Redacción. Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) acaban de descubrir un mecanismo de mutación implicado en el desarrollo de los cánceres humanos que pone en el punto de mira a los retrotransposones, regiones de ADN hasta ahora ignoradas que explican el origen y progresión de ciertos tumores y abren nuevas vías de prevención y tratamiento de esta enfermedad.
El trabajo, el mayor realizado hasta la fecha en el campo de la genómica del cáncer, incluye el análisis genómico de tumores en casi 3.000 pacientes y 38 tipos diferentes de cáncer. Este trabajo se enmarca en el consorcio internacional Pan-Cancer, una iniciativa de enorme envergadura para el estudio de las bases genéticas del cáncer, en la que participaron durante siete años cerca de 1.000 investigadores de todo el mundo.
Publicación del descubrimiento
Los resultados de esta investigación se han publicado este miércoles en Nature y Nature Genetics. Según el primer firmante del trabajo e investigador de la USC, Bernardo Rodríguez-Martín, “identificamos un nuevo mecanismo de mutación que consiste en que cuando los retrotransposones se movilizan en el genoma tumoral, algo que ocurre con más frecuencia que en las células no tumorales, pueden producir pérdidas enormes de material genético en el punto en el que se integran”.
“Estas pérdidas causadas por la integración de retrotransposones pueden implicar la desaparición de genes que son importantes en el mantenimiento del funcionamiento normal de una célula y, cuando esto ocurre, facilita la aparición del cáncer. Esta nueva clase de mutación en cáncer es particularmente frecuente en cuatro tipos: esófago, cabeza y cuello, pulmón y colorrectal”, concluye Rodríguez-Martín.
Los científicos piensan que este descubrimiento tendrá un impacto a corto plazo en la mejora de los diagnósticos oncológicos y en el pronóstico sobre la evolución de los pacientes; y a medio plazo en los tratamientos dirigidos a frenar este mecanismo de mutación, algo en el que el equipo de investigación ya está trabajando.
Una posible solución médica rescatada de la basura
Los retrotransposones representan una parte importante de nuestro material genético, hasta un 75%, y fueron hasta no hace mucho considerados ‘ADN basura’ debido a su naturaleza repetitiva y a la ausencia aparente de funcionalidad. Este concepto erróneo llevó a muchos científicos a no profundizar en su papel determinante en el cáncer. Frente a esto, José M. C. Tubío, director del grupo Genomas y Enfermedad del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la USC (CiMUS) y su equipo, vienen desarrollando desde 2010 “algoritmos bioinformáticos dirigidos al estudio de esta materia oscura y encontramos varios tesoros”, apunta.
Solo 16 retrotransposones, los volcanes que hay que vigilar
No satisfechos con descubrir la importancia de los retrotransposones, los investigadores de la USC quisieron ir más allá y acotar el campo de estudio. Por eso trabajaron para identificar aquellos que tienen mayor actividad en el genoma tumoral, ya que serían estos hacia los que habría que dirigir las terapias. Consiguieron señalar entre 100 y 150 retrotransposones que se activan en el cáncer. De todos ellos, tan solo 16 resultan de especial interés porque son muy activos causando más de las tres cuartas partes de todas las mutaciones originadas en un tumor. “Estos retrotransposones se comportan como volcanes, pudiendo estar silenciados durante mucho tiempo y, de pronto, explotar de forma muy violenta, promoviendo decenas o cientos de mutaciones en el genoma tumoral”, explica Tubío.
Aplicación clínica
Los investigadores ya trabajan para poder trasladar los resultados de su análisis a la clínica. Según Bernardo Rodríguez-Martín “a corto plazo, esperamos que tengan impacto en la mejora de los diagnósticos y en el pronóstico sobre la evolución de los pacientes oncológicos. De hecho, disponemos de datos preliminares”. Tubío añade que “en nuestro laboratorio ya estamos llevando a cabo pequeñas pruebas de concepto, probando diferentes tratamientos para frenar este proceso mutacional tan relevante en algunos tipos de cáncer”. “Mientras todos mis compañeros centraban su atención en los genes de nuestro genoma, yo me dedicaba a buscar en el ADN basura”, apunta el doctor Tubío.