Carlos Fernández / @karlos686. La noche del sábado 8 de octubre se vio recompensada para aquellos que fueron a ver (o mejor dicho, repetir) Aliens 2: El regreso, de James Camerón. La sesión se vio sorprendida con la visita del actor Michael Biehn (Terminator, Aliens, La roca), ocasión que aprovechó el famoso actor de culto, para responder preguntas del público. La película se visionó en la sala El retiro (una de las cuatro salas donde en Sitges habitan espectadores, prensa, profesionales…a todas horas).
El domingo 9 de octubre pude ver una película que fue presentada en la sección “Una cierta mirada” de Cannes, titulada La transfiguración, de Michael O’shea como guionista y director. La ópera prima del director estadounidense es una historia protagonizada por un vampiro adolescente (perfil absolutamente Sitges), que vive en un barrio marginal, enamorado de una chica muy diferente a él, pero que sin duda tienen mucho de que hablar. El descubrimiento de la culpa, la responsabilidad, el amor, el instinto… se resumen en dos personajes que se diferencian en algo tan necesario de hacer como crear una peli de vampiros que critique, directamente, a la saga Crepúsculo en base a crear una obra para amantes del cine vampiresco que homenajea, a su vez, a Nosferatu y Déjame entrar (la sueca, por supuesto; no la americana). Una correcta, eficaz e inteligente propuesta que entretiene, divierte y atrapa.
Por otro lado, estuvo la película de sección oficial Museum. La película japonesa de Keishi Ohtomo ha tenido su premier mundial este domingo día 9 en el gran auditorio Melia Sitges con presencia en sala de su mismo director. La película narra la investigación de un agente de policía en busca de un asesino en serie con una máscara de rana en la cara; lo que no sospecha este agente de policía es que el asesino le tiene muchas sorpresas reservadas.
Se trata de un título que tiene el “sello Sitges” desde el minuto 1, un ritmo trepidante y una eficacia (propia de las películas de “serial killer” japonesa) tan exagerada como entretenida. Es una película que, efectivamente, funciona y cumple con la sed de sangre y psicopatía japonesa tan demandada por estos lares. Es una película con un pulso y un cachondeo genial.
Finalmente, visioné Train to Busan, también de sección oficial. Una película de zombies sobre solidaridad y familia. Sí, sí, han leído bien. Train to Busan es una gamberrada zombie (hay que verlos en Sitges, obligatorios) con un sentido del humor bizarro y una vena emocional bastante lamentable. El espectáculo y la diversión están garantizados pero es una película cuyo guión no puede tomarse en serio cuando viene alguna escena más dramática.
Todavía llevo solo dos días, es pronto para hablar de alguna favorita; quedan muchos platos fuertes…
Más historias
Una banda sevillana pone sintonía a la última campaña de Google
Ángela Molina, galardonada con el Goya de Honor 2021
“El primer ser humano que pisará Marte ya ha nacido”