Europa Press. Los restos del Apóstol Santiago estuvieron ocultos desde fines del siglo XVI a fines del siglo XIX «sin que nadie intentara buscarlos y los peregrinos no sabían que en el altar de la catedral compostelana no estaban las reliquias», ha relatado la catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela Ofelia Rey.
La catedrática adelantaba así parte del contenido de la conferencia abierta al público que imparte esta tarde en La Vidriera (Maliaño) a partir de las 19.00 horas, titulada ‘Paso a paso hacia Santiago de Compostela. Los Caminos del Norte en los siglos XVI al XIX’, dentro del marco de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).
En ella, según ha informado la UC en un comunicado, explicará el origen y la evolución del Camino que por el Norte se dirigía a Santiago de Compostela y lo comparará con el Camino Francés, «que iba por el interior y era más frecuentado»; y recorrerá históricamente el culto al Apóstol, «con sus períodos de auge y con las largas crisis que sufrió por muy diversos motivos, tanto religiosos como sociales y políticos».
Respecto a la autenticidad de los restos del apóstol, Rey cree que «no hay polémica» puesto que «los historiadores profesionales y todos aquellos que emplean fuentes documentales y de otros tipos» consideran que «la presencia de las reliquias es algo simbólico» que «forma parte de la tradición». Desde el principio de su aparición hubo muchas opiniones en contra de su autenticidad, sin embargo, considera que ésta «pertenece al ámbito de las creencias personales».
En opinión de la experta, el interés especial que tienen los Caminos del Norte es que «se trata de una ruta menos explorada que el Camino Francés, que en estos momentos está demasiado visitado». Además, «el camino del Norte forma parte de la tradición de la Francia del Sur y pasa por lugares de gran interés».
Con la charla, Rey busca separar la experiencia histórica del Camino de Santiago de su resurgimiento de los últimos años, ya que éste «responde a razones propias de la sociedad actual», como son la «valoración del contacto con la naturaleza el interés cultural por el patrimonio artístico o nuevas formas de sociabilidad».
«Entre los siglos XVI y XIX no había un peregrinaje ateo en el camino en el sentido actual«, aunque «había muchos visitantes escépticos, que iban a Compostela o pasaban por allí y manifestaron su desconfianza hacia el culto jacobeo». Asimismo, «muchos peregrinos no eran tales, sino aventureros, vagamundos o desertores».