Redacción. Desde finales de julio hasta avanzado el mes de agosto investigadores pertenecientes al grupo HUM-440 de la Universidad de Cádiz coordinados por Darío Bernal-Casasola, catedrático de Arqueología en el departamento de Historia, Geografía y Filosofía de la UCA, y por Fernando Villada Paredes, arqueólogo de la Ciudad Autónoma de Ceuta, han desarrollando una serie de actuaciones arqueológicas en Ceuta, encargada por la Consejería de Educación y Cultura de la ciudad norteafricana, que ha dado como resultado diversos hallazgos de gran importancia histórica.
Estos estudios se desarrollaron en el interior del denominado Baluarte de la Bandera, parte de las imponentes fortificaciones de época portuguesa y moderna que permitieron la defensa de la ciudad. Estas estructuras poliorcéticas, conservadas íntegramente, albergan en su interior innumerables restos de época medieval y romana, pertenecientes a las fases más antiguas de la ciudad de Ceuta.
Estas excavaciones arqueológicas han permitido descubrir en primer lugar parte de la posible muralla urbana de la ciudad romana de Septem Fratres, construida entre finales del s. II e inicios del s. III d.C., no conocida con anterioridad a la realización de estas excavaciones. Se trata de paramentos construidos en opus incertum con alzados conservados de más de tres metros de potencia. En su base se han reutilizado varios elementos arquitectónicos decorados (sillares con semicolumnas), que indican la existencia en las inmediaciones de edificios públicos altoimperiales, que fueron desmantelados cuando se construyó la muralla.
Muralla de época tardorromana
Asimismo, y de especial relevancia ha sido la localización de un tramo de más de tres metros de longitud y 2,5 metros de altura de una muralla de época tardorromana “muy bien construida con sillería y argamasa, relacionable con la muralla bizantina que el emperador Justiniano mandó construir cuando conquistó la ciudad de Septem en el año 534”, como explican los expertos de la UCA. De ella, “teníamos datos a través de las fuentes documentales (citada por ejemplo por Procopio en su libro De Aedificiis), pero nada más. Por ello, este hallazgo es relevante a nivel nacional, ya que hay muy pocas evidencias arqueológicas sobre las estructuras defensivas construidas por los bizantinos en las ciudades conquistadas en la península ibérica y en el ámbito del Estrecho entre momentos avanzados del s. VI y VII d.C., siendo éstas las primeras, junto a algunos datos indirectos de Carthago Spartaria (Cartagena)”.
Además de ello, se han localizado evidencias de un terremoto que afectó a la ciudad en la segunda mitad del s. VII y que causó la ruina de parte de estas estructuras defensivas: las grietas verticales en estas estructuras y el desplazamiento en horizontal de parte de la fortificación (los llamados EAEs o Earthquake Archaeological Effects) verifican la importancia del seísmo. “Tampoco se tenía constancia previamente a estas investigaciones de terremotos en estos momentos de época tardorromana, ni en el Estrecho de Gibraltar, ni en el Norte de África”, como matizan desde la UCA.
Participación de diversos investigadores
Estos trabajos han sido debido a la participación de diversos investigadores de varias disciplinas, desde la arqueosismología a través del profesor Klaus Reicherter, de la Universidad de Aquisgrán; a la antropología física, gracias a Victoria Peña Romo, de la Universidad Complutense. También han trabajado en estos estudios varios ceramólogos (Leandro Fantuzzi, investigador Juan de la Cierva ne la Universidad de Cádiz) y doctorandos e investigadores predoctorales (José Alberto Retamosa y José Luis Portillo), junto a alumnos en formación. “Es la perspectiva interdisciplinar una de las características de estas investigaciones, que integra la colaboración de especialistas de diversos campos para la correcta interpretación del registro histórico-arqueológico”, como insisten desde el grupo HUM-440.
Tras la finalización de las excavaciones arqueológicas se procederá al estudio de las evidencias arqueológicas recuperadas, que son relevantes para el conocimiento de la economía y el comercio marítimo en el ámbito del Estrecho de Gibraltar en la Antigüedad Tardía, especialmente en pleno s. VII d.C., unas fechas para las cuales las evidencias arqueológicas son muy escasas en nuestra región, el llamado Círculo del Estrecho.