M.C. Contreras. Carmen pagaba 250 euros de factura eléctrica en su casa. Ahora paga 100 menos. Parece el slogan de una compañía eléctrica, pero es la consecuencia del trabajo que realiza un vecino de la localidad de El Saucejo, Sevilla, que se encarga de revisar las facturas de la luz de sus vecinos, para darles las pautas generales de cara a conseguir el máximo ahorro, ya sea con pautas de comportamiento en el hogar o con acciones directas a realizar con las compañías encargadas de proporcionar el servicio.
En esa pelea lleva algunos años Carlos Manuel Gago, natural y vecino de esta localidad, un ingeniero técnico de la empresa GRC Renovables Consulting, que un día a la semana se reúne con los vecinos en una oficina en el Ayuntamiento junto a la sede de la Policía Local.
Con Carmen, hubo que hacer lo que en apariencia fue un estudio concienzudo, “pero las visitas tienen una media de duración unos 15 minutos, y a partir de ahí cada vecino sabe lo que tiene que hacer para lograr el ahorro”.
En este caso concreto, “llegó con una factura elevada, y lo que se hizo fue pasarla al mercado regulado, se eliminó un seguro que le habían incluido y se le revisó la lectura del contador, con lo que la factura al mes siguiente disminuyó”.
De momento, eran 100 euros menos por el cambio al mercado regulado, 15 euros por eliminación del seguro y 10 por bajar la potencia optimizada”. Con todo, los vecinos suelen entrar en su oficina con un problema, y cuando salen tienen una media de ahora que bien justifica el rato de reunión.
Otros casos son, como mínimo, llamativos. “Vino una mujer con una factura que, según los datos revisados en el contador, tenía un gasto de 100 euros, se le hizo la solicitud del bono social, y eran 30 euros total”. Con otras facturas de luz se ha llegado a ahorrar en una sola vivienda 550 euros en este municipio de Sevilla.
Gestiones con la compañía. Carlos Manuel Gago cita casos concretos de vecinos que han podido ahorrar en su factura, y algunos son ciertamente llamativos. Cuando se le pide que cuente el que más le ha llamado la atención, recuerda que “una señora llegó con una factura de 535 euros, y desde la oficina llamó a la compañía y le comunicaron que la lectura era la real. Se realizó una reclamación con datos reales observados en el contador digital ya que la última lectura era real, pero la anterior está mal leída. Es decir, que la última lectura del Contador era de unos 2.350 kilowatios/hora, y la anterior según la factura era cero, pero mirando el contador comprobamos que no era cero, sino que era de 2150 kilowatios/hora, con lo que la diferencia de 0 a 2.350 no es igual que la diferencia de 2.150 a 2.350”. El ahorro, fue evidente.
En realidad, todo tiene una base matemática, pero también de lógica. “A la gente se le asesora sobre qué electrodomésticos tienen en la vivienda para optimizarle la potencia exacta y se le informa sobre la gama de soluciones que tiene el mercado eléctrico, y que la gente desconoce bastante”, en una iniciativa a la que acude “gente de todas las edades, todas las clases sociales, con mucha demanda de gente que acude para que se le gestione el bono social, y con un consejo básico; “aunque los contadores sean digitales y ponga consumo real, hay que mirar el contador, porque puede que la última consulta sea real, pero la anterior, no”. Tiene, además, un aspecto social, ya que se consigue la optimización del suministro y, de paso, concienciar sobre la importancia de eliminar emisiones de CO2.
Los números que presenta a la hora de hacer balance de su trabajo hablan a las claras, ya que en el primer año que sacó adelante esta idea pudo ayudar a unos 300 vecinos, con un ahorro total en el pueblo de unos 25.700 euros
Una idea se ha exportado a Pruna y otras localidades de Sevilla, para que otras personas también se beneficien de un ahorro en las facturas de la luz que, muchas veces, desconocen que pueden conseguir con sólo 15 minutos de reunión.