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El glaucoma es una patología que puede provocar la ceguera si no se trata a tiempo. Con la presión ocular elevada, mayor propensión a sufrir glaucoma. A partir de los 40 años se incrementa el riesgo de sufrirlo. Un 90% de la ceguera que provoca el glaucoma podría evitarse mediante la detección temprana y el tratamiento adecuado. En términos globales, 78 millones de personas padecen glaucoma en todo el mundo y se prevé que en 2024 ya serán 111,8 millones
Cottet Óptica y Audiología, experto en salud visual y auditiva, advierte sobre el glaucoma que es una enfermedad asintomática que puede provocar ceguera si no se trata a tiempo. La prevención y la revisión con controles visuales periódicos, son claves para evitar daños irreversibles en la visión.
El glaucoma es una lesión ocular progresiva del nervio óptico provocado por un aumento de la presión interna del ojo. Es producido por una mala circulación del humor acuoso de la cámara anterior del ojo que al no drenar bien, por alguna obstrucción, produce el aumento de líquido dentro del ojo y, como consecuencia, un incremento de la tensión intraocular.
Los primeros síntomas del glaucoma pueden consistir en alteraciones del campo visual con pérdida de visión lateral o periférica. Al ser una enfermedad silenciosa, si no se es consciente hasta sus estadios finales, la pérdida que ha provocado no tiene solución. De ahí su gravedad y la preocupación de los expertos por informar y sensibilizar a la población sobre la importancia del diagnóstico precoz de las enfermedades de la vista y de los controles regulares antes de que el deterioro del ojo sea definitivo.
Fabio Delgado, director óptico de Cottet indica que “la prevención es básica y es muy necesario incluir controles de la presión intra ocular en los exámenes visuales periódicos. Es una enfermedad que en la mayoría de los casos se controla con medicación tópica y en los casos más complicados con cirugía, pero tratado a tiempo en la mayoría de los casos tiene solución”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo solo superada por las cataratas. A pesar de que se considera una enfermedad grave, la mitad de la población afectada por glaucoma no es consciente que pueda padecerla porque en muchos casos no hay síntomas.
“La detección temprana es la mejor forma de prevenir ya que el glaucoma pasa inadvertido y puede producir un daño irreversible del nervio óptico, baja visión e incluso ceguera en el 5% de los casos. En el 95% los casos de ceguera se podrían evitar”, afirma Fabio Delgado de Cottet.
Según la Asociación mundial del glaucoma (WGA), 9 millones de personas han perdido irreversiblemente la visión a causa del glaucoma, cifra que en los próximos años se incrementará como consecuencia del envejecimiento poblacional. El glaucoma afecta, a día de hoy, a 78 millones de personas en todo el mundo y según las estimaciones se prevé que en 2024 ya serán 111,8 millones.
Quién tiene más riesgo de padecer glaucoma
El glaucoma es una patología que puede afectar a todas las personas. Sin embargo, existen determinados factores de riesgo frecuentes que aumentan las probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
- Mayor incidencia a partir de los 40 años
- Ser fumador/a
- Tener miopía.
- Pacientes diabéticos y personas con miopía grave o la córnea menos gruesa de lo habitual.
- Antecedentes familiares con la enfermedad, ya que existe diez veces más riesgo de contraer glaucoma si algún miembro lo padece.
- Uso de corticoides.
- No haberse realizado una revisión oftalmológica.
- Desconocer la presión intraocular porque nunca se ha medido.
En qué consiste la prueba para su detección y cuándo realizarla
Según explica Fabio Delgado de Cottet hay diversas maneras de tomar la presión intraocular, cuya revisión puede evitar y ralentizar el curso de la enfermedad “en Cottet disponemos de tonómetros de aire que realizan la toma en segundos y no requiere el uso de gotas anestésicas. Es una prueba fácil de hacer dentro de los controles rutinarios de revisiones visuales que deberían de incluirse siempre. En términos generales aconsejamos realizarla cada 2-4 años antes de los 40 años, cada 2-3 años entre los 40-60 años y después de los 60, cada 1-2 años”.
Fuentes: Cottet Óptica y Audiología, OMS, Asociación Visión y Vida, Comité Mundial de pacientes con glaucoma (WGPA).
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