Alejandro Díaz. Manuel Méndez Terino, natural del municipio sevillano de Los Rosales y agricultor dedicado al cultivo del melocotón en Alcolea del Río (Sevilla), ha encontrado bajo sus tierras mientras realizaba sus tradicionales labores de sembrado, un diente de Carcharocles megalodon, un enorme tiburón que vivió hace millones de años, así como múltiples fósiles pertenecientes a la fauna marina de hace siglos.
El diente en cuestión tiene una longitud aproximada de entre 10 y 12 centímetros y una antigüedad que oscila entre los siete y cinco millones de años, correspondiente a los periodos geológicos conocidos como Mioceno-Plioceno, según las fuentes consultadas.
El Carcharocles megalodon, uno de los mayores depredadores de los mares de todos los tiempos, es una especie extinta de tiburón que vivió aproximadamente hace entre 23 y 1,5 millones de años, durante el Cenozoico Superior. Alcanzaba una longitud de hasta 20 metros, rondaba las 100 toneladas de peso y tenía una fuerza de mordida 35 veces mayor a la del tiburón blanco actual. Hasta el día de hoy, el diente fósil de esta especie más grande encontrado (en Estados Unidos) es de unos 18 centímetros. El de este agricultor sevillano no es de gran tamaño, aunque no significa, según explican los especialistas consultados, que su ‘dueño’ no lo fuera.
A raíz de una noticia publicada en los diarios de la cadena Buenas Noticias referente al hallazgo, por otro agricultor, en la localidad onubense de Lepe de un diente de la misma especie aunque de dimensiones mayores (15,5 cm). Este agricultor se puso en contacto con España Buenas Noticias para informar al diario sobre los restos que había localizado recientemente en sus tierras.
El paleontólogo del Grupo de Investigación Geomorfología Ambiental de la Universidad de Huelva, Fernando Muñiz, tras analizar gráficamente el material, confirmaba a este periódico que el diente encontrado por Manuel Méndez eran efectivamente el de un Carcharocles megalodon «en muy buen estado», dato que fue además ratificado por otro paleontólogo de la UHU, Antonio Toscano.
El haber localizado esta pieza dental en plena sierra de Sevilla y no en una ciudad costera como el presentado en Lepe hace unos días, no es una sorpresa para los expertos en la materia, ya que durante los periodos geológicos en la que esta especie de tiburón vivió la «cuenca del Guadalquivir o depresión del Guadalquivir estaba inundada por el mar y los sedimentos que dejaron son los correspondientes a los ambientes de entonces, quedando registrados, fosilizados, los restos de la fauna marina que vivió en esas aguas», explica Fernando Muñiz.
Además de este diente de tiburón, Manuel Méndez ha hallado en sus tierras fósiles marinos que se corresponden con «erizos de mar llamados Clypeaster, con una morfología campaniforme (de forma de campana), de ahí que quizá se tienda a confundir con medusas, debido a que han perdido las espículas que rodeaban su caparazón», afirma el paleontólogo Fernando Muñiz. Los demás fósiles encontrados son bivalvos y cirrípedos balanomorfos (crustáceos con dos caparazones), además de un hueso (podría tratarse de una costilla) de cetáceo (ballena, delfín, etc.)
Todo el material que este agricultor sevillano ha encontrado en sus tierras de Alcolea del Río será puesto a disposición de los profesionales e instituciones correspondientes para su estudio. En este sentido, cabe resaltar la encomiable labor que realizan los trabajadores del campo quienes, en su tarea diaria de labrar la tierra, a veces acceden a ‘tesoros’ paleontológicos como son los fósiles, siendo gracias a su curiosidad que estos vestigios del pasado son rescatados y puestos en valor para su estudio y el conocimiento científico.
Más datos. Como se indicaba al principio de la información, todos estos descubrimientos pertenecen a los periodos de la era geológica Terciaría o Cenozoica: el Mioceno y Plioceno. El Mioceno comenzó hace 23,03 millones de años y terminó hace 5,332 millones de años. Por su parte, el Plioceno comenzó hace 5 332 000 años y termina hace 2 588 000 años. Todo este periodo de tiempo pertenece al Cenozoico Superior, término griego que significa «animales nuevos». Al Cenozoico también se le llama la Era de los Mamíferos, animales que, al extinguirse los dinosaurios a finales del Cretácico, sufrieron una extraordinaria radiación adaptativa y pasaron a ser la fauna característica.