Tigre y el Delta: la magia de la vida junto al río

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Visit Argentina invita a descubrir el encanto de una zona excepcional donde arte, historia, arquitectura, deportes y gastronomía habitan un escenario natural único con el río como vertebrador del paisaje

Tan sólo a una hora de Buenos Aires, Tigre y el Delta conquistan a los visitantes por su arquitectura señorial, sus propuestas culturales y deportivas, la historia que se respira en sus calles, sus bares y restaurantes a la vera del río y, desde luego, por los paseos en lancha colectiva hasta alguna isla en el maravilloso entramado del Delta del Tigre.

Esta ciudad, que debe su nombre al yaguareté o tigre americano, puede recorrerse siguiendo el río que abraza su casco histórico. La estación fluvial marca el punto de partida para una caminata por el Paseo Victorica. Un recorrido serpenteante con vistas al río Luján, entre antiguas casonas y clubes de remo con sus imponentes edificios, como el Club Regatas La Marina, sobre la margen izquierda del Luján, construido hacia fines del siglo XIX. A quien le tiente remar, puede consultar en algunos de estos clubes que organizan salidas diarias. Casi al final del circuito, verás el Museo de Arte de Tigre, que se emplaza sobre un antiguo hotel Belle Époque, y tiene una colección de arte figurativo argentino.

«Si lo tuyo es conectar con la magia del río, el Delta del Tigre es el escenario perfecto». Desde la Estación Fluvial salen lanchas colectivas, catamaranes y distintos tipos de excursiones para que se descubra el Delta con sus más de 350 ríos y arroyos. El río se abre camino entre las islas, se desvanece en arroyos y canales y retoma su curso hasta desembocar en el Río de la Plata. En ese recorrido es posible encontrarse con los vecinos conversando en los muelles, la lancha almacén que abastece de provisiones, las matas de hortensias azules y rosadas bajo las ventanas de las casas construidas en alto para escaparle a la marea. Refugio de artistas y escritores, el Delta es encanto, es rumor de agua y verdes intensos cuando cae el sol.

Del otro lado del río, se puede emprender el circuito hacia el Puerto de Frutos, pero antes de llegar, siempre bordeando la orilla, se verá un palacio veneciano, con frescos y vitrales, construido a principios del siglo XX, que es sede de uno los clubes de remo más emblemáticos de la zona: el Canottieri Italiani.

Hasta mediados del siglo pasado, el Puerto de Frutos recibía la producción del Delta. Ahora es un mercado al aire libre y uno de los principales atractivos de Tigre. Allí se podrán encontrar muebles y decoración; talabartería y diseño en caña y mimbre; dulces caseros, miel y otros productos locales, como nueces de la isla, frutas y flores. También se puede disfrutar de un choripán junto al río en alguna de las parrillas del Puerto.

Aquí, en uno de los pocos deltas del mundo que no termina en el océano, también se encontrarán distintas ofertas de hospedaje desarrolladas en armonía con el entorno. Desde los tradicionales recreos para pasar el día hasta spas y hoteles exclusivos, cabañas y bungalows con una amplia oferta gastronómica y diversas actividades que incluyen remo, kayak y salidas en bote las noches de luna llena. Delta del Tigre es una experiencia infinita.

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Fuente Comunicae