Carlos Fernández / @karlos686. Las personas sencillas pueden ser monstruos y los monstruos pueden enamorarse. Con esta gran premisa Manuel Martín Cuenca presentó Caníbal a finales de 2013, arrasando en las nominaciones de los Goya de ese año y ganando el de Mejor Fotografía. Una película minimalista y elegante que ofrece una gran interpretación de Antonio de la Torre y que aún recoge frutos de su paso por el último cine español.
– ¿Cómo surge la idea de una historia de amor tan peculiar?
– Surgió de la novela (Caríbal, de Humberto Arenal) cuyo argumento no es exactamente el mismo que el de la película pero cuya esencia sí que proviene del libro. La esencia es la de un hombre que se enamora de su vecina y que fantasea con devorarla, que es para él su forma de hacer el amor con una mujer. Nos pareció interesante hacer una historia que reflexionara entre el amor y el mal de este personaje tan complejo y a partir de esa esencia empezamos a inventar.
– ¿Por qué Caníbal y no otra historia?
– Cuando buscas algo para escribir o trabajar una historia en una película descubres que son las mismas historias las que llaman a tu puerta, no al revés, y ésta tocó. Es una historia negra con una importante reflexión moral y en una época como la nuestra de confusión, de crisis (no sólo económica, también de valores) tiene cierta lógica hacer una película como Caníbal, o que en todo caso, surgiera hacerla. En todas las épocas de la historia del cine llama un cierto tipo de películas y esta historia me motivó e inspiró.
– A la crítica le ha gustado mucho tu película. ¿Considera que es la mejor que ha hecho hasta ahora?
– No lo sé. Con las películas uno establece una relación muy personal, como con las personas, no es sólo el resultado sino también lo que te ha ocurrido durante el proceso de hacerlas. Yo no me quedaría con Caníbal en ese sentido por ser una película muy compleja y por situaciones personales que viví durante su proceso, pero eso no quiere decir que sea ni mejor ni peor, no es mi favorita pero sí que me ha llevado más lejos con las críticas o los Goya, festivales…
– ¿Tenía alguna referencia del cine de asesinos en serie o romántica?
– No tomé una influencia directa, pero en el cine de género siempre su suele beber de otros cineastas. Yo tenía presente a Hitchcock o Buñuel o Saura, por ejemplo, en el momento de la escritura. Podría tomar como ejemplo ese cine español de El extraño viaje (Fernando Fernán Gómez) o ese cine europeo que reflexiona sobre el mal, como es el caso de Michael Haneke. Todos son referentes sin querer, pero ayudan a encontrar tu propia voz, que es lo que busca siempre un director, decir algo propio.
– ¿Con qué momento se quedaría de Caníbal?
– Lo tengo muy claro, me quedaría con la semana en la que rodamos en Sierra Nevada, la quinta semana de rodaje creo recordar. Fue un gran momento de felicidad, de libertad e inspiración. Me encantaría volver a esa semana por saber, además, que el resultado de lo que estábamos haciendo sería bueno. Me sentí motivado y muy contento de estar rodando esta película. En la sierra rodábamos un equipo muy pequeño, sin electricidad, con luz natural que buscábamos y esperábamos, con un trípode y una cámara. Además rodar la naturaleza, integrarla en lo dramático, ¡me encanta!, sentí que no necesitaba nada más para rodar, para ser cineasta.
– Debió tener muy clara la historia cuando la escribió, la coescribió con Alejandro Hernández ¿Fue compleja la escritura del guión?
– La tenía bastante clara, sobre todo en trabajo con actores, pero sí que fue un trabajo de guión muy duro. Resultaba muy motivador escribir un thriller que sea una historia de amor sin llegar a serlo del todo, que no sea una película de sustos, que resulte elegante… todo eso influyó. En las primeras versiones de guión dimos palos de ciego, teníamos momentos poderosos pero no sabíamos si llegaría a algún puerto, incluso pedimos notas a amigos de confianza para que nos dijeran si veían algo interesante en el guión y saber que no era una locura. La quinta versión se convirtió (después de poco más de un año escribiendo versiones) en uno de nuestros primeros avances con estructura y personajes. Las primeras versiones consistieron en navegar libremente y fue complicado crear un guión que hable por sí solo. Tanto yo como Alejandro (creo) estamos de acuerdo en que ha sido el guión más difícil que hemos escrito hasta ahora.
– ¿Algún proyecto por delante?
– Tengo otras películas en mente pero otras veces he sentido más ganas e impulso en rodar y ahora mismo no siento esa necesidad de rodar inmediatamente y lanzarme a otro proyecto, me siento más tranquilo y en esta profesión hay que sentir esas ganas y ese deseo de rodar, que es lo que lleva adelante un proyecto, la pasión y la confianza en tu trabajo y por ahora me encuentro tranquilo en ese sentido.
Muchas gracias Manuel