Fermín Cabanillas. Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla ha llevado a cabo un estudio minucioso sobre posibles contaminantes del aire interior y exterior en el entorno de edificios escolares andaluces con el objetivo de definir criterios apropiados para mejorar la calidad del aire en las aulas y así minimizar sus efectos adversos en la salud.
Tras analizar los datos obtenidos, los expertos aseguran que la calidad del aire de los centros andaluces es adecuada y que no se están dando efectos negativos sobre el rendimiento y la salud de los estudiantes. Además, en la mayoría de los casos, se ha comprobado que una adecuada ventilación natural es suficiente para garantizar unas condiciones interiores saludables.
Para realizar esta investigación se seleccionó un conjunto de 18 aulas con diferentes tipologías de construcción, ubicaciones, niveles de educación y posible afectación por fuentes de contaminación. Los años de construcción de estos edificios oscilan entre 1973 y 2014 mientras que las ubicaciones de los edificios se agrupan por: área urbana de alta densidad (Sevilla), áreas metropolitanas de densidad media (Tomares, Bormujos y La Rinconada) y áreas rurales en zona de montaña (Ronda). Los niveles de educación oscilan desde infantil (3-6 años); primaria (6-12 años); secundaria (12-16 años); y bachillerato (16-18 años).
Monitorización de medición continua de gases (CO, CO2)
Para estudiar la concentración de contaminantes del aire, los investigadores utilizaron sistemas de monitorización de medición continua de gases (CO, CO2), partículas en suspensión (PM2.5 y PM10) y TVOC (compuestos orgánicos volátiles totales). Asimismo, se colocaron muestras adsorbentes durante 5 días dentro de las aulas que se analizaron posteriormente en laboratorio, para la evaluación de 19 compuestos orgánicos volátiles y aldehídos específicos, como benceno, tricloroetileno, tetracloroetileno o formaldehído.
“Cuando hablamos de calidad del aire interior, los principales contaminantes a tener en cuenta son el dióxido de carbono (CO2), principalmente como indicador de una ventilación adecuada y las partículas en suspensión (PM2.5 y PM10). El radón es también otro contaminante de gran importancia en algunas localizaciones, el cual ha sido recientemente introducido en la nueva actualización normativa de edificación (CTE-DB HS), por su incidencia en el cáncer de pulmón. Además, otros compuestos orgánicos volátiles y aldehídos específicos, identificados de “alta prioridad” por la Organización Mundial de la Salud, deben considerarse”, explica el profesor de la Universidad de Sevilla Jesús Lizana.
Polvo en suspensión,
Los resultados de esta primera campaña de medición muestran que las principales fuentes de contaminación en las aulas parecen derivar del polvo en suspensión, la localización del centro en zonas de alta densidad de tráfico, así como su cercanía a emisores de gases de combustión (domésticos o industriales) u otros efluentes gaseosos industriales. Además, una amplia gama de materiales de construcción y decoración, productos de limpieza y otros productos específicos relacionados con las actividades que se desarrollan en las aulas pueden afectar directamente a la concentración de compuestos orgánicos volátiles y aldehídos.
Además, en una extensión del presente estudio, recientemente publicado en la revista Building and Environment, se ha demostrado la baja influencia de los centros educativos en la dosis diaria inhalada de contaminantes en el aire por los niños. Los resultados demuestran como los centros educativos son responsables sólo del 12% de la dosis diaria de contaminantes en el aire inhalados en los espacios interiores, siendo los hogares los microambientes con mayor tasa de exposición, responsables de hasta el 88% de los contaminantes inhalados.
Impacto en la salud
Respecto a las consecuencias sanitarias, los expertos señalan que los niños son más vulnerables y sensibles a los efectos nocivos de los contaminantes del aire, por sus mayores tasas de respiración en relación a su peso corporal, y a que sus sistemas respiratorios están aún en desarrollo. Diferentes estudios epidemiológicos han demostrado que la exposición de niños pequeños a contaminantes en el aire puede causar problemas respiratorios y afecciones graves, como sibilancias, asma y rinitis. Además, dicha exposición puede derivar en otros síntomas leves como dolor de cabeza, pérdida de concentración, somnolencia y cansancio, los cuales afectan directamente en el rendimiento escolar.
Medidas de prevención
Una apropiada ventilación natural es la mejor y más efectiva solución para evitar el conocido como “síndrome del edificio enfermo”. A pesar de que una ventilación mecánica es esencial en ambientes muy contaminados, con climatología adversa y de mucha actividad (para filtración de aire y mitigación del ruido exterior), en el caso de Andalucía, caracterizada en su mayor parte por un clima mediterráneo y ciudades de tamaño medio, una adecuada ventilación natural puede garantizar unas condiciones interiores saludables. Abrir las ventanas durante diez minutos permite renovar al completo el volumen de aire interior. Además, se recomienda evitar la acumulación de polvo, humos derivados de procesos de combustión interiores, y garantizar el uso de materiales de construcción, pinturas, barnices, adhesivos y productos de limpieza con un etiquetado que garantice una baja emisión de contaminantes. En este sentido el uso de productos con etiqueta EU Ecolabel es una garantía de ello.
Un proyecto a nivel Europa
Este trabajo científico se enmarca en el proyecto europeo ‘Interreg SUDOE ClimACT: Actuando en la transición a una economía baja en carbono en escuelas’, en el que han participado universidades, instituciones y centros de educación de Francia, Portugal, Gibraltar y España.
El principal objetivo del proyecto europeo ClimACT fue promover la transición a una Economía Baja en Carbono en centros educativos a través de la experiencia de la comunidad docente, investigadores y administraciones gestoras. Para ello, el proyecto reunió a socios y entidades asociadas con funciones complementarias de todos los países de la región SUDOE (España, Francia, Portugal y Reino Unido), coordinando el intercambio de buenas prácticas y la aplicación de soluciones conjuntas a los desafíos comunes que afectan a la sostenibilidad y la gestión eficaz de la energía, la calidad del aire y el medio ambiente en los centros educativos. El proyecto, con un presupuesto de un presupuesto de 1,3 millones de euros, un 72% procedente de los fondos FEDER y el resto de la iniciativa pública y privada, ha contado con la participación un total de 39 centros educativos europeos.
ClimACT ha sido galardonado con varios premios, destacando el primer premio europeo EU Sustainable Energy Awards 2019 – Youth Category, segundo lugar en The Interreg Talks: 6 projects, 1 slam, y finalistas en los RegioStars Awards 2018.