Investigadores españoles descubren una nueva especie extinta de roedor de grandes dimensiones

Investigadores españoles descubren una nueva especie extinta de roedor de grandes dimensiones

Redacción. La revista estadounidense Journal of Vertebrate Paleontology ha publicado el descubrimiento de una nueva especie extinta de roedor múrido (ratas y ratones del viejo mundo) de grandes dimensiones encontrado en el yacimiento de Guefaït-4, en la provincia de Jerada, al noreste de Marruecos. El hallazgo ha sido realizado por investigadores e investigadoras del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social9 y de la Universidad Rovira i Virgili (URV) en colaboración con expertos de la Universidad Mohamed I de Oujda. La nueva especie ha recibido el nombre de Golunda aouraghei, en honor al profesor Hassan Aouraghe, de este centro universitario, por su trabajo en la cuenca sedimentaria de Aïn Beni Mattar y sus aportaciones científicas sobre el Cuaternario de Marruecos.

Golunda aouraghei vivió hace unos 2,6 millones de años y es considerablemente de mayor tamaño que los representantes actuales de su género. “Se estima que su masa corporal era de unos 150-170 g, en comparación a los 60 g del actual Golunda ellioti o de los 25 g del ratón de campo (Apodemus sylvaticus)”, comenta Pedro Piñero, investigador del IPHES, de la Facultad de Ciencias Naturales y del Museo de la Universidad Nacional de La Plata (CONICET, Argentina).

Antepasado de la rata india de arbusto

Actualmente, el género Golunda sólo tiene un representante viviente, Golunda ellioti o la rata india de arbusto, cuya distribución se restringe a Asia (Irán, India, Paquistán, Nepal y Sri Lanka). Sin embargo, durante el Plioceno (hace entre 5,3 y 2,6 millones de años) este múrido también habitaba el continente africano, identificándose restos fósiles tanto en Etiopia como en Argelia y Marruecos. “Se piensa que este género es originario del norte de la India, y que durante el Plioceno consiguió alcanzar África cruzando a través de los dos extremos del mar Rojo (Península del Sinaí y estrecho de Mandeb), de forma que consiguió asentarse tanto al norte como al este de este continente”, observa Pedro Piñero.

Los roedores fósiles pueden aportar valiosos datos en los estudios paleontológicos, ya que, gracias al análisis de su morfología dental, por una parte, pueden servir como indicadores de la edad de los sedimentos donde se encuentran, y por otra, pueden ayudar a inferir las condiciones ambientales y climáticas que reinaban en un lugar determinado. Así, en este caso, la importancia de este descubrimiento radica en que es el último representante de su género en el continente africano y tiene grandes implicaciones para profundizar en la biocronología del norte de África. “Su morfología dentaria, por ejemplo, refleja adaptaciones a una dieta más abrasiva que la de su ancestro, debido al incremento de la aridez al final del Plioceno e inicio del Pleistoceno en el norte de África”, puntualiza el mismo investigador.

La mayor parte de los roedores fósiles se definen sobre la base de sus dientes, ya que es el elemento que más información aporta a nivel de especie y que mejor y en más cantidad se suele conservar. Al mismo tiempo, la morfología dental registra perfectamente los cambios a lo largo de la evolución de los linajes y su posible relación con adaptaciones a cambios en las condiciones climáticas y ambientales. En este caso, se ha observado que Golunda aouraghei refleja adaptaciones a condiciones climáticas más áridas con respecto a las de su ancestro, originario de Argelia. Así, sus dientes muestran un aumento de las conexiones entre los tubérculos y un incremento de la superficie de masticación, lo cual se asocia a una adaptación hacia una dieta más abrasiva, tal como la herbácea.

A pesar del intento de Golunda aouraghei por adaptarse al incremento de aridez, esta especie no consiguió sobrevivir, poniendo fin a la presencia de su género en África. “Con ella, se extinguieron otras especies que, adaptadas a condiciones más favorables, no resistieron los importantes cambios climáticos acaecidos al inicio del Pleistoceno”, señala Pedro Piñero.

Último representante de su género en África

Además, se pensaba que el género Golunda había desaparecido del continente africano casi medio millón de años antes, durante el Plioceno superior. Golunda aouraghei se convierte de este modo en el último representante de su género en África, extendiendo su presencia en el continente hasta el límite Plioceno-Pleistoceno (hace unos 2,6 millones de años).

Los restos de la nueva especie se recuperaron a través del lavado y tamizado del sedimento extraído del yacimiento de Guefaït 4 durante las campañas de excavación en el norte de Marruecos, un emplazamiento que ha ofrecido una numerosa cantidad de fósiles, tanto de grandes como de pequeños vertebrados.

El hallazgo se enmarca en el proyecto de investigación “Evolución del poblamiento humano durante el Cuaternario en Marruecos Oriental: Aïn Beni Mathar – Guefaït (Provincia de Jerada)”, que tiene lugar en la región de Marruecos Oriental. Es fruto de quince años de cooperación del IPHES y la Facultad de Ciencias (Departamento de Geología) de la Université Mohamed Premier de Oujda (Marruecos), aunque en la actualidad participan investigadores de 14 instituciones españolas, marroquíes y de otros países. Durante este tiempo se han realizado prospecciones geoarqueológicas sistemáticas en la cuenca que han permitido documentar un patrimonio arqueopaleontológico excepcional..

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