‘El recuerdo de Marnie’, una fábula sobre la amistad, la familia y la soledad

Imagen de 'El recuerdo de Marnie'.
Imagen de ‘El recuerdo de Marnie’.

Carlos Fernández / @karlos686. “Esta es mi opinión hoy y en este momento de mi vida”. Tras la marcha de Hayao Miyazaki (La princesa Mononoke, Totoro, El viaje de Chihiro…) muchos temían por la supervivencia de los estudios Gibli pero, según parece, El viaje de Marnie, pese a poder ser su última obra junto a la recién estrenada también El cuento de la princesa Kaguya, es una digna continuación a la marcha del maestro que confirma a la Gibli como uno de los estudios de animación más importantes de la historia del cine.

Anna, doblada al castellano fantásticamente por Michelle Jenner, es una preadolescente depresiva, solitaria y enferma de asma. La cosa no podía pintar peor cuando en su vida aparece Marnie, una joven dispuesta a ser su amiga sin hacer preguntas; pero sí hay una pregunta en la cabeza de Anna: ¿quién es Marnie?

La predisposición que ofrece El recuerdo de Marnie al espectador es la de un drama lúgubre con un toque de alegría, lo que vendría a ser una fábula; una fábula sobre la amistad, la familia, la soledad y cómo las tres forman una relación tan surrealista como misteriosa

¿Qué se esconde en la cabeza de Anna? ¿Y en la de Marnie? ¿Es el mundo tal y como lo vemos? Las preguntas a las que se enfrenta la protagonista de esta maravillosa película de animación resultan una encrucijada para aquellos que, aún siendo mayores, seguimos estando tan en pañales como la joven protagonista.

Una historia de amor triste, inolvidable y con un final que te obligará a querer repetir. Ahora estoy a la espera de visionar El cuento de la princesa Kaguya esta semana y ver así las dos últimas películas de la Gibli.

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