Ana Amador. Situado junto a la Puerta de Alcalá, el parque del Retiro es, gracias a su superficie de 1,28 kilómetros cuadrados y un perímetro de 4,5 kilómetros, uno de los principales pulmones de la ciudad. Comparado con otras destacadas zonas verdes urbanas del mundo su extensión es similar a Hyde Park (Londres), aproximadamente la mitad que los Jardines de Luxemburgo (París) y casi la tercera parte del Central Park (Nueva York).
Sus orígenes se remontan al reinado de Felipe II, quien levantó en estas tierras un castillo de estilo normando para su esposa María de Tudor, reina de Inglaterra y hermana de Isabel I. Los jardines no se crearon hasta 1630 y 1640, cuando el Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, cedió al monarca estos terrenos como regalo del duque Fernán Nuñez. Sin embargo, este emblemático lugar no se abrió al público hasta la Gloriosa o Revolución de 1868 y desde entonces es uno de los principales puntos neurálgicos de Madrid.
Entre sus rincones más destacados se encuentra el Estanque Grande, un lago artificial de aproximadamente dos metros de profundidad, que constituye la parte más antigua del recinto. Fue construido por Felipe IV para realizar batallas navales, una práctica muy al gusto italiano en las que él mismo solía participar y que fueron recreadas por el gran escenógrafo Cosme Lotti.
Desde este punto partían también dos rías navegables que, aunque eran de poco calado, resultaban perfectas para que la familia real disfrutase de agradables paseos durante los días sin viento en pequeñas galeras o góndolas, que fueron enviadas desde Nápoles en 1639 por el duque de Medina de las Torres. Para mayor divertimento, en el centro del lago se construyó una isla desde la que se realizaban magníficas obras teatrales, entre ellas destacó la representación durante la Noche de San Juan en 1635 de ‘Los encantos de Circe’ de Calderon de la Barca.
Con el paso de los años este lugar se transformó hasta llegar a convertirse en un entorno ideal en el que practicar remo en barca y albergar eventos deportivos, como la Travesía Invernal a Nado, una conocida carrera solidaria que destaca por su gran dureza debido a las bajas temperaturas del agua durante esa estación. Además, la alcaldesa de Madrid Ana Botella planeó que este enclave acogiera la competición de voley-playa durante los Juegos Olímpicos de 2020, aunque finalmente la ciudad fue eliminada y Tokio (Japón) resultó seleccionada para acoger este gran evento.
Por otro lado, en este emblemático parque se encuentra el árbol más antiguo de Madrid. Se trata de un ahuehuete (especie originaria de México) que fue plantado supuestamente en 1663, aunque son muchas las leyendas sobre el origen de este destacado símbolo. Para evitar ataques, desde hace algunos años se encuentra protegido por una reja y legalmente forma parte del Catálogo de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre de la Comunidad de Madrid junto a otros 224 ejemplares.
En este gran pulmón de Madrid también se situó hasta 1972 La Casa de Fieras, el antiguo zoológico de Madrid, que fue creado en 1774 por orden de Carlos III y considerado el segundo mejor de Europa. Aunque actualmente las instalaciones se encuentran en La Casa de Campo, en el Retiro aún se conservan algunos recuerdos de este recinto, como por ejemplo la caverna de piedras que cobijaba a los osos.
Además de estas construcciones, el lugar más controvertido sin ninguna duda es la bella escultura de Ricardo Bellver del Ángel Caído. Este monumento, que fue presentado durante la Exposición Universal de París en 1878, es la única obra pública y autorizada del mundo de Lucifer y, como curiosidad, se encuentra a 666 metros sobre el nivel del mar. Este dato fue corroborado por la Red de Gerencia y Urbanismo de Madrid, sin embargo durante aquella época resultaba imposible conocer con precisión esa altitud.
Entre otros misterios de este parque también cabe mencionar el descubrimiento en 2010, durante una perforación debido a unas obras en la zona de Las Estufas, de dos túneles abovedados de ladrillo y paralelos. Según diferentes hipótesis, estas construcciones pudieron formar parte de una extensa red de canalizaciones árabes de agua en torno al siglo X y XI. Sin embargo, otros estudios apuntan que posiblemente perteneció a las instalaciones de la Real Fábrica de Porcelana, construida en el siglo XVIII junto a las inmediaciones de la estatua del Ángel Caído y cerca de la rosaleda del paseo de Coches. Por último, otras interpretaciones consideran que las edificaciones se construyeron como trincheras durante las guerras napoleónicas o quizás en la Guerra Civil de 1936.
Además de todos estos tesoros ubicados en este hermoso recinto, en 2004 se erigió el Bosque del Recuerdo o Bosque de los Ausentes, un monumento compuesto por 22 olivos y 170 cipreses cercados por una lágrima de agua que representan a las víctimas del atentado del 11 de marzo y el agente fallecido durante la explosión del municipio de Leganés. De este modo, Madrid quiso rendir un sentido homenaje a un terrible acontecimiento que dejó una profunda herida que sus ciudadanos nunca podrán olvidar.