Carlos Fernández / @karlos686. La lluvia que lleva dos días cayendo en Sitges no ha frenado las ganas de cine en el festival. Tras un retraso de casi 45 minutos en la primera sesión debido a una excursión de niños que venían a visitar la gran sala auditorio del hotel Melies de Sitges, pude ver una de las pelis con más incógnitas del festival: Dog eat dog, de Paul Schrader (guionista de Taxi driver y habitual de otros guiones de Martin Scorsese) con Nicolas Cage y Willem Dafoe. Una película bastante aburrida, sin capacidad de juego, mal planteada, que copia al peor Oliver Stone (aquel que dirigió Salvajes), que no tiene gracia, que no funciona y que, por desgracia, nos devuelve la imagen de un Schrader que, una vez más, se cree que por decir muchas palabrotas y hacer pelis llenas de drogas y de personajes extravagantemente violentos, hará algo que valga la pena. Una película acerca de tres criminales fracasados que quieren dar un golpe. En extremo fallida.
La siguiente sesión fue más satisfactoria. Se trata de otra de sección oficial, Blair witch, la esperada secuela de El proyecto de la bruja de Blair. La primera parte era, más que una película real, un curioso experimento de falso documental que levantó muchas ampollas y amores en su estreno hace casi 20 años. Esta segunda parte es muy parecida a la primera y no ofrece gran diferencia, salvo más tensión, terror y sustos. Por desgracia, los efectos de pegar un golpe a una barra de metal cuando hay un susto para que “todo” sea un susto sin tener mucho sentido, está muy presente en la película. Por lo demás es muy disfrutable, divertida (para los fans del terror más efectista) y recomendable.
Otra película que vi fue, también de sección oficial, Somnia, dentro de tus sueños de Mike Flanagan (el mismo que este mes estrena Ouija, el origen del mal). Se trata de una película con una propuesta de un, nada excepcional, convencionalismo perezoso. Unos padres, que perdieron a su hijo en un accidente doméstico, deciden adoptar a un niño con un don excepcional: sus sueños se hacen realidad, pero sus pesadillas también… Una mezcla de El escondite, La huérfana, Mamá y una telenovela televisada de fin de semana con pretensiones emocionales, que caen en el ridículo a menudo, al estilo Babadook (película que me gusta mucho). Su convencionalismo se basa en llegar al gran público con fórmulas ya conocidas por todos y, por tanto, previsible, aburrida y muy poco recomendable.
La última película del día fue todo un logro. Se trata de Desierto, la propuesta de Jonás Cuarón (hermano de Alfonso Cuarón y co-guionista de Gravity) rodada en español y nacionalizada en México. Desierto narra la historia de Moisés (Gael García Bernal), quien, junto con otros indocumentados, están cruzando a pie un estrecho camino de la frontera entre México y Estados Unidos buscando tener nuevas oportunidades del otro lado y reencontrarse con sus seres queridos. Este grupo es descubierto por Sam (Jeffrey Dean Morgan) un «vigilante» demente que disfruta asesinando a los migrantes. Ante la inclemencia del desierto, Moisés y Sam se enfrentarán a muerte. La película es un tour de forcé que recuerda a las, enormes, Apocalypto y El diablo sobre ruedas. Una película asfixiante, metafórica, acertada y muy, muy bien realizada, dirigida y fotografiada (con una excepcional banda sonora del grupo Woodkidz). Sin duda, la película del día. Mañana mucho más, aún faltan muchos platos fuertes.