Redacción. Las garras de águila son consideradas los primeros elementos utilizados como ornamentos personales, en una práctica que se remonta a los neandertales y que se extendió por el sur de Europa hace entre 120.000 y 40.000 años. El 2019, una investigación liderada por el IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social) evidenciaba por primera vez el uso ornamental de las garras de águila en la Península Ibérica. La revista Science Advances se hizo eco en la portada de este hallazgo, que tuvo lugar en el yacimiento de la Cova Foradada de Calafell (Tarragona). Un ranking de seis descubrimientos del 2019 que destaca el grupo de revistas científicas PLOS, y que también menciona el Smithsonian Magazine, la sitúa en la posición número 4 del TOP.
En su justificación, el grupo PLOS parte de que las primeras representaciones sobre los neandertales, especie que vivió en Europa y el oeste de Asia entre hace unos 400.000 y 40.000 años, los retrataban como seres brutales y poco inteligentes, pero las investigaciones posteriores han ido demostrando que eran una sociedad compleja, cazadores con una tecnología avanzada, que enterraban a sus muertos y cuidaban de los enfermos y heridos. La gran incógnita era saber si tenían o no capacidad para crear una cultura simbólica, como los humanos modernos que llegaron a territorio neandertal en Europa y dejaron un gran abanico de pinturas rupestres y artefactos culturales que podrían considerarse arte.
El hallazgo
En noviembre pasado, un equipo de investigación liderado por Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA), investigador asociado del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social) y miembro del equipo de investigación de un proyecto del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la Universidad de Barcelona (UB), firmaban un artículo en la revista Science Advances donde documentaban por primera vez el uso ornamental de las garras de águila en la península Ibérica hace sobre 44.000 años atendiendo a un hallazgo acaecida en el yacimiento de la Cova Foradada de Calafell (Tarragona). Entre los miembros del equipo también se encuentra Palmira Saladié, investigadora del IPHES y profesora asociada de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (URV).
El interés del hallazgo radica en que se trata de la pieza de este tipo más moderna que se ha documentado hasta ahora en el mundo neandertal y la primera localizada en la Península Ibérica. Esta circunstancia amplía los límites temporales y geográficos que se habían estimado para este tipo de ornamento de los neandertales. Se trataría «del último collar elaborado por los neandertales«, en palabras de Antonio Rodríguez-Hidalgo.
Los restos encontrados corresponden a la pata izquierda de una águila de dimensiones importantes. Por el tipo de marcas, y por analogía tanto con restos de varios yacimientos prehistóricos como con documentación etnográfica, los investigadores han determinado que el animal no se manipuló para el consumo sino con una finalidad simbólica. Las garras de águila son los elementos ornamentales más antiguos que se conocen en Europa, anteriores incluso a las primeras conchas de mar perforadas por los Homo sapiens sapiens el norte de África.