozza dei Cattanei, la amante de Rodrigo Borgia, Papa Alejandro VI y madre de sus cuatro hijos, César, Lucrecia, Juan y Jofre.
En su haber, Assumpta Serna ha sido distinguida como Mejor Actriz en una veintena de ocasiones, y ha sido jurado en más de 15 festivales internacionales, formando parte integrante del Comité de Selección de los Premios Oscar y del Consejo de Administración de la Academia de Cine Europea.
Además de conferenciante y de su labor como docente en el Centro Profesional de la Fundación First Team, que fundó junto al también actor Scott Cleverdon, Serna ha escrito dos libros sobre técnicas de interpretación que son toda una referencia en escuelas de cine: El trabajo del actor de cine y Monólogos en V.O.
También ha sido presidenta de AISGE, es socia de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) y en el ámbito teatral ha trabajado en la Comédie Française en París.
Sobre sus nuevos proyectos, su trayectoria y otros asuntos, nos habla esta camaleónica actriz en esta entrevista:
– En primer lugar, pregunta obligada: ¿qué opina del nacimiento de un medio con la filosofía de España Buenas Noticias?
– Me parece un proyecto muy inteligente, que conectará con mucho público, porque todos estamos cansados de noticias que sólo ven la parte negativa y manipuladas por el miedo, una manera infantil pero que siempre funciona. Aunque la misma vida tiene conflictos, ponerse siempre en lo malo es generar un punto de vista equivocado y sesgado. Una cosa es la lucha para sacar los asuntos bien y otra que sólo hablemos de conflictos. Es importante apoyar y difundir la parte positiva porque es esencial a lo humano, que es estar bien y tener felicidad en el día a día. Es una manera de cambiar la cultura de un país hacia valores más positivos que necesitamos todos.
– En el plano laboral, acaba de terminar la grabación de Borgia, ¿verdad?
– Sí, es una muy bonita serie. Me ha gustado trabajar en esta superproducción y estoy muy contenta de haberlo hecho, aunque no se haya visto en mi país. En Francia y Alemania está siendo todo un éxito y en Netflix es la décima serie de éxito. Su final lo estoy viviendo con un poco de pena, pero han sido tres años con gente de 21 países, gente inteligente, una serie hecha con textos bien escritos y grandes actores. Ha sido muy enriquecedor.
– ¿Cuál ha sido el momento más mágico de su carrera profesional?
– En cada día, en cada serie, en cada película, siempre hay unos momentos mágicos. Existen cuando se consigue algo, cuando el esfuerzo de muchos sirve para que otros se alegren; cuando produces un sentimiento, una reflexión… Lo más bonito es que es un servicio, algo que haces por otros, y eso ocurre cada día en un rodaje y también ocurre en la Escuela, cuando ves a los alumnos con chiribitas en los ojos, ilusionados. Servir al otro en el trabajo, por eso siempre digo que si no hubiera sido actriz habría sido periodista, por ese servicio a la sociedad que prestáis los que informáis. Las personas te nutren de muchas cosas. Hay que encontrar a diario esos momentos, cuidar a tu profesión igual que cuidas cada día a tu pareja, para que piense que es lo mejor que te ha pasado nunca. La vida no vale la pena si no tenemos a los demás.
– ¿Tiene ahora nuevos proyectos?
– Sí, hay una serie que empieza a funcionar a finales de abril en Cataluña. El productor y director es Joel Joan. El protagonista, al que da vida Joan, es un actor que está haciendo una película ficticia de la que yo soy la productora. La serie aborda los problemas de la producción y de la vida personal de los personajes. Trata varios temas, entre ellos la honradez.
– Además está First Team…
– Sí, Scott Cleverdon, mi marido, y yo tenemos una escuela y una fundación en Madrid desde hace 15 años. En la escuela formamos a nuevas generaciones de cineastas y, a los alumnos que nos presentan un material que nos gusta, los ayudamos a dirigir y producir su idea. También hacemos algunos ejercicios como final de curso en el Máster Universitario, concretamente unos cortos, y los producimos desde la Fundación y también con nuestra propia empresa. Les dejamos el material, preparamos la producción… es una manera de apoyar a los jóvenes cineastas.
– ¿Y en qué están enfrascados ahora concretamente?
– Como Fundación ahora tenemos un proyecto muy bonito, una solución positiva para que haya más ética. Hemos elaborado un Código de Buenas Prácticas para el Actor del Audiovisual con el fin de que se organice y profesionalice el sector.
Para que una empresa funcione bien debe seguir un código de responsabilidad social para tener calidad. Es un intento por regular el trabajo y las relaciones, pues falta transparencia, respeto, principios… El código no es algo laboral, sino una definición del sector, que reflexione sobre cómo funciona bien y es de calidad todo el proceso de una película para el actor.
– ¿Cómo afecta eso al espectador?
– Eso nos afecta a todos. El espectador tendría que opinar sobre el producto que le dan, sobre todo en la televisión pública, y participar en un intento de arreglar el sector, exigiendo un entretenimiento formativo. En América hay fundaciones que reciben apoyo de la sociedad porque entienden que es necesario. Nosotros estamos retrasados en esto, pero desde nuestra fundación apostamos por la calidad del producto audiovisual formando a nuevas generaciones y estableciendo valores en todo el proceso. En todos los cursos hemos tenido un total de 1.800 alumnos, hemos estado en 23 ciudades, en seis países. Hemos contribuido a difundir una especialidad con el ánimo y el motor que nos lleva, que es cambiar a mejor el sector.
– ¿Cuál es el futuro del sector?
– El futuro del negocio del cine es largo de contar, lo he estudiado a fondo. Lo primero es escuchar. La gente vive encerrada en su Torre de Babel y necesita dialogar para entender y disfrutar de lo que ha hecho el otro y conocer mejor nuestro cine. Es una pena que haya gente que prefiera ver otro cine, que no es el nuestro, y esgrima argumentos poco profesionales que hacen que nuestro cine tenga mala reputación. Hay cosas muy bien hechas que hay que defender.
La formación es también muy importante, ayuda a no quedarnos agarrados a viejas costumbres, y además es clave la internacionalización. Piensa que el cine español tiene que conocerse fuera, necesitamos que sea una industria mejor y hay que romper barreras en Europa para que se nos conozca. Tenemos unos abanderados estupendos, actores y directores que han salido a Francia, a Estados Unidos, etc. y hay que apoyarlos, que sepan que no están solos.
Muchas gracias Assumpta. Un placer hablar con usted.