Redacción. España ha recibido esta mañana un nuevo casco celtibérico de los expoliados en los años 80 del pasado siglo del yacimiento de Aranda de Moncayo, en Zaragoza. Al igual que los siete cascos anteriores, la pieza ha sido entregada por Christian Levett, propietario del Museo de Arte Clásico de Mougins (Francia), quien lo ha recuperado con la única intención de entregarlo a las autoridades españolas.
La operación ha sido coordinada desde el Ministerio de Cultura y Deporte y ha contado con la colaboración del Gobierno de Aragón y la Embajada de España en París.
El casco se unirá a los siete ya depositados en el Museo de Zaragoza y será presentado en septiembre, una vez finalicen los trabajos de mejora del patio y vallado exterior del edificio.
La recuperación de estos cascos supone un éxito en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales y un ejemplo de colaboración y compromiso por parte de Levett.
Los siete cascos anteriores y la recuperación del octavo
En el acto de entrega de los siete cascos anteriores que se produjo el pasado mes de diciembre en la sede de la Unesco en París, el coleccionista Christian Levett, fundador y propietario del museo de Arte Clásico de Mougins (Francia), puso en conocimiento de las autoridades españolas allí presentes, que además de los siete cascos que entregaba en ese momento, adquirió en 2010 un octavo casco, del cual se había visto obligado a desprenderse posteriormente, pero sobre el cual creía que podría averiguar su paradero actual.
Meses más tarde, ya en plena pandemia, Levett comunicó que había localizado la pieza y que iba a tratar de recuperarla con la única intención de entregarla sin contraprestación alguna al Gobierno de España, para completar lo ya hecho y demostrar su firme compromiso en la defensa del patrimonio histórico y la lucha contra la ilegalidad.
Finalmente, el pasado 21 de julio, la directora del Museo de Arte Clásico de Mougins informó que la pieza había sido encontrada, adquirida en el mercado internacional y depositada en el centro, quedando a disposición del Gobierno español para que fuera repatriada cuando así se considerase oportuno.
Al día siguiente, el Ministerio de Cultura y Deporte aceptó el ofrecimiento e inició las gestiones para la organización del transporte, la obtención del permiso de exportación del Ministerio de Cultura de Francia, contando para ello con la inestimable colaboración de la embajada de España en París, y la entrega de la pieza en el Museo de Zaragoza, actuando en coordinación total con el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.
Fruto de este trabajo, en apenas 8 días se han podido realizar todas las gestiones y en un tiempo récord, el casco ha llegado hasta Zaragoza, donde se unirá a los siete que allí están depositados desde el mes de diciembre.
Arátikos: expolio, investigación y sentencias
Los cascos devueltos a España proceden de la ciudad celtíbera de Arátikos, erigida en la Edad del Hierro y destruida por el ejército de Roma entre los años 74 a 72 antes de Cristo, con motivo de las guerras sertorianas que también acabaron con Numancia. Este asentamiento se situaba en el llamado Cerro de Castejón, sobre la localidad de Aranda del Moncayo, en Zaragoza.
Desde finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo XX, la necrópolis fue expoliada de manera sistemática por dos vecinos que llegaron a reunir una extraordinaria colección de piezas metálicas celtíberas correspondientes a la edad del Hierro.
Entre los hallazgos se encontraban restos y fragmentos de un lote de cascos celtíberos de factura hispano-calcídica, que fueron exportados ilegalmente al extranjero por los autores del expolio con la colaboración de un anticuario español, residente en Suiza. Los cascos se vendieron en el mercado internacional.
Varios investigadores alertaron al Ministerio de Cultura y Deporte sobre el posible expolio de un yacimiento celtibérico, si bien la falta de pruebas y la usencia de evidencias arqueológicas que pudieran relacionar los cascos con un yacimiento concreto, impidieron avanzar en el asunto durante un tiempo.
Las investigaciones continuaron y, finalmente, la colaboración del Gobierno de España, el Gobierno de Aragón, la Fiscalía de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico y la Guardia Civil, culminó en marzo de 2013 en la operación Helmet I, con la detención de uno de los autores del expolio y la intervención en su domicilio de 4.000 piezas arqueológicas. Cinco meses más tarde se cerraba la operación Helmet II, que detuvo al segundo autor del expolio, y logró la incautación de 2.000 piezas arqueológicas más.
Los dos detenidos fueron condenados en julio de 2018 por la Audiencia Provincial de Zaragoza a penas de cárcel y multas, así como a la entrega y adjudicación al Estado Español y a la Comunidad Autónoma de Aragón de todos los bienes arqueológicos intervenidos.
Dicha sentencia ha sido ratificada a finales de junio de 2020, por la Sala II del Tribunal Supremo, señalando el Alto Tribunal que la destrucción del contexto arqueológico del yacimiento, ha impedido que los especialistas conocieran datos fundamentales que podrían haber modificado la información y conocimiento de los pueblos prerromanos de la Península Ibérica.