Europa Press. La directora de Altamira, Pilar Fatás, ha destacado que la conservación de esta cueva cántabra, conocida como la ‘capilla sixtina’ del arte rupestre, «siempre» ha condicionado las excavaciones llevadas a cabo a lo largo de la historia en su interior.
«La conservación de la cueva siempre ha condicionado todas las excavaciones realizadas en su interior», ha asegurado Fatás, durante su participación en el Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria que se desarrollan cada verano en la localidad de Puente Viesgo.
La directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira ha impartido una charla sobre la evolución histórica de una de las principales referencias mundiales del arte rupestre del paleolítico, y ha repasado también las distintas etapas de excavaciones e investigaciones arqueológicas realizadas.
«Santuario de arte excepcional». «Altamira es el santuario del arte rupestre excepcional realizado por los primeros humanos modernos», donde «los artistas buscaban su inspiración en la naturaleza», ha subrayado Fatás, para recordar que el arte que alberga esta gruta constituye una de las muestras «más completas» del paleolítico en símbolos, animales o representaciones de partes del cuerpo humano realizados con distintas técnicas.
Este legado es «fruto del tiempo y para referirse a él hay que hablar de las personas, de lo que eran los humanos cazadores y recolectores y del paisaje de su época», ha agregado.
En este sentido, ha recordado que la cueva, ubicada en Santillana del Mar, fue ocupada de manera continua durante 10.000 años y en las excavaciones arqueológicas realizadas en ella desde 1880 por Marcelino Sanz de Sautuola se han hallado niveles de cuatro períodos de la Prehistoria: el Magdaleniense, el Solutrense, el Gravetiense y los inicios del Auriñaciense (uno de los polícromos del famoso techo de Altamira tiene una antigüedad de 35.000 años).
De Sanz de Santuola a Joaquín González Echegaray. En su conferencia, Fatás ha repasado las distintas etapas de excavaciones e investigaciones arqueológicas realizadas en Altamira, desde los primeros trabajos de Sanz de Sautuola, que hizo las primeras descripciones de objetos hallados y en 1906 descubrió los niveles de Magdaleniense y el Solutrense.
Con posterioridad, el arqueólogo Hugo Obermaier halló otros niveles inferiores de la cueva y tras él Joaquín González Echegaray ya empezó a trabajar en el nivel del Magdaleniense inferior. Y hay que sumar también la aportación científica de otros arqueólogos, como Hermilio Alcalde del Río o Leslie Freeman.
Y las investigaciones del proyecto ‘Los Tiempos de Altamira’ en el año 2003 amplió el horizonte de estudio de la cueva y tres años más tarde se obtuvieron nuevas dataciones correspondientes al Gravetiense, en torno a hace 22.000 años.
La directora de Altamira ha concluido su repaso a las principales etapas de las investigaciones científicas con las excavaciones efectuadas en el exterior de la cueva entre los años 2008 y 2009, donde se han descubierto pinturas de cabezas de cierva realizadas con grabado múltiple datadas entre hace 15.000 y 14.000 años.
«La conservación de la cueva ha condicionado todas las excavaciones realizadas en su interior», ha asegurado Pilar Fatás.